Una larga penitencia a domicilio para el Baskonia
Los tres choques de esta semana lejos del Buesa marcarán el grado de madurez del equipo azulgrana, que no gana en la Euroliga fuera de casa desde el 17 de diciembre
Las medias tintas azulgranas son insuficientes a domicilio. Llevaba el equipo varios días mentalizado de la dura travesía que le tocaba vivir con cuatro partidos (y sus correspondientes viajes) consecutivos lejos de Vitoria que saltó a la pista de Lleida como queriendo dosificarse, limitar el nivel de esfuerzo. El último lustro de la ACB marca que eso ya no es suficiente para casi ninguna escuadra, ni mucho menos para una todavía por ensamblar como la del Baskonia. Superar la losa del curso pasado de ganar más de tres partidos seguidos era un buen primer paso, pero los azulgrana sigen sin escarmentar de la temporada pasada a la presente en sus salidas. De nuevo superado por un equipo de inferior calidad pero superior en deseo. Como en Zaragoza o Murcia.
El Baskonia despierta este lunes en Sofía, la capital búlgara que acoge entre semana al Hapoel Tel Aviv. El cuadro hebreo es el sorpresivo colíder de la Euroliga, más por ser su año de debut que por el nivel de su plantilla, y tomará el pulso a los de Galbiati. El conjunto vitoriano necesitará corregirse y cuadrar un partido mucho más sólido y aguerrido mañana si aspira a batir a un rival que rebosa confianza, talento y profundidad de plantilla a cargo de un viejo conocido como Dimitris Itoudis.
El peso de estar sin ganar fuera de casa en la máxima competición continental desde el 17 de diciembre de 2024 es lógico que cohíba la moral de la tropa azulgrana, especialmente cuando los encuentros se presentan de tres en tres, lo que fomenta las sensaciones extremas. El último triunfo europeo fue en Belgrado ante el Maccabi, el mismo escenario que espera el jueves para después terminar la semana en El Palau. Más allá de los resultados, lo que le urge al Baskonia es mitigar al fin su incapacidad de enlazar uno o varios encuentros a domicilio sin mostrar de forma reiterada sus dos caras, la «bella y la fea», como catalogó Galbiati. Y más tras desperdiciar la visita al Barris Nord, uno de esos encuentros que, después de cuatro victorias seguidas, requerían más de una versión diligente que de una cautivadora.
Consumado el tropiezo a orillas del Segre, el balance es de cinco victorias en once partidos como visitantes en lo que va de año natural en la ACB. Una en cuatro duelos en la temporada actual, ante un Granada cuya defensa zonal también se le atragantó a los de Galbiati. La falta de amenaza exterior limita a un bloque que cumple con la teoría de los vasos comunicantes entre el ataque y la defensa. Sin una buena versión ofensiva no encuentra el equilibrio en la retaguardia. En el primer cuarto acreditó un 0 de 9 en triples y llegó a perder por 20 puntos (27-7, minuto 9). Con un 10 de 20 en la segunda mitad, el resultado fue 37-52.
La mañana de ayer en Lleida, al que ya puede catalogarse de rival directo por un billete para la Copa del Rey, ha sido el único episodio desconcertante del Baskonia en las dos últimas semanas. Una rendija por la que volvieron a aflorar los claroscuros que acompañan al conjunto alavés cada vez que hace las maletas. Los malos porcentajes de tiro se mezclan con la escasa pujanza interior. Entre Khalifa Diop y Mamadi Diakite (13 y 19 minutos) capturaron los mismos rebotes, cinco, que Markquis Nowell. Las once canastas de dos puntos son el registro más bajo de lo que va de curso.