¡Bilbaoshadowlagun!
El Ayuntamiento informa de dónde hay sombras para protegerse del calor, cosa que ya saben hasta los animales de la sabana
Hemos estado viajando este último mes por latitudes tórridas. Por sitios con un calorazo criminal, inhumano, incapacitante. Allí la gente había desarrollado un mecanismo sofisticadísimo ... de adaptación al medio: se quedaba en su casa, o se metía en edificios con aire acondicionado, o se ponía debajo de un árbol, o debajo de cualquier sitio escapando del sol. De eso va la evolución, claro. De adaptarse al medio. Como cuando de pequeños nos mandaban a los recados bajo el astro ardiente y nos decían 'vete por la sombra'. No nos decían donde estaba la sombra al no tenernos, quizás ingenuamente, por niños de entendimientos mermados.
Si hasta los animales de la sabana saben donde están las acacias solitarias y reposan bajo ellas, protegidos, esperando cazar o ser cazados, espantando moscas con el rabo con ese aire distraído que tienen siempre.
Pues se conoce que las administraciones contemporáneas han detectado en la ciudadanía urbana actual un menoscabo de estos automatismos naturales, cierta pérdida de capacidad para la búsqueda instintiva de emplazamientos donde protegerse de la calorina. Y ya es mala suerte que pase esto, este retroceso evolutivo, justo cuando el cambio climático llega con el lanzallamas. Un mal momento para volvernos lentitos de entendederas.
Para compensar este emburramiento social las administraciones contemporáneas informan al personal sobre dónde puede protegerse del sol. El Ayuntamiento de Bilbao se ha subido a este tren, cómo no; el de desentrañar dónde está la sombra mediante un análisis convenientemente retribuido. Y le ha dado porte y realce a la maniobra acudiendo a la nebulosidad rebuscada del lenguaje administrativo: no le llama 'sitios con sombra', sino 'red de refugios climáticos'. Hay mapas y todo. No conozco a nadie que los haya visto, pero yo sí los he encontrado en la página web municipal, que es muy intuitiva. También están en GeoBilbao, portal de referencia y de consulta diaria para gran mayoría de la ciudadanía local.
Pues son 131 refugios, y los hay exteriores e interiores. Los exteriores son parques con árboles, montes con árboles, plazas con árboles, y hasta se mencionan los puentes porque la gente se puede quedar debajo de ellos, a la sombra. Por ejemplo, el del Ayuntamiento. Los refugios climáticos interiores son un poco de todo: bibliotecas, centros municipales, museos, iglesias, estaciones, mercados, la oficina de turismo, El Corte Inglés, el centro comercial Zubiarte... Cosas así.
La lista no es muy exhaustiva. Es decir, es ampliamente susceptible de engorde. Así que, profundizando en la vocación de servicio público que caracteriza a esta sección dominical, aquí van algunas ideas de sitios donde meterse en jornadas tórridas: en el Eroski, el BM o el Mercadona, sobre todo por donde están los yogures; en la zona de congelados, mucho mejor. También en las tiendas de Amancio Ortega y en todas las demás cadenas de ropa, que ya se nota desde la calle el chorro poderoso de aire acondicionado. En realidad, cualquier tienda es mejor que los bajos de un puente. Incluso podría tenerse en cuenta la amplia red de establecimientos hosteleros que, además, despachan bebidas fresquitas. Esto no es gratis, pero reduce el riesgo de lipotimia y estimula la economía local.
El Ayuntamiento de Bilbao presentó este verano su red de refugios climáticos junto con los 'sombralagun'. Amigos de las sombras. No es una banda de death metal, es media docena de jóvenes que van con unos paraguas blancos diciéndole a la gente dónde hay sombra. Que menudo papelón. Y también dan sombra ellos mismos, porque se les concibe como un refugio climático móvil.
La formulación es ingeniosa, claro que sí. Pero puede ser más ambiciosa aún. Entendiendo, por ejemplo, los paraguas (o parasoles) como refugios climáticos unipersonales. Y montando un servicio municipal de préstamo de refugios climáticos unipersonales. Como Bilbaobizi pero en plan climático, con decenas de puntos donde recoger y dejar las sombrillas por toda la ciudad. Podría llamarse Bilbaosombra. O, como proyecto más global con guiños al turista, Euskalshadow. O, mejor aún, ¡Bilbaoshadowlagun!
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