Los moldeadores del 'Nuevo Anchústegui'
Dos usuarios de Lantegi Batuak se suman al grupo de voluntarios que restaura este barco en el Itsasmuseum. «Cada día hacemos algo nuevo»
Los miércoles y viernes, de 10.30 a 14.00 horas, el proyecto Erain de recuperación del oficio de carpintería de ribera en Bizkaia, puesto ... en marcha por Itsasmuseum, tiene ayuda extra. Se trata de Igor Porset y Agurtzane Riego. Ellos son dos de los 780 usuarios del servicio ocupacional de Lantegi Batuak, dirigido a facilitar «la inclusión social y el bienestar de las personas con mayores necesidades de apoyos». Ambos están inmersos en la restauración del 'Nuevo Anchústegui', la embarcación de bajura de gran porte más antigua que se conserva en Bizkaia.
La organización sin ánimo de lucro decidió el pasado año repensar su servicio ocupacional, y que, en lugar de estar centrado en la orientación al empleo, ofrezca a los usuarios la posibilidad de colaborar con la comunidad. La del Museo Marítimo es, explica Iraia Zornoza, responsable del servicio, la «primera experiencia» bajo el paraguas del nuevo modelo, que tiene también un enfoque «intergeneracional» de la mano del programa BBK Topa.
Igor y Agurtzane, personas con discapacidad intelectual, empezaron a trabajar con los otros 42 voluntarios en junio. Ella, de 42 años, cumple dos décadas este año en el taller de Lantegi Batuak en Zorroza. Y salir de la monotonía, con dos días por semana acudiendo a Itsasmuseum, ha sido casi como un regalo. Está volcada con la restauración de la rueda del timón del citado barco, construido en los Astilleros Arriola de Ondarroa en 1958. «Es muy metódica», confirma Javier, restaurador jubilado del Museo Vasco y con quien se afana en esa labor. Incluso, bromea ella, echa «alguna bronca» si alguien no deja la mesa de trabajo lo suficientemente ordenada.
Tanto desde Erain como desde Lantegi Batuak quieren ampliar el convenio -termina en diciembre- y valoran incorporar nuevas funciones, como que algún usuario de la organización ejerza de guía en la exposición sobre carpintería de ribera, a lo que Agurtzane se ofrece rápidamente. Igor, de 32 años y adscrito al taller de la entidad en Getxo, no lo ve tan claro. Le pone «nervioso» eso de hablar a grupos de desconocidos. De momento prefiere dedicar su jornada en este proyecto, «tres horas y media que se pasan rápido», a seguir lijando el casco de la embarcación y construir el puente, sus últimas tareas, aunque destaca que «cada día hacemos algo nuevo».
Pese a esa suerte de miedo escénico, le ha tocado más de una vez intervenir en público, tanto en las visitas de escolares a las instalaciones en las que trabaja de forma habitual como en la presentación de su libro. Porque este vecino de Algorta también tiene alma de escritor. «Hago cosas que me sorprenden, que yo pensaba que no podía hacer y las he hecho; es como los libros, que no pensaba escribir uno y lo hice», confiesa.
- ¿Y sobre qué es el libro?
- Sobre mi vida.
Su autobiografía, publicada de la mano de la Fundación Athletic -es jugador en el equipo Genuine- se titula 'Ser Williams'. Y, si alguien piensa que los protagonistas son Iñaki y Nico, está equivocado. El título responde al síndrome de Williams, enfermedad genética caracterizada por un trastorno del desarrollo con la que nació Igor. En el museo -coinciden los dos voluntarios- «estamos en familia». Pero no son los únicos que se sienten así. «Es un gusto tenerlos con nosotros, que somos un grupo diverso, y aunque ya de antemano sabíamos que la experiencia, que es nueva para todos, iba a funcionar, ahora estamos muy contentos», afirma el responsable de Erain, Jon Ispizua
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