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Exactamente a las 21.26 horas en Estados Unidos, las 03.26 horas de la madrugada en Bilbao. Ese ha sido el momento histórico en ... el que el vuelo inaugural de la ruta Nueva York-Loiu despegaba desde el aeropuerto de Newark, en New Jersey, a solo 25 kilómetros del corazón de Manhattan. Y lo ha hecho con 147 pasajeros a bordo, entre ellos el redactor que escribe esta crónica. Ha sido un instante que lo hemos saboreado. En gran medida porque la aerolínea, United Airlines, ha sabido darle un toque de solemnidad y trascendencia al estreno. Para la compañía, la cuarta más grande del mundo, abrir ruta con Euskadi podría ser un paso más en su política de expansión en España (cuenta con vuelos a otras cuatro ciudades del Estado y más de 70 a otros destinos en Europa), pero se lo han tomado en serio y han organizado una gran fiesta previa al embarque, conscientes de que para muchos de nosotros se trataba de algo especial.
La primera conexión transoceánica para Bizkaia ha aterrizado en Loiu a las 10.10 horas, con 35 minutos de adelanto respecto al horario previsto. El vuelo ha durado 6 horas y 44 minutos. El piloto ha optado por hacer la entrada hasta Gernika para virar después y aterrizar desde Derio. Nada más tomar tierra el sobrecargo del vuelo ha dado la bienvenida a los pasajeros con unas palabras en euskera: «Ongi etorri eta eskerrik asko».
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Lo que se ha vivido en el aeropuerto de Newark ha sido algo sorprendente, muy americano: discursos variados, corte de cinta, espectáculo, un photocall... No ha faltado ni 'La Macarena' de los Del Río ni el 'Aserejé' de las Ketchup, en mitad de una terminal que seguía con curiosidad lo que estaba aconteciendo en la puerta de embarque C82. La decoración, como si de una barbacoa familiar en un jardín de California se tratara, estaba compuesta por globos y guirnaldas rojas y amarillas. También había multitud de banderas estadounidenses y españolas. Por todos lados. Ninguna ikurriña, lo que nos ha causado cierta sorpresa a algunos pasajeros, que esperábamos más guiños a nuestra tierra. Pero con los 'yankees' ya se sabe: toman la parte por el todo y les parece que España está hecha toda de sol, toros y flamenco. Precisamente este es el tipo de música que ha amenizado el festejo. Toda instrumental hasta que han sonado las Ketchup, lo que ha supuesto ya el punto álgido del encuentro, coronado por una improvisada coreografía de varias auxiliares de vuelo.
Los viajeros nos lo hemos tomado muy bien. Con los estadounidenses viene a aplicarse el dicho de 'si no puedes con ellos, únete a ellos'. Y nos hemos divertido. Desde el minuto cero, muchos de los pasajeros se han hecho fotos en el estrado para inmortalizar la efeméride. La mayoría de ellos desconocía que se trataba de un vuelo inaugural. Como le ha pasado a la familia Solorzano, llegada en vuelo de conexión desde Houston, que no ha dudado en sumarse a la fiesta. Para ellos era una especie de aperitivo, porque empezaba lo bueno: dos semanas de vacaciones a todo lujo en San Sebastián. «Tranquilo que intentaremos pasar por Bilbao», me ha prometido la portavoz de sus nueve miembros, al decirle que EL CORREO es un periódico de la capital vizcaína.
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Cuando ha comenzado el acto protocolario, aún no había llegado el avión que nos debía trasladar a Bilbao, cruzando los 5.698 kilómetros que separan ambas ciudades. Pero en mitad de los festejos, donde solo se ha echado de menos unas cervezas y un poco de costillas con salsa barbacoa, ha aterrizado el 'Boeing 757-200', con capacidad para 176 plazas. Del aparato han descendido cerca de un centenar de pasajeros procedentes de Chicago. Han alucinado, pero alguno no ha dudado en quedarse a curiosear y tocar unas palmas flamencas.
Y, cuando la cosa parecía que empezaba a decaer, la tripulación, con el piloto a la cabeza, ha bajado de la aeronave y ha recorrido rápidamente la pasarela de embarque para saludar y ejercer de maestro de ceremonia. El capitán Park Learned, de unos cincuenta años, bien peinado y con una amplia y blanca sonrisa, ha dado mucho juego. Ha cogido el micrófono, no ha dejado de reírse y ha prometido llegar a Bilbao en seis horas y 41 minutos (el vuelo estaba prevista en 7 horas y media), en un gesto muy bilbaíno. Learned incluso se ha animado a concederme una pequeña entrevista en la que ha mostrado sus ganas de conocer nuestra ciudad, probar «su rica comida que me han dicho que es la leche» y caminar por su parte vieja. «Tendremos 75 horas antes de regresar al trabajo, así que aprovecharemos».
La fiesta ha seguido, cada vez con la gente más animada. Ya todo el mundo quería hacerse una fotografía para inmortalizar algo que a todas luces tenía que ser especial si United Airlines había realizado semejante despliegue. Todo han sido risas y buenas vibraciones para un pasaje muy heterogéneo. Entre los que viajábamos había un conglomerado de procedencias e historias personales llamativas. Había clientes de Bilbao, como Nerea y Jose, que han sido los primeros en llegar a la puerta de embarque. «Desconocíamos que este era el primer vuelo y nos ha parecido algo original», comentaba la pareja, que regresaba a casa tras siete días de vacaciones en Nueva York, que era «nuestro viaje soñado».
Después había viajeros que cruzaban el atlántico para reunirse con familiares en Euskadi, como Alex Nielsen Etxebarria, cuyos abuelos viven en Indautxu. «Compré el billete en cuanto anunciaron que estaba a la venta. Quería ser el primero en montar en este avión», contaba el joven, propietario de una pequeña empresa de ingeniería en Washington. Y, por último, había viajeros que volaban con la intención de ir de vacaciones a Euskadi, como los ya citados Solorzano o como Fred y Emma Wetzel, que pasarán cuatro días en la capital vizcaína y después tomarán un crucero en Getxo para remontar toda la costa francesa y rematar esta escapada con una visita a París.
El tiempo transcurría y en la puerta C82 parecía que nadie tenía prisa por montar en el 'Boeing'. El caso es que unos trabajadores han sacado una tijeras enormes y el capitán y varios responsables más de United Airlines han procedido a cortar una cinta que han colocado simbólicamente en mitad de la sala. La gente ha aplaudido y ha sonado 'La Macarena'. Un poco antes, la tripulación se había hecho una fotografía con el pasajero más joven: un bebé de apenas unos días, cuyos padres sujetaban orgullosos, mientras el fotógrafo de la aerolínea inmortalizaba el momento.
Pasado el punto álgido de la fiesta, aún con 'La Macarena' resonando, ha comenzado el embarque. «¿Están listos para la fantasía?», ha preguntado un directivo de United Airlines, a lo que algunos pasajeros han respondido gritando que sí. Una vez en el avión, un nuevo discurso, esta vez más breve, del piloto. Y a las 21.26 horas, tras un breve rodaje por la pista, el 'Boeing 757' ha echado a volar. En ese momento me he acordado de Iñaki Azkuna. Y de las palabras que ya había dicho en varias ocasiones en público pero que me repitió en cierta ocasión en privado cuando asistimos a un evento turístico hace unos 17 años. Él, como alcalde, y yo, como periodista. «Bilbao necesita una conexión con Nueva York. Eso nos pone en el mapa».
En el asiento, los pasajeros se han encontrado con un llavero de regalo con las iniciales de los aeropuertos de Bilbao (Bio) y Newark (EWR) y la fecha del vuelo inaugural. Además, había dos tarjetones con una ilustración muy bonita del skyline de la capital vizcaína: no faltaba la torre Iberdrola o el puente Zubi Zuri. En una de las tarjetas había un mensaje del presidente de United Airlines, traducido al castellano y el euskera.
El aparato se ha lanzado al aire a gran velocidad. No ha sido la aeronave prevista. El vuelo se había programado con el 'Boeing 757' matriculado con el identificativo N13110. Pero ayer, volviendo de Dublín, sufrió un retraso y ha sido sustituido por el N19136, que es algo más nuevo (26 años en lugar de 31). El avión es muy parecido a los 'Boeing 737' o los 'Airbus 320' a los que estamos acostumbrados en Loiu. Una de las pocas diferencias es que es algo más largo y lleva una sección de clase ejecutiva segregada del resto. Esta parte bussines, por cierto, ha ido casi llena (14 de 16 clientes). El resto del aparato también ha alcanzado una buena ocupación (sobre el 80%). He contado 147 pasajeros, incluyendo dos bebés y posiblemente algún niño que no paga aún billete.
Pasada una hora del despegue, nos han dado la cena. Como estaba previsto, a elegir entre pollo a la portuguesa (piri piri), roast beef o pasta. Estaba bueno. Lo que menos me está gustando es el intenso frío que hay en el interior del avión. Estamos muchos pasajeros tapados hasta arriba con las mantas. Ahora solo nos falta comprobar si el piloto cumple su palabra y llegamos con adelanto, antes de las 10.45 horas de este domingo. Por cierto, en el avión hay wifi. De lo contrario, no estarían leyendo esta crónica.
En la llegada a Loiu espera un acto protocolario, con representantes de las instituciones y del aeropuerto. También estarán altos cargos de United Airlines y se obsequiará a los primeros pasajeros con un regalo. Posiblemente no se hará el tradicional arco de agua al aterrizar por parte de los bomberos porque quedó prohibido hace ya unos años en 'La Paloma' por una cuestión de sostenibilidad.
Recordar que la ruta que empieza hoy estará activa hasta el 24 de septiembre y ofrecerá servicios entre ambos países tres veces por semana.
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