Alhambra Nievas rompe moldes

Cuando un periodista vuelve de unos Juegos Olímpicos es inevitable que se traiga alguna que otra espina clavada. Me refiero a crónicas y reportajes interesantes que no pudo hacer por falta de tiempo o espectáculos a los que no pudo acudir por otra carencia lastimosa: la del don de la ubicuidad. Como aficionado al rugby, por ejemplo, me quedé con la pena de no poder asistir a las dos finales en el estadio Deodoro, la de chicas entre Australia y Nueva Zelanda, y la de los chicos entre Fiji y Gran Bretaña, que como saben terminó con una exhibición portentosa (43-7) de los leones. La final femenina de rugby a siete contaba, además, con un interés periodístico añadido para mí. Iba a arbitrarla una española, Alhambra Nievas. Allí, evidentemente, había una buena historia. Que una granadina dirigiera ese partido era algo extraordinario. Lástima que, metido como estaba en la vorágine olímpica, no me enterara de la fiesta hasta dos días después y, por tanto, no pudiera escribir una sola línea sobre Alhambra Nievas.

Tres meses después, puedo quitarme la espina y, en cierto modo, reparar mi error. Y es que esta simpática andaluza de 33 años, ingeniera de Telecomunicaciones, ha vuelto a lograr algo extraordinario. El pasado domingo por la noche, en la gala del World Rugby celebrada en Londres, fue nombrada mejor árbitro del mundo. Y hoy mismo, hará historia siendo la primera mujer que actúa como asistente en un test-match internacional masculino, el que enfrentará en el estadio de Anoeta a las selecciones de Tonga y Estados Unidos.

El caso de Alhambra, que comenzó en el rugby como jugadora en 2002 al afincarse en Málaga ­-llegó a ser internacional- y se inició en el arbitraje en 2006, obliga a pensar en ese producto deportivo tan típicamente español. Me refiero al genio natural que rompe todas las barreras, triunfa en un territorio ajeno y muchas veces hostil, y se convierte en un pionero. A gente como Santana, Blume, Ángel Nieto, Severiano Ballesteros, Paquito Fernández-Ochoa, Carlos Sainz o ahora el patinador Javier Fernández... Algunos pensarán que estoy exagerando, que el mérito de Alhambra Nievas no es comparable al de estas leyendas del deporte español. Pues bien, admito que igual me estoy pasando un poco, impresionado por ver a esta granadina posando como una estrella en la gala del World Rugby, junto al sudafricano Rasta Rasivhenge, designado como mejor árbitro del mundo. Pero cualquiera que conozca un poco el mundo del rugby puede hacerse una idea cabal del talento, la pasión y la determinación que ha tenido que demostrar esta mujer para convertirse en la número 1 del arbitraje mundial. Imaginen tan sólo la competencia que tiene en todas las grandes naciones del rugby: Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra, Irlanda, Gales, Escocia, Sudáfrica, Francia, Argentina, Tonga, Italia, Fiji, Japón, etc.

En cualquier caso, quedamos a la espera. Si continúa con su progresión, es muy probable que Alhambra Nievas, que en españa ya dirige partidos en la División de Honor masculina, acabe dirigiendo encuentros del VI Naciones o quién sabe si también del Mundial de Japón en 2019. Reconozco que me encantaría. No dirán que no sería formidable la imagen de esta mujer, difundida a millones de espectadores de todo el mundo, explicando muy seria a tipos como Kieran Read, Sam Warburton, Agustín Creevy o Thierry Dusautoir que uno de sus muchachos ha cometido juego peligroso y ello le obliga a expulsarle diez minutos y a pitar golpe de castigo. Y que luego los imponentes capitanes de Nueva Zelanda, Gales, Argentina y Francia, muy modositos, acepten el castigo sin rechistar y se retiren hacia su campo como caballeros. ¡Qué nueva gran lección daría el rugby en ese momento!