
Calathes y sus cómplices
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El Mónaco quiere controlar los partidos y el griego ofrece bastantes garantías al timónSi pensamos en comida, que seguro que a usted es algo que también le gusta, sabemos que un ingrediente más en un plato reconocible puede modificar el mismo. A veces, un poco de aquí o un poco de allá lo mejora, pero siendo la misma ... receta lo puede también empeorar. Que tendemos a mejorar lo que hacemos está claro, que corremos un riesgo por estirar sus límites, también. En cualquier caso, la mera suma de elementos no garantiza que el resultado global mejore a su vez. O sí.
En el AS Mónaco tenían muy claro desde el inicio de la temporada la apuesta a realizar. Si recuerda el análisis anterior indicaba que querían tener un plan con Mike James o sin él, y para ello reforzaron el equipo para estar en lo más alto y optar con ciertas garantías a competir por el máximo en los momentos de la verdad. Tan evidente fue la apuesta que decidieron dar un giro más: cambiar de entrenador y emplear a Spanoulis como nuevo guía de una apuesta por llegar mínimo al 'top8' e, incluso, más allá. Ya sabe usted a qué nos referimos: a la Final Four.
Spanoulis, como excelente base que fue en lo técnico y táctico, así como la mentalidad que impregnaba con su presencia en el campo, tiene muy claro qué quiere de sus jugadores y de su equipo como entrenador. El puesto de base es esencial en este cambio que busca y aquí emerge la figura de Calathes, tras recuperarse de la lesión que le ha apartado de la cancha unos meses. Es Calathes una certeza más de que esta Euroliga tiene aroma de 'base'. Otra cosa diferente es el debate sobre qué perfiles concretos existen porque haberlos haylos de diferentes modos y maneras: el tradicional, el moderno, el base que no juega de base y el no-base que juega de base.
Calathes ha ido pasando en los últimos años de equipo a equipo, siempre a la sombra que proyectaba su intención de poder, digámoslo, optar a un título. Panathinaikos, Barcelona, Fenerbahce y ahora Mónaco fueron proyectos que ambicionaban ganar el máximo. En todos ellos, cada equipo sentía que con Calathes podía controlar una manera de jugar que le daba su amplia experiencia en muchos partidos donde se jugaban los títulos de verdad. Cumplía, pero es cierto que un base es ese ingrediente de más que él solo no garantiza el éxito.
En este Mónaco, y a estas alturas de la temporada recién incorporado a la máxima competitividad, Calathes empieza a pedir la vez en un equipo que está transitando entre la figura de un James 'hazlo-todo-todo' y un equipo que tiene suficientes argumentos para poder ser sólido como colectivo, con James como un recurso extraordinario pero mejor protegido por un Calathes más protagonista que en otros equipos en otros momentos. Quizá sea una ligera intuición por mi parte, pero este Calathes actual tiene otra 'pinta': más vertical, más protagonista del juego, siempre eficiente y en muchos momentos con esa visión de lo que acontece en el campo para encontrar dos soluciones: la fácil y evidente y la inesperada y la que solo ven una serie de jugadores como él.
En esta nueva mirada de Spanoulis parece claro que quiere encontrar el equilibrio. Viniendo de un otrora base tiene cierta lógica, pero la clave de este Mónaco será encontrar esa ambivalencia de lo díscolo y brillante de James con lo calculado y pausado de Calathes. Siempre con dos 'bases' en pista, el Mónaco quiere controlar los partidos y aquí Calathes ofrece bastantes más garantías, a priori y en la práctica, aunque necesite de más cómplices.
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