Vallan la histórica casa Etxetxu del Puerto Viejo por problemas de seguridad

Pero los propietarios arrancarán en mayo con las obras, tras achacar que lo sucedido obedece a «los vendavales» y a «las vibraciones causadas por unas obras cercanas», según Natxo Ugarte, uno de los dueños de este edificio. Pretenden remodelarlo para habilitar dos apartamentos turísticos en la zona superior y un museo del barrio pesquero y del kalimotxo en la inferior, centro tradicional de reunión de los residentes en la zona.

Todo se precipitó la semana pasada. Una vecina advirtió que había caído una teja y los Bomberos intervinieron. «No dieron importancia a lo ocurrido», asegura Ugarte, quien reconoce que «se agrandó la grieta que ya tenía el edificio en la fachada». Los propietarios recuerdan que disponen de un estudio arquitectónico previo que ya apuntaba «el estado ruinoso» en que se encontraba la casa. Y ahora tienen otro reciente en el que aseguran que no hay motivos para la alarma por lo que sucede. No obstante, «las vibraciones procedentes de la obra cercana recomiendan no actuar aún». Según este propietario, la pretensión es empezar los trabajos enmayo. Si así fuese, este pequeño refugio vecinal y atractivo para los turistas estaría cerrado más de tres meses. Hay que recordar que ya en 2018 la Administración local concedió la licencia para habilitar en esa zona el Museo del Kalimotxo a sus propietarios y un par de apartamentos turísticos, pero los retrasos se acumulan.

«Ahora estamos recibiendo los presupuestos de las obras de rehabilitación», explicó Ugarte a este periódico. La pretensión es empezar con los trabajos en dos meses para rehabilitar el edificio y devolverle parte del aspecto que tenía, aunque presentará cambios en su interior. El mejor gancho turístico del que dispone es el de unas vistas privilegiadas al Abra, al tener la fachada posterior un ventanal que permite disfrutar del paisaje.

Pero sus dueños no pretenden acabar con ese lugar de encuentro que siempre ha sido el Etxetxu en la parte inferior, la única cubierta en el histórico barrio. Allí recordarán como se bautizó el kalimotxo en la década de los 70, después de que a la comisión de fiestas del Puerto le entregaron todo el vino picado y tuvieran que idear mezclarlo con Coca-Cola para poder venderlo sin que se notara en el sabor. Cuentan que cuando estaban pensando ponerle nombre al combinado, aparecieron de repente Kali y Motxo -los motes que pusieron a un par de integrantes de la cuadrilla-. Así bautizaron al brebaje.

Aparte de este museo, Natxo Ugarte señala que dispondrá de otros elementos para explicar el tipo de vida que ha caracterizado a este núcleo de pescadores y muchas de las peculiaridades que caracterizan al barrio con mayor atractivo turístico de Getxo.