Educadores denuncian continuas agresiones de menores conflictivos en el centro de Loiu
Piden que se abra un nuevo local para los chicos más problemáticos tras el reciente cierre del de Carranza
«Somos educadores sociales, dispuestos a trabajar con los chavales y sus problemas, pero no estamos para que nos roben, insulten, amenacen y humillen. Ahora ... hacemos más de vigilantes de seguridad que de educadores». La «grave deriva» en los ataques al personal que trabaja en el centro de menores de Loiu por parte de los internos ha llevado a los afectados a lanzar de forma pública esta voz de alarma desesperada. «Nos sentimos desamparados y abandonados por parte de la Diputación», lamentan a través de fuentes sindicales. «Su respuesta (la de la institución foral) es que no se puede hacer nada, que tenemos que seguir así», se quejan. «¿Es que tenemos que asumir que estos comportamientos violentos son normales?», se preguntan.
Hasta ahora, los menores más conflictivos que entraban en el centro de primera acogida de Amorebieta eran derivados al de Carranza, que acaba de cerrar hace dos semanas y que también ha sufrido varios conflictos de convivencia no sólo con los educadores sino también con los vecinos del pueblo. Ese «filtro» ya no se realiza, según denuncian, por lo que «están entrando chavales muy violentos». Son menores inmigrantes no acompañados (menas). No hay ninguna chica. «Es tal el grado de descontrol que impera en el centro», sostienen los profesionales en una carta remitida a la Diputación vizcaína, «que se ha formado un grupo de entre doce y catorce chavales, perfectamente organizado que actúa de un modo destructivo, intimidatorio y muy, muy agresivo, y que se autodefinen como 'La Mafia'».
El alojamiento cuenta con 60 plazas, pero en la actualidad acoge a 80 menores y han llegado a estar hasta 122 hace dos veranos, cuando se produjo un pico de llegada de menores inmigrantes a Bizkaia. De ellos, la mayoría «valoran la oportunidad que se les ofrece y merece la pena trabajar con ellos», señalan. Algunos encuentran trabajo y vuelven de visita a Loiu para mostrar su agradecimiento.
Pero hay varios chicos que dinamintan continuamente el ambiente. «Nos limitamos a cubrirnos a nosotros y a los otros chicos. No podemos ejercer nuestra labor educativa, sino que hacemos una mera contención», lamentan. Los «primeros perjudicados» son los compañeros que sí quieren forjarse un futuro y que viven con «gran estrés y tensión». «No quieren ni salir al patio para que no les entren a robar en la habitación». «En todos los grupos hay dos o tres que te revuelven el gallinero y así no puedes hacer nada con ninguno», sentencian.
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Consumo de droga
Según los informes diarios durante los meses de julio, agosto y septiembre pasados se produjeron 37 fugas o ausencias, ya que es un centro abierto; 26 peleas, 68 enfrentamientos con los educadores, nueve de ellos con armas blancas; 12 robos y 52 roturas de mobiliario. Además, les han sorprendido en 36 ocasiones consumiendo algún tipo de droga en las instalaciones. También se han registrado 12 delitos en el exterior, dos asaltos a las oficinas de la dirección y cinco ataques a los coches particulares de los trabajadores, con rotura de ruedas, chapa y lunas.
Aunque la ratio aconsejada es de un educador por cada siete chavales, en ocasiones en Loiu se queda uno solo con 18 chicos. «Se saltan la hora de llegada y te vienen puestísimos y montan unos pollos...».
Esta situación tan explosiva «ha disparado las bajas laborales» entre los 46 educadores destinados allí. «Hay gente que va con pánico a trabajar porque no sabes si cuando entres te van a recibir tirándote una silla a la cabeza o tres baldes con lejía, como ya ha ocurrido». «Entre bajas, excedencias y ceses, el personal se ha visto mermado en un 50%, en algunos casos profesionales con entre 15 y 20 años de antigüedad, que prefieren irse al paro que perder la salud».
EN SU CONTEXTO
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80 menores están acogidos en la actualidad en el centro Zabaloetxe, antes conocido como San José Artesano, de Loiu. El dispositivo cuenta en realidad sólo con 60 plazas, pero han llegado a estar 122 chicos.
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Una docena son los más problemáticos «Se ha formado un grupo de entre doce y catorce menores que, de forma organizada, actúan de un modo destructivo y se autodefinen como 'La Mafia'», lamentan los educadores.
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37 fugas o ausencias, ya que no se trata de un centro cerrado, se registraron sólo entre los meses de julio, agosto y septiembre, según los informes diarios.
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26 peleas y 68 enfrentamientos En esos tres meses se registraron 26 peleas y 68 enfrentamientos con los educadores, nueve de ellos con armas blancas. También rompieron el mobiliario en 52 ocasiones y hubo 12 robos a compañeros, 2 asaltos a la oficina de la dirección y fueron sorprendidos consumiendo drogas 36 veces.
Acoso
De cara a estas navidades se presentaba un grave problema, ya que los trabajadores cogían vacaciones y resultaba difícil «encontrar a alguien que quiera cubrirles en esas circunstancias». Las fuentes sindicales acusan a la institución foral de «pasividad» y «dejadez» a la hora de atajar el problema.
Desde el área de Acción Social de la Diputación vizcaína aseguran que han recibido la comunicación por parte de los trabajadores, que son conocedores del problema y que ya se han reunido con la dirección del centro para intentar solucionarlo dentro de los canales oficiales.
Cada uno de estos ataques se comunica a los responsables de Zabaloetxe, que a su vez lo denuncian ante la Ertzaintza y la Fiscalía de Menores. Dos educadoras han denunciado también abusos sexuales y acoso.
Los educadores reclaman como una posible salida la apertura de un nuevo centro especializado con recursos y personal necesario para tratar a los menores conflictivos. Hace escasas fechas se ha cerrado el de Carranza, que hacía esa labor con muchas dificultades. «No puedes abrir un servicio como ese con sólo cinco educadores», lamentan. Antes, hubo otros servicios similares en Arcentales o El Vivero, en Artxanda, pero también quedaron clausurados. La Diputación les ha informado de que está buscando una nueva ubicación para abrir otro servicio similar en los próximos meses, aunque sin indicar una fecha concreta. «Pueden ser dentro de cuatro meses o un año y así no podemos seguir», advierten.
La crítica situación que se vive en el centro de menores Zabaloetxe de Loiu se repite en otros servicios de la red foral, por lo que «urge poner remedio».
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