Condenan a 14 años de cárcel a la descuartizadora de Rontegi
Considerada autora de un homicidio con agravante de parentesco, no le aplican el atenuante por adicción a la cocaína ni por defensa propia
Soraya H., de 51 años, conocida como la descuartizadora de Rontegi, ha sido condenada a 14 años de prisión por un delito de homicidio con el agravante de parentesco. Según la sentencia, hecha pública el martes, la mujer clavó una navaja al menos en una ocasión en la parte superior del cuerpo a su expareja, Roberto Colina, de 62 años, con quien convivía en un piso del barrio baracaldés, entre la noche del 16 de junio y la madrugada del 17 de junio de 2020. El hombre murió poco después a consecuencia del pinchazo o pinchazos. Después, troceó el cuerpo, que nunca ha llegado a encontrarse, salvo las dos piernas seccionadas. El fallo obliga a la homicida a indemnizar a los familiares de la víctima con un total de 64.000 euros.
El jurado declaró culpable por mayoría de siete votos frente a dos a la acusada, el pasado 10 de mayo. Ahora la magistrada-presidenta del tribunal popular, Elsa Pisonero, ha fijado la pena en base al veredicto. La Fiscalía rebajó la calificación de los hechos de asesinato, por el que reclamaba 22 años de cárcel, a homicidio al final del juicio al entender que no existía alevosía.
«Los jurados carecían de la prueba fundamental y objetiva: el cadáver», señala la sentencia. Solo se encontraron dos piernas seccionadas a la altura de las rodillas, guardadas en bolsas, en una zona de matorral junto al depósito de agua de Rontegi, a unos 200 metros del domicilio de la pareja. El resto del cuerpo nunca se halló.
A la hora de establecer la pena, la jueza ha tenido en cuenta la gravedad del delito y «el desmembramiento de la víctima, que fue desechada como basura». No aplica los atenuantes reclamados por la defensa de trastorno por consumo de cocaína o actuar en defensa propia. El tribunal popular considera que no existen pruebas que demuestren que la acusada estaba siendo agredida sexualmente cuando atacó con una navaja a Roberto Colina, como ella alegó en el juicio.
«Mintió»
Según los hechos declarados probados, Soraya y Roberto se encontraban en el dormitorio de madrugada cuando ella esgrimió una navaja y se la clavó al hombre «una o dos veces», según admitió ella en el juicio. Sus hijos menores, que convivían con ellos, escucharon gritos, lo que le llevó al jurado a descartar que la agresión pillara desprevenida a la víctima. En la navaja se halló perfil mezcla de ADN de ambos. Un perro adiestrado de la Ertzaintza detectó olor a sangre humana en la habitación de autos. Víctima y homicida habían mantenido una relación sentimental de forma discontinua años atrás, pero, según ella, se había roto cuando retomaron la convivencia en febrero de 2020.
Otro de los indicios que apuntalaban la culpabilidad de la acusada, según la sentencia, fue el hecho de que «mintió sobre el paradero del fallecido a la Policía, a los medios de comunicación y a los vecinos». Dio varias versiones de su prolongada ausencia, que se había ido a Castro Urdiales una temporada, que tenía neumonía y por eso no salía de casa o que andaba con compañías peligrosas. El hombre fue declarado como desaparecido hasta que en noviembre de 2020 se hallaron sus restos mortales. Entre ellos aparecieron pelos de la mujer. Soraya, que tiene varios hijos, algunos menores de edad, permanecía encarcelada en prisión provisional en el penal de Zaballa, en Álava, desde que fue detenida por la Unidad Central de la Ertzaintza, en diciembre de 2020. La defensa anunció que recurrirá la sentencia.
