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Iratxe Astui
Bermeo
Jueves, 12 de diciembre 2024, 11:18
Aún es temprano para declarar la batalla ganada, pero todo apunta a que la plaga de Lymantria dispar, conocida como la lagarta peluda, que devastó 20 hectáreas en Matxitxako, está controlada. De momento, todo apunta a que los tratamientos aplicados por la Diputación a lo ... largo del pasado verano para frenar su expansión en la zona de Sollubemendi (Bermeo) están dando resultado.
«A mediados de agosto, la vegetación frondosa del sotobosque del pinar se recuperó con la emisión de nuevas hojas y no se apreciaron más brotes de la oruga», han asegurado a EL CORREO técnicos de la Administración foral. La plaga había sido detectada a principios de julio, momento en que se observaron zonas extensas de defoliación en el monte patrimonial. Los daños se podían observar a simple vista porque la hoja verde de los pinos «se volvió marrón», alertaron también los vecinos de la zona.
Durante la segunda quincena de ese mes se llevaron a cabo «al menos cuatro tratamientos terrestres» con un insecticida biológico basado en Bacillus thuringiensis; una alternativa respetuosa con el medio ambiente que no afecta a otras especies.
Además, técnicos forales realizaron revisiones diarias en colaboración con el Ayuntamiento de Bermeo y miembros del grupo de Protección Civil de la villa marinera tras informar a los caseríos cercanos sobre la naturaleza de los daños y las medidas que se implementarían. Todo apunta a que estas acciones han logrado detener la caída prematura de las hojas y permitido asimismo la recuperación parcial del sotobosque.
«Las orugas se transformaron en mariposas y han dejado nuevas puestas de huevos, pero estos precisan de 9 meses para eclosionar», detallan desde la Diputación, subrayando que este periodo será clave para evaluar la restauración definitiva del pinar.
Aunque el impacto de la plaga resultó grave, los expertos anticipan «un colapso natural» de la población de la lagarta peluda en Matxitxako gracias a la acción de parásitos y depredadores. A partir de mayo de 2025 se llevará a cabo un seguimiento exhaustivo para monitorear la aparición de las primeras orugas. Sin embargo, desde la Diputación explican que «lo habitual es que al año siguiente no se repita un ataque tan severo», tranquilizan.
La aparición de la lagarta peluda en un pinar de Matxitxako -un entorno poco habitual para esta especie que afecta más a encinas y alcornoques- ha constituido un desafío para los gestores forestales. Si bien el insecto «no es urticante como ocurre por ejemplo con la procesionaria, ni peligroso para las personas», su capacidad para debilitar los árboles genera preocupación por la salud del bosque y la biodiversidad del área.
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