

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Igor Barcia
Viernes, 9 de octubre 2015, 01:47
Era un deseo eterno. Cruzar el telón de acero y llegar a la Unión Soviética para crear un Gran Premio era una obsesión para Bernie Ecclestone. Pero tuvo que esperar tres décadas para ver cumplido su sueño. Con la URSS ya desintegrada, sin muro ni régimen comunista que le impidiera llegar con el Mundial, la Fórmula 1 pisó suelo ruso en 2014, con la disputa del GP de Rusia. La infraestructura del parque olímpico de los Juegos de Invierno de Sochi fue aprovechada para crear un trazado que el año pasado ya se estrenó en el calendario, aunque no tuvo el protagonismo deseado porque la familia de la F1 llegaba a Rusia traumatizada por el entonces reciente y brutal accidente de Jules Bianchi en Suzuka. La victoria fue para Lewis Hamilton, que confía en reeditar éxito y dar un nuevo paso en su camino hacia otro título mundial.
Como decíamos, Bernie Ecclestone quería un Gran Premio de la Unión Soviética y preguntó en Moscú, en la etapa posterior a los Juegos Olímpicos de 1980, para aprovechar el auge de la ciudad al estilo de los que finalmente hizo con los Juegos Olímpicos de invierno en Sochi. Incluso apostó por una carrera urbana en las calles de la capital soviética que llegó a estar incluida en el calendario preliminar de 1983. Previamente contactó con Leonid Brezhnev, secretario general del Partido Comunista, pero su fallecimiento en 1982 hizo fracasar sus planes, por lo que tuvo que cambiar de objetivo y centrarse en Hungría, donde tuvo más éxito y logró crear la prueba que desde 1986 se mantiene en el calendario mundialista.
Aunque el Mundial se estrenó en tierras rusas el pasado año, la tradición automovilística viene de lejos. De hecho, en 1913 y 1914 se celebró un gran premio en Rusia, en un circuito ideado en San Petersburgo. Pero el estallido de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Rusa frenaron una competición que no se volvió a celebrar hasta un siglo después. Pero hay más datos de carreras de coches en tierras rusas y soviéticas.
Los libros de historia explican que existió un campeonato de F1 paralelo al occidental que se disputó entre 1960 y 1976 en la Union Soviética, aunque pocos eran los monoplazas que tenían parecido con los que competían en la F1. El campeonato desapareció en 1976 tras el fin de la guerra Fría, pero la pasión por el motor siguió inalterable, y con la desintegración de la URSS y el desarrollo del capitalismo en Rusia, llegó el dinero necesario para que pilotos, patrocinadores o escuderías se plantearan seriamente la opción de estar en el Mundial. En 2006 apareció Mitland, de la mano de Alex Shnaider, presidente del grupo, que se mantuvo en competición solo una temporada. Y cuatro años después irrumpió Marussia de la mano de Virgin, para hacerse más tarde con el control total de la escudería, hasta esta campaña fueron incapaces de contar con el presupuesto para tomar parte en el campeonato.
En cuanto a pilotos, en 2010 hizo su debut Vitaly Petrov, que se mantuvo durante tres años en Renault y Caterham, sin grandes resultados. Sin embargo, Daniil Kvyat se ha convertido hoy en día en el icono nacional. Tanto, que incluso en Sochi han bautizado una tribuna con su nombre. Y eso que buena parte de su vida ha residido en Roma. Pero el hecho de que Red Bull apostara por él y que los responsables de la escudería le vean como un campeón en potencia para que la afición rusa tenga fe ciega en sus posibilidades y en Sochi sea el piloto más aclamado este fin de semana.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Pillado en la A-1 drogado, con un arma y con más de 39.000 euros
El Norte de Castilla
Siete años de un Renzo Piano enredado
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Los cuatro jóvenes que fallecieron en el Puerto de Lunada celebraban un cumpleaños
S. Sánchez/ L. Villa/ A. Bringas/ A. Verano
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.