Bizkaia estudia sancionar a dos residencias a las que se realizaron al menos tres inspecciones

Se constató que 33 de los 153 centros no cumplían la instrucción. En una segunda fase, del 23 de abril al 4 de mayo, se realizaron 65 llamadas a familiares de usuarios de esos 33 centros. Del 5 de mayo al 22 de mayo, se realizó una nueva ronda de 154 llamadas a familiares de 6 residencias.

Por su parte, desde el 30 de marzo se realizaron las primeras inspecciones para «servir de apoyo a los centros para la zonificación y chequeo de las zonas con positivos y en las precauciones para evitar la expansión de la pandemia». Los exámenes siguen. En una primera fase, los inspectores desarrollaron 14 visitas entre el 30 de marzo y el 7 de abril, y en una segunda, fueron acompañados por personal de Salud Pública y realizaron 85 inspecciones. A partir de esta fecha, se siguen haciendo, aunque de forma más preventiva. En 18 centros se realizaron dos visitas, tres inspecciones en otro centro y se llegaron a cursar cuatro el 14, 15, 17 y 22 de abril en una cuarta residencia para «reconducir las situaciones que habíamos detectado». El diputado Murillo no regatea una posible sanción a estos centros que precisaron de más de dos visitas. «No descartamos que tenga una sanción u otras consecuencias, los expedientes están abiertos. Son los que tenemos sobre la mesa».

Murillo ha expuesto las situaciones con las que se toparon en los centros en general. Por ejemplo, ha reconocido que en la primera fase «solo se realizaron los PCR a las personas con síntomas, lo que dificultaba la zonificación, porque hubo asintomáticos que transmitian el virus».

La zonificación resultó más difícil en los centros pequeños, donde el virus se expandió en todo el establecimiento de menor tamaño. En otros casos, ha expuesto, a los centros les ha resultado difícil mantener aisladas a las personas con perfil psicogeriátrico, sin capacidad de «autoretenerse y no deambular». Además, «inicialmente sólo se hacían test para detectar el virus a quien presentaba síntomas, pudiendo ser muchos asintomáticos positivos causantes de la transmisión del coronavirus».

En cuanto al personal, las residencias realizaron sustituciones, aunque tuvieron dificultades para cubrir al personal sanitario, y algunas optaron por eliminar las rotaciones para evitar el riesgo de propagación del virus. Ha reconocido que la falta de exámenes y de EPIS han contribuido a la expansión de la enfermedad. «Con el tiempo, se ha visto que los test eran cruciales, porque una vez confinada la sociedad, el único vector eran los profesionales. No podemos olvidar la realización de tests en los centros, que permite dos objetivos, apartar de sus funciones a los positivos, trabajadores y usuarios», ha explicado.

En la primera fase, el personal ha contado a duras penas con EPIs, como en toda Europa, y hemos realizado entregas el 3 de abril y 14 de abril. Los equipos se han reutilizado y se han utilizado no homologados. A partir del 7 de abril, ya contaban con material». Murillo también ha explicado que se ha incrementado la limpieza y desinfección en los centros con la ayuda de los Bomberos, Basalan y una empresa.