La Diputación anuncia las obras de dos tramos de bicipistas que costarán 27 millones

Las Juntas Generales aprobaron hace justo dos años el primer Plan Territorial Sectorial (PTS) de Vías Ciclistas de Bizkaia, que fija un ambicioso objetivo a la Diputación para las próximas tres legislaturas. En doce años el Gobierno foral pretende construir 200 nuevos kilómetros de bidegorris, lo que supone duplicar la red actual. La iniciativa forma parte de una apuesta estratégica por la bicicleta que pretende fomentar su uso creando un entorno propicio. Se aspira a sacar de las carreteras hasta 157.000 vehículos que realizan diariamente recorridos de menos de 8 kilómetros. Esto es, que el ciclismo no se practique solo por ocio sino que se convierta en una alternativa factible en el día a día.

Entre 2023 y 2035 el plan de vías ciclables requerirá una inversión de 188 millones. La Diputación busca un «cambio de paradigma» en el transporte: que Bizkaia emule a los países nórdicos para que la bicicleta empiece a utilizarse más allá del ocio. Ahora es la alternativa que elige el 0,6% de la población para ir a trabajar o a estudiar, y se pretende elevar la cifra hasta el 7,7%. Para ello, se aspira a tejer una red que interconecte la mayor parte de las comarcas a imagen y semejanza de las líneas de metro.

El dinero no saldrá solo de las arcas forales porque el proyecto implica también a los ayuntamientos. Los consistorios deben ser los responsables de ejecutar la red de bidegorris dentro de sus municipios mientras que la Diputación costeará las partes interurbanas. Es el caso de los dos tramos de bicipista anunciados ayer.

Ampliar

El primero tendrá 3,4 kilómetros y conectará Galdakao y Larrabetzu. Las obras empezarán este mismo mes y se prolongarán año y medio. Costará 11,7 millones. El segundo le dará continuidad porque lo extenderá hasta las afueras de Amorebieta. Sumará otros 4,5 kilómetros que empezarán a tomar forma durante la primavera. El presupuesto es de 15,9 millones y se estima que los trabajos durarán 20 meses.

El diputado de Infraestructuras, Carlos Alzaga, explicó que el alto coste de las obras se debe a que lo que se tiene que ejecutar es «como una carretera nueva» que bordeará las ya existentes con «altos estándares de calidad». Las bicipistas tendrán una anchura de más de seis metros, con zonas diferenciadas para ciclistas y peatones y soportes físicos que separarán la ruta de la que utilizan coches y camiones. También habrá puentes para superar varios arroyos. La pendiente no podrá superar el 6% por norma general.