La cerda Marcela, el Jorobao de Askao... Los 'vecinos' más animados de Bilbao
Comparten protagonismo con el camarero de los churros, El Humano, Pinocho...
Ahora que sabemos que en Bilbao hay más perros que niños, no podemos olvidarnos de otros encantadores seres que pululan por la ciudad. Son ... los más animados. No pegan ni golpe y no hay quien les mueva de su sitio. Están literalmente clavados y no dicen ni mu. Viven de lo más tranquilos y atraen miles de miradas. Se han convertido en una atracción. La Marcela de la Charcutería La Moderna, el Jorobao de la administración de lotería de la calle Askao del mismo nombre, el inquietante El Humano de la Librería Cámara, el entrañable Pinocho de la juguetería Pinocchio de Henao, el divertido camarero del Café Restaurante del Arenal, que invita a los transeúntes a tomar un chocolate con churros, o las legendarias figuras de Dani –el histórico '7' del Athletic– y Torpedo Müller del restaurante alemán del Ensanche.... Todos ellos son unos figuras. Se pasan todo el día en la calle, viendo la vida pasar. Despiertan una enorme admiración, sobre todo entre los niños, que no dejan de manosearles y besuquearles. Pero hay cosas, de verdad, incomprensibles en esta ciudad, porque también levantan pasiones entre, sorpréndanse, los perros.
-
Restaurante Ein Prosit Bilbao
Dani y Gerd Müller
Al antiguo delantero centro del Bayern Munich –uno de los mejores de la historia– le llamaban de todo: 'El bombardero de la nación' 'Torpedo Müller'... Se le caían los goles de lo bueno que era. Igual que a nuestro Dani, el legendario '7' de San Mamés. Dos cracks cuyos destinos corren paralelos a la entrada del Restaurante Ein Prosit Bilbao desde que la peña alemana del Athletic les elevó a los altares y convirtió en 'embajadores' animados. «Hicimos los muñecos, por lo menos, hace ya 10 años. Los dos se pasaron por la tasca el día de la inauguración y les hizo mucha gracia. Se montó un revuelo cuando vino Torpedo... ¡Claro, es una estrella del fútbol mundial!», recuerda Alfredo Thate, que saca su lado germano.
Ambos futbolistas quedaron encantados de sus réplicas. «La verdad sea dicha, se descojonaron». Raro es el día que alguien no se para y se saca un selfie junto a ellos. «Después de Puppy, yo creo que es lo que más se fotografía en Bilbao. ¡Es la leche!». Los Thate son una familia de cuento. Antes de los dobles de Müller y Dani, plantaron en el mismo lugar otro muñeco: Otto. «Era un bávaro gordito con una jarra de cerveza». Sus sucesores vinculan «Bilbao-Munich, Athletic-Bayern... Yo, personalmente, soy del Werder Bremen, pero que no se entere nadie. Enrique es del Bayern total. Y aquí, los dos del Athletic», dice.
-
Charcutería La Moderna
La coqueta cerda Marcela
Diez años lleva ya la cerda Marcela en la esquina de Colón de Larreátegui con la plaza del Ensanche. Los que han pasado desde que la familia charcutera más famosa de Bilbao cambió de acera y abandonó, a escasos metros, su legendaria ubicación de Astarloa. Desde el 1 de abril de 2009, concretamente, lleva la sonrosada cerdita animando la vida en esta zona. «Aparte de colgar un viejo cartel, pensé que tenía que poner algo que llamase la atención para que la gente nos tuviera bien ubicados».
En un viaje a Alemania Enrique Thate dio con «una cerdita pequeñita». Lo que vino a continuación es sabido. «Dije 'coño, por qué no poner una igual en la nueva tienda'». Pero no le valía una gorrina cualquiera. La bilbaína tenía que ser «bien hermosa». Se la hizo un amigo, pero faltaba ponerle la guinda o la salchicha a aquella idea. «¿'Qué nombre le pongo a esta chica'?», se preguntó Enrique.
Tampoco debió preocuparle mucho porque vivió años sin nombre. Hasta que apareció... Marcelo Bielsa, el entrenador argentino que dejó un recuerdo imborrable en la afición de San Mamés. «Como es 'chica', le pusimos Marcela». Se ha ganado el cariño de vecinos, turistas, gente de paso... «Se ha hecho muy popular en el barrio. Mucha gente se para para verla, pero la hemos metido dentro para que no moleste», explica.
El bicho carga con todo: con una jarra de cerveza en su mano derecha, mientras que con la izquierda sostiene a 'Marcelino', su hijo. La lechoncita es coqueta y luce un delantal con franjas rojiblancas. «Somos muy del Athletic y de Bilbao», detalla Enrique, que tiene repartido su corazón entre el equipo de Gaizka Garitano y el Bayern Munich.
-
Lotería de Askao
El Jorobao de Bilbao
En esta pequeña administración del Casco Viejo la clientela acude en busca de todo tipo de suerte. Muchos conocen a El Jorobao de Bilbao, un entrañable animado, como 'la chapa de la fortuna', pero ignoran de dónde viene el apodo. Lo más auténtico es que fue un personaje de carne y hueso. Lo corrobora Mikel García, el gerente del despacho, que reconoce que la idea salió, como tantas veces, «en una comida». García se ríe, pero confiesa: «A los niños les fascina. Esto es un no parar de hacer fotos, fotos y más fotos. Pero esta es la historia de una persona que había por el Casco Viejo que tenía chepa y que la gente le frotaba las cosas en la espalda para ver si les traía suerte».
Solo de la buena. De hecho, todos los décimos que envía la administración es frotada antes de forma insistente en la chepa del jorobao. «Así garantizamos que los sueños se hagan realidad. Todos los boletos –remarca García– se envían junto con una carta-pergamino personalizada y a nombre del comprador o beneficiario que certifica que estos han sido frotados por la chepa de nuestro célebre jorobao». La historia de este hombre se remonta a tiempos inmemoriales, aquellos en los que el Athletic ganaba las copas a pares, cuenta la leyenda. Recuerdan los más antiguos que siempre se le veía rondar a media tarde por las calles del Casco Viejo cantando la historia de un inglés que vino a Bilbao y que decidió no volver nunca más a su país. Era de tez marcada y aspecto risueño y no le faltaba una ocurrencia que compartir con cualquier vecino con el que se cruzara.
«Pocos sabían su nombre y casi nadie el lugar en el que vivía, pero cualquiera podía reconocerle desde la lejanía gracias a su simpatía y a la carismática chepa. No era ésta obstáculo, ni mucho menos, para lucir la zamarra rojiblanca desde temprano los días en los que jugaba el equipo de todos. Si te cruzabas con él, el Athletic ganaba. Era una máxima». Los txikiteros de la época aseguran que nunca decía que no a un buen txikito.
La web del local concluye: «No tardó en convertirse en un personaje querido y buscado por los vecinos del Casco Viejo, sobre todo cuando se acercaban las fechas navideñas». Repartía suerte a todos los que se le acercaban. El Jorobao, de ojos saltones, respira bilbainía por todos los poros: aparece plantado sobre una típica baldosa de la villa, viste la camiseta rojiblanca y sostiene en sus manos una placa que simula a las de las calles de la villa. Luce txapela y una barriga txikitera como las de antaño. Y un rostro que lo dice todo: es más bueno (y sortudo) que el pan. Por eso todos quieren tocarle.
-
Tienda de juguetes, Henao 14.
Pinocho en Pinocchio
Posiblemente no haya muñeco más famoso (y mentiroso) en el mundo. 34 años lleva ya en Bilbao. La tienda de juguetes Pinocchio cumplirá 36 en agosto. Arrancó su historia en la calle Somera el 24 de agosto de 1983. Cerró tres días después de las trágicas inundaciones. Al de varios meses abrió otro establecimiento en la misma calle y en mayo de 2003 se trasladó a Henao 14, su ubicación actual.
Pinocchio nació con un objetivo claro: convertirse en un referente del juguete clásico y tradicional. Diferente, en definitiva. Se ha especializado en puzzles y tableros de ajedrez. Si Pinocho se convirtió en el hijo deseado del viejo Gepetto, el de Henao es el ojito derecho de los comerciantes Zuriñe del Cerro e Iñaki Martínez. «A uno de nuestros proveedores de Torelló, un pueblo especializado en torneros, le habían encargado un Pinocho para Francia, y por su cuenta y riesgo hizo otro y nos lo envió. Y la verdad es que estamos encantados de la vida. El nuestro lo fabricó Jordi de Costansó».
«Está hecho entero de madera. En todos estos años le hemos tenido que ir renovando el cuello y también lo hemos pintado. Cuando vinimos a Henao fue muy gracioso porque los críos corrían a Somera y se quedaban clavados porque ya no estaba», relata Zuriñe. Sigue atrayendo a multitudes de chavales, como antes «a los borrachingas del Casco Viejo. Le contaban toda su vida», descubre Iñaki.
A veces los amores excesivos pasan una costosa factura. Al Pinocho de Henao le han tenido que encolar varias veces la nariz porque los chavales jugaban a sacarle el tornillo que llevaba dentro. Una protuberancia, por cierto, muy poco pronunciada. «Sería muy agresivo ponerle una nariz excesivamente larga», subrayan Iñaki y Zuriñe.
-
Librería Cámara
El Humano
De toda la familia de muñecos, El Humano, de la Librería Cámara, es, sin duda, el más perturbador. Transmite sensaciones extrañas. Es obra del pintor y escultor asturiano Kiko Miyares, un artista amante de los espacios y figuras tenebrosas. Sus esculturas de madera realizan «un tránsito curioso», ya que sus seres se van convirtiendo «en materia prima, en elementos de construcción».
El Humano, de metro y medio de altura, es cabeza y tronco. Aparece sin piernas, sostiene en sus manos 'El Humano' y estos días aparece pegado a la cristalera junto a 'El asesino de Noxpoint', de Janeth G. S. Sobran las palabras, pero, pese a su aspecto, Javier Cámara, propietario de una librería recién galardonada por cumplir 93 años de historia, dice que encandila a niños y perros. Mejor no preguntar el porqué.
-
Café Restaurante del Arenal
Camarero con aires franceses
Es el 'camarero' que más turistas contabiliza en Bilbao. Lleva años en el paseo del Arenal, puerta de paso para miles de viajeros que acceden a diario al Casco Viejo. Nunca se le borra la sonrisa de la cara y no se puede decir que esté de brazos cruzados. Lleva tiempo anunciando chocolate con churros en una compleja postura, sin que aún se queje de dolores de espalda. Con un bigote tan típicamente parisino y ese gorro, garantista de que en la cocina el cumplimiento de las normas higiénicas debe seguirse a rajatabla, este barman al que tampoco se le conoce nombre se ha convertido en el mejor compañero de Angelines.
Con mas de 60 años en la hostelería de Bilbao, es una referencia en la plaza, por su experiencia y mérito de ser casi ciega. El chocolate con churros y las albóndigas caseras son la marca de la casa de un local que solo cierra el 1 de enero. Es también el único día que descansa este simpar animado.
Posdata: a este periodista le asaltan las dudas de cómo reaccionaría esta familia de muñecos si se encontrasen cara a cara con el enorme y amenazador Gargantúa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión