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El cantante en su ruta por Estados Unidos.
Bunbury: diario de ruta

Bunbury: diario de ruta

Una gira por carretera con 26 conciertos de dos horas y media cada 50 horas por Estados Unidos en 2011... recogida en el documental 'El Camino Más Largo', lanzado en DVD

óscar cubillo

Miércoles, 27 de abril 2016, 18:43

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El contexto

En perpetuo movimiento desea estar siempre Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy (Zaragoza, 11 de agosto de 1967; o sea tiene 48 años). Persigue la reinvención continua, aunque nunca diluya su personalidad a pesar de los cambios de máscaras, cáscaras, corazas y bandas. De nuevo en la cresta de la popularidad tras la gira con los resucitados Héroes del Silencio (10 bolos en 2007 ante casi medio millón de personas por Hispanoamérica, por Zaragoza, Sevilla, Cheste -Valencia-, Argentina, México, USA), Bunbury retomó su rol de roquero en solitario y lanzó en octubre de 2008 su quinto álbum oficial, 'Hellville de Luxe', producido por Phil Manzanera -guitarra de Roxy Music- y cuyo primer single, 'El hombre delgado que no flaqueará jamás', colaba varias frases, versos del poeta Pedro Casariego sin citarle, lo cual dio pie a la controversia mediática.

El álbum fue un éxito, con más de 160.000 copias vendidas en los primeros meses, y logró el disco de oro en España y México. En 'Hellville de Luxe' Bunbury estrenaba banda, bautizada Los Santos Inocentes, y que sustituía a la anterior, que se llamaba El Huracán Ambulante. Con Los Santos Inocentes actuó divulgando este cancionero por Zaragoza, claro, USA, actuó en Polonia por primera vez, y cerró la gira en México DF, en el estadio Azteca, ante 90.000 personas, el 11 de noviembre de 2010. Para febrero de 2010 ya había sacado su siguiente álbum, el sexto, 'Las consecuencias' (09), más íntimo y armado con restos que no entraron en 'Hellville de Luxe', pero la gira continuaba explotando ese repertorio y esa banda.

El documental

Seis meses después de semejante baño de masas en el Estadio Azteca, Bunbury sintió un pálpito, un deseo en principio ilógico para una estrella asentada. El de encarar una larga gira por localidades de Estados Unidos, muchas donde no había estado antes. De actuar en locales pequeños, no en arenas. Pretendía sembrar para recoger después, porque creía que en USA su potencial estaba aprovechado en una mínima parte. Al 20%, calculaba. Ese tour por vía terráquea retrata el documental 'El Camino Más Largo', dirigido por Alexis Morante (Algeciras, 1978), donde la cámara al hombro le persigue y le espera y le observa recorriendo la carretera, tumbado en el bus de gira, entrando en las salas y hablando en los camerinos Revela su relación con la banda (ja, ja, cuando cantan todos 'Mi rollo es el rock' de Barón Rojo) y espolvorea la presencia de su gato blanco Bowie y la de su segunda y actual esposa, Jose, que se quedó embarazada durante la aventura. Jose, de pelo naranja en ese viaje, la quien según su guitarrista Suite da estabilidad al ídolo heroico.

Esta gira por USA, «un lugar inhóspito para los roqueros españoles», le provocaba el temor de encontrarse en «salas desoladas». Pero la afrontó con valentía y autenticidad a la hora de tragarse los kilómetros por la carretera en autobús. «Como los roqueros de antaño», llega a decir con acento maño. «Hay lugares en que me pagan mejor pero no necesariamente es lo mejor en mi carrera repetir eso», concluye Bunbury.

El documental 'El Camino Más Largo' es una 'road movie' roquera con pocas canciones interpretadas desde el escenario. Actuaciones en sexteto y con teleprompter enfrente del cantante. Es un relato moroso, sin prisas, y 'cool' a lo Jim Jarmusch. Vemos a Bunbury por Nashville de turismo un día libre, cargando su maleta antes del bolo de Detroit, que costaba 35 dólares, y dándose abrazos con sus músicos antes de salir a actuar ante públicos donde priman lo latino. Entre el tono elogioso general se consignan varios contratiempos del viaje. Uno de ellos es el malestar generado entre la banda porque no dejaron entrar en la sala de Salt Lake City, Utah, a varias personas que habían comprado entradas y no tenían documentación en regla. Eran inmigrantes latinos que protestaban en la puerta: «¡No sean racistas». Parece que aquel día se vendieron 283 tickets.

En este camino yanqui vemos al maño con ojos de flipado en Dallas, y en Chicago pintándoselos antes de salir a actuar y al acabar bebiendo un botellín de agua de un trago. Aquí, en Chicago, no le gustó el bolo. Por culpa de la sala, una discoteca: «Se me ha caído el alma a los pies. Deja ya de grabar», le ordena a la cámara que sigue sus pasos. Comentó in situ que se sentía la Orquesta Platería y además el calor del local le indispuso. Al día siguiente le visitó un médico en el bus y le preguntó: «¿Sois mexicanos?» «No, somos españoles». Reconoce el ídolo maño en una de las entrevistas a posteriori del 'rockumentary': «Recordaba la gira con mucho cariño hasta que vi el primer montaje del documental. Hubo mucho sufrimiento y tensión». Y de seguido plasma la bronca a uno de sus managers, que faltó los primeros días.

También en ese tour de 2011 pasan a visitar como fans la fachada de la prestigiosa academia Berklee de Boston, y consiguen jamón ibérico y queso manchego en Washington DC. Hay mucho camerino, como el de San Francisco, donde Bunbury se vuelve a mostrar irascible con la cámara. Y reconoce que estuvo deprimido en San Diego, a pesar de haber vendido todo el aforo, las 2.000 entradas, y da dos razones: «por tener la mente en otro lado, en el próximo proyecto», y por actuar «en una discoteca latina. No puedo con ellas. Es una frustración que tengo desde el principio de Héroes, que actuábamos en discotecas de Valencia. Algo infame».

Y confiesa en pleno bajón: «He desperdiciado toda mi vida en esto». Y es que ya le pesaban los kilómetros, el cansancio, las ganas de que acabara la exploración Tras esta crisis, Bunbury, un Leo, va donde una bruja vidente, Reyna, que le aconseja: «No seas tan exigente contigo». El tour estaba previsto para 25 conciertos de dos horas y media cada 50 horas, como dicen en un momento, pero al final, en el resumen, dicen que fueron 26 bolos: o sea, encima se añadiría otro sobre la marcha.

Pero al final remonta y saca lo positivo del segundo 'Hellville Tour' por USA. Aunque actuó ante 300 ó 400 personas en locales de Dallas o Charlotte, «para mí es una motivación que no os podéis imaginar», reconoce Bumbury. El sabor del documental es agridulce, y más sabiendo que de esa gira no hubo disco en directo en su día. Algo solucionado con este documental, 'El camino más largo', ya disponible en DVD.

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