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Pedro, el padre del bebé secuestrado el pasado miércoles en el hospital de Basurto.

El juez concede la orden de alejamiento a los padres de Aimar

La acusada del secuestro no podrá acercarse a menos de 500 metros a la familia ni comunicarse con ella hasta la sentencia o incurriría en un delito de quebrantamiento de medida cautelar

Miércoles, 26 de octubre 2022, 10:08

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El juez ha concedido la orden de alejamiento solicitada por los padres de Aimar contra la acusada de secuestrar al bebé, según informa el abogado de la defensa. La acusada, Mireia C.S., de 24 años, incurriría en un delito de quebrantamiento de medida cautelar en caso de incumplir la prohibición de acercarse a la familia de Durango a menos de 500 metros. Tampoco podrá comunicarse con ellos hasta la sentencia. La defensa no se ha opuesto a esta medida porque no quieren «hacer sufrir más» a los progenitores del niño.

Pedro y Laura tomaron la decisión de solicitar protección judicial al conocer que la acusada había quedado en libertad. "No damos crédito, puede volver a hacerlo", aseguró el padre antes de acudir al juzgado de Durango, donde residen a pedir la orden de alejamiento.

Por su parte, Mireia se encuentra ingresada desde este martes en la Unidad de Psiquiatría del hospital de Basurto, curiosamente el mismo en el que se produjo el rapto, según informó su abogado. La mujer se había presentado por la noche en Urgencias, pero tuvo que esperar a que se liberara una habitación en el pabellón Escuza de enfermedades mentales hasta que le asignaron una cama.

Trato protector

La joven quedó en libertad provisional y sin ninguna medida cautelar el pasado sábado después de reconocer ante la jueza de guardia que sustrajo a Aimar de los brazos de su madre, disfrazada de sanitaria con la excusa de hacerle una prueba de oído. Según confesó ante la Ertzaintza y en el juzgado, se había quedado embarazada el pasado mes de febrero, pero al cabo de mes y medio sufrió un aborto natural. Sin embargo, lo mantuvo en secreto y siguió aparentando que estaba embarazada para recibir el mismo trato protector que le había brindado su entorno. Así, compró ropita y todo el ajuar para la niña que supuestamente esperaba y hasta mostró ecografías y una cartilla falsas.

Según esta ideación, salía de cuentas a finales del pasado mes de septiembre, pero fue retrasando la fecha hasta asegurar que le iban a provocar el parto. Cuando su novio y su familia empezaron a dudar de que realmente estuviera encinta, Mireia se marchó de casa y planeó el secuestro. Se puso un traje blanco de sanitaria y accedió al área de Maternidad, donde los controles de acceso son laxos. Lo intentó hasta en tres ocasiones anteriores en otras habitaciones y a la cuarta se llevó a Aimar. Para salir del complejo médico, le metió en una bolsa del supermercado BM. Eran alrededor de las nueve y media de la noche del pasado miércoles.

Vídeos y fotos con el niño

Como no quería volver a su casa y se lamentaba de encontrarse «sola en el momento más delicado de su vida», unas amigas le ofrecieron que pasara la noche con ellas en su domicilio de la calle Fika creyendo que el bebé era suyo. Incluso le sacaron fotos y vídeos con el niño y los enviaron a conocidos. A la mañana siguiente, consciente ya de lo que había hecho, Mireia cogió al recién nacido, entró en un portal y lo dejó en el felpudo de un piso que eligió al azar en el mismo barrio de Santutxu.

Dos horas después, fue detenida por la Ertzaintza en el barrio de Zorroza. Según ha declarado, fue caminando hasta allí y le pidió a una amiga que llamara a la Policía para pactar su entrega. Tras pasar dos días en los calabozos de la comisaría central de la Ertzaintza en Deusto, la detenida fue puesta a disposición judicial y, por decisión judicial, quedó libre sin medidas cautelares.

Los forenses especializados en psiquiatría del juzgado no apreciaron en ella un brote psicótico agudo, aunque sí un ligero retraso que podría afectar a sus facultades, pero que tendrá que ser valorado en futuras entrevistas sobre su imputabilidad. La magistrada entendía que no existía riesgo de fuga, ni de destrucción de pruebas o de reiteración delictiva al decaer ante su pareja y familia la mentira que la había llevado a sustraer al bebé. La joven se comprometió en ese momento a ingresar de manera voluntaria en un centro psiquiátrico, aunque para ello es necesario que un especialista así lo determine.

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