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Axpe impartió una charla en el marco de la Semana de la Ciencia de Barakaldo. PEDRO URRESTI
Eneko Axpe: «Se puede llegar de Zuazo a la NASA»

Eneko Axpe: «Se puede llegar de Zuazo a la NASA»

Eneko Axpe, el científico baracaldés que investiga para la agencia espacial americana, regresa a la localidad fabril para trasladar su pasión por la ciencia a los jóvenes

SERGIO LLAMAS

BARAKALDO.

Martes, 12 de noviembre 2019, 01:00

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Cuando al baracaldés Eneko Axpe, de 33 años, le llegó el momento de elegir carrera, en la primera casilla marcó física, como segunda opción eligió comunicación audiovisual y de tercera IVEF (para ser instructor de gimnasia). Obtuvo plaza para la primera y aquello supuso el despegue de un itinerario que le ha llevado a completar dos másteres en física de materiales y en biología molecular y medicina, un doctorado en física de materiales entre la UPV y la Universidad de Oxford, un postdoctorado en la de Cambridge, una estancia en Harvard y una beca Marie Curie para trabajar con la Universidad de Stanford y la NASA. «Estoy metido en mil líos», resume el joven, que cuando no está resolviendo los problemas que el viaje a Marte ocasionará en los huesos de los astronautas compone música de hip hop en euskera. El próximo día 13 presenta su disco 'Vmme Saharra'.

Pero la semana pasada Axpe regresó de San Francisco, en California, a su Barakaldo natal. Lo hizo para participar en la Semana de la Ciencia. Además de dar una charla abierta al público, también ofreció otras dos para más de medio millar de alumnos de cuatro colegios. Allí les habló de su trabajo en la NASA y de la misión Artemis con la que colabora para llevar una mujer a la luna en el año 2024 (hasta ahora las 12 personas que han pisado su superficie entre el 69 y el 72 han sido hombres) y poner un pie en Marte en la década del 2040. La charla incluyó escuchar los sonidos captados en Marte y tocar una roca lunar. «Hay que hacer la ciencia sexy», defiende.

Así fue como despertaron su vocación cuando estudiaba en Beurko. «Mi profesor de física, Javi Ibarra, me cambió la vida haciendo que la física fuera interesante y confiando en mí. Lo mismo hizo mi director de tesis, Fernando Plazaola. Es importante tener mentores y gente que apueste por ti», subraya. Con sus charlas, él también quiere despertar esas vocaciones. «El mensaje que les quiero transmitir es que en Barakaldo, y en Euskadi, no somos menos que nadie. Los japoneses o los americanos no son más listos que nosotros. Se puede llegar de Zuazo a la NASA», asegura recordando su primer colegio.

Alta cocina

Por eso, tiene claro que aunque ahora vive al otro lado del mundo, volverá a su tierra. Quiere devolverle a la sociedad vasca lo que le ha dado. «Siempre estaré agradecido con quienes apostaron por una educación pública de calidad y por dar oportunidades a la gente, porque si no hubiera sido por eso y por las becas que he recibido nunca lo hubiera conseguido. No es solo el esfuerzo personal, es el de toda la sociedad», reitera.

Por el momento, permanecerá al menos los dos próximos años de beca en el centro de investigación Ames de la NASA para predecir el comportamiento de los huesos de los astronautas. La gravedad cero y la radiación espacial les hace perder densidad ósea.

También con el estudio que desarrolla con la Universidad de Stanford sobre hidrogeles, con aplicaciones en el campo de la regeneración de tejidos y el trasplante de órganos. En el futuro, la vida le puede llevar por diversos caminos, algunos tan extraños como el de la alta cocina. No en vano, ha colaborado con chefs como Eneko Atxa, Andoni Luis Aduriz o Joan Roca. «Están tan al borde de la innovación que necesitan científicos».

No es solo gastronomía. La física de materiales en la que él trabaja podría ayudar a luchar contra el cambio climático, ya que el ganado es uno de los principales problemas detrás del consumo de agua y de las emisiones nocivas. «Es un tema en el que estoy muy interesado. Se está trabajando en crear carne a base de plantas, porque en el mundo de las plantas están todos los elementos necesarios: aminoácidos, grasa, proteínas...», explica.

Por el momento, sigue provocando levantamiento de cejas a su paso cuando explica que hace música. Sospecha que el motivo es el género. «Si tocase el violín les parecería más normal, pero lo que yo hago es hip-hop y música electrónica. En California no lo ven como algo raro, pero aquí me miran como a un loco. En Euskadi me siento un marciano», se ríe.

Quizás todo tiene que ver con que su vocación real es crear. «En la carrera de física lo pasé mal, porque solo era estudiar y hacer exámenes yo solo. Lo apasionante es llegar a algo que nadie ha visto antes en la historia de la humanidad. Es un subidón tremendo», reflexiona.

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