Poco antes de jubilarse, cuando aún trabajaba, descubrió un viejo mojón de piedra en la Ribera de Deusto. En un punto concreto de la actual ... Zorrotzaurre. Marcaba el kilómetro cinco. Así que en algún lugar de Bilbao tenía que estar el punto cero. En la oficina contaban con una rueda de medición y pensó que si partía desde ese lugar llegaría a él. Eso hizo. Acompañado de una cámara de fotos para dejar testimonio gráfico y un magnetofón, quizá para añadir la descripción, inició su recorrido. Cuando llegó al misterioso punto descubrió que se encontraba bajo la hornacina de San Antonio, junto a la estación Atxuri. Poco más sabemos de él y de su historia. Tan solo que se llamaba Jesús, que su apellido empezaba por O y que era lector de ELCORREO. Así llegó a manos del gran Olmo la iniciativa de aquél vecino. No fue casual que se dirigiera a él. El padre de Don Celes, como cronista, ya había escrito sobre ello.
Olmo apuntó que el 'kilómetro cero' podría estar en el lugar que ocupaba la Diputación en la Plaza Nueva, antes de su traslado a Gran Vía. Y que para evitar líos en asuntos de medida lo habían movido. En concreto a la calle del Arenal, junto al mítico tilo donde dicen que Unamuno se declaró a su mujer y que fue testigo de Guerras Carlistas, de las reuniones en los Sitios de la Villa y de nuestra incipiente Bolsa. Un árbol, sea dicho de paso, que ya no está. Su final ha sido muchas veces relatado. Cayó una noche de tormenta. Pero del kilómetro a sus pies nada se sabe. No hay testimonio, placa o mojón. Por eso Olmo pedía en su columna que alguien, con conocimiento y mando, aclarara la duda.
Recordemos que Euskal Herria no tiene 'kilómetro cero' oficial. Pero sí la comunidad autónoma. Está en el centro de los tres territorios históricos. Besaide. O si lo prefieren Betsaide. Entre Udalatx y Anboto. A 564 metros de altitud. Allá donde se alza el monolito en recuerdo a los montañeros fallecidos. Bien lo saben los mendizales. Y también los valles que escuchan el eco de la campana que suena cuando nos deja alguno de ellos. Solo por eso merece la pena. También por situar el compás.
De ahí la insistencia por la búsqueda de lo mismo en Bilbao. Estas líneas nacen de la petición de un amigo que sacó el tema. Desde esa tarde son varias las cuadrillas, estos asuntos se contagian, que discuten sobre la localización del puñetero 'kilómetro cero'. Así que decidí llamar al Ayuntamiento y me remitieron a Itziar Rodríguez, encargada de la conservación del patrimonio artístico municipal de la villa. Una de esas personas que da gusto conocer porque, solo con su verbo, logra llevarte por el Bilbao del ayer y del hoy. Nada más comenzar a hablar nos advirtió de que no hay algo similar al 'kilómetro cero' de Madrid, en Sol, o al de París, en Notre Dame. Para eso hay que ser capital de un país. Aunque sí cree que pudo existir algo parecido. Entiende que aquél lector de Olmo creyera que estaba en Atxuri. Por el Hospital de los Santos Juanes, que existió allí y ahora ocupa la Escuela de Artes y Oficios, pasa el camino de Santiago. Eso casaría con la referencia kilométrica.
Pero cree que, de existir, es más factible que fuera en la Plaza Nueva, a los pies de la primigenia Diputación. Más o menos donde habitó la estatua de Don Diego López de Haro antes de subir a la plaza Circular. Y en ese punto, nunca mejor dicho, nos hemos quedado. Dice que investigará, porque también siente curiosidad. Sobre todo tras escuchar la anécdota del enigmático mojón que encontró aquél paisano. Si hubo un kilómetro cinco, también habrá un cero. No puede ser que Bilbao no lo tenga. Al fin y al cabo no hablamos de un lugar cualquiera, sino de la capital del mapamundi. Así que abramos el debate. Se admiten todas las teorías. Todo sea por saber, de una vez, dónde está el centro del universo.
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