Ver 21 fotos
Baskonia 105-100 Real Madrid
Maravillosa pirueta sobre el abismoCabarrot y Forrest hacen prender la fe en un Baskonia que resucita a lo grande ante el Madrid tras llegar a perder de 20
Del coma a la resurrección más brillante. Paolo Galbiati ya tiene su primera muesca victoriosa como entrenador del Baskonia. Aunque dada la factura del triunfo ... logrado en el Buesa Arena ante el Real Madrid, es más que posible que el técnico azulgrana no haya resuelto todavía sus problemas de sueño. Porque resulta complicado templar las pulsaciones después de salir vivos de una guerra que pareció perdida durante muchos minutos. Tampoco el plantel azulgrana puede elegir las maneras de superar a gigantes como el que en esta ocasión comparecía en la cancha de Zurbano. Sea como sea, ganar así bien merece otra noche en vela.
Baskonia
Forrest (26), Nowell (9), Diallo (9), Sedekerskis (7) y Diakité (7) -cinco inicial-, Luwawu-Cabarrot (22), Villar, Kurucs, Spagnolo (4), Diop (2), Frisch (2) y Samanic (17).
105
-
100
Real Madrid
Feliz, Hezonja (15), Krämer (8), Deck (13) y Tavares (7) -cinco inicial-, Campazzo (18), Sergio Llull (4), Lyles (24), Bruno Fernando (7) y Procida (2).
-
Parciales 18-34, 21-24, 28-23, 28-19
-
Árbitros Carlos Peruga, Carlos Cortés e Iyán González. Eliminaron al baskonista Diakité por faltas.
-
Incidencias 11.046 espectadores en el Fernando Buesa Arena.
La primera victoria de la temporada para los vitorianos llegó después de liberarse de una buena cara de angustias y miedos ante la perspectiva de ver de cerca un 0-5 que hubiera hundido todavía más la confianza de un Baskonia sumido en una azarosa reconstrucción. El mismo anfitrión que se manejó de una manera penosa durante los primeros doce minutos de juego se condenó a una nueva escalada que comenzó desde una sima profundísima de veinte puntos en contra (20-40, minuto 12).
Lo que se sucedió durante los minutos posteriores es el relato de una portentosa pirueta sobre el abismo. Es la batalla para intentar desconectar a un Madrid cómodo con la ventaja, apoyado en el gigantismo de Tavares, la brújula precisa de Campazzo y la sensación de que cada pulso individual era una sucesión de peleas perdidas. Paolo Galbiati ya había mandado un mensaje en los prolegómenos del choque al llevar a la silla de descartes a Markus Howard para propiciar el debut de Nowell en la Liga ACB. No sería la única muestra de los principios del preparador italiano, también convencido de que le iba a ir mejor con Samanic y Diakite en el puesto de 'cinco' que con Diop. En el camino perdió a un contusionado Rodions Kurucs, pero su equipo fue un grupo palpitante que contó entre sus filas a dos jugadores que no querían perder, una pareja dispuesta a tomar el papel de líderes que parece difuso en esta nueva andadura azulgrana. Trent Forrest y Timothé Luwawu-Cabarrot firmaron un encuentro portentoso.
La escalada
El base azulgrana realimentó una fe decaída en el segundo cuarto para ser, junto a Nowell, un comandante al timón mientras el exterior galo puso esas dosis de excelencia en el tiro exterior para convencer a todos de que otro final era posible. La calidad y determinación de ambos prendieron en las filas vitorianas e insuflaron verdadero nervio a jugadores de trazo fino como Luka Samanic o Matteo Spagnolo, convertidos ante la escuadra merengue en baloncestistas con verdadero hambre, sin complejos ni asomo de derrotismo.
Noticias relacionadas
El Baskonia que alcanzó el descanso con un 49-58 prosiguió su particular redención en una tercera entrega de tensa persecución, cerca de consumarse cuando el interior croata encadenó cinco puntos seguidos para igualar el encuentro (75-75, minuto 27). Campazzo pondría la ilusión azulgrana en el congelador con un triple y una asistencia a otra saeta desde más allá de 6,75 de Lyles. El tercer cuarto se cerraba con un 77-81, pero los vitorianos estaban lanzados. Un parcial de 20-7 (97-88, minuto 37) confirmaba que la aleación entre Cabarrot y Forrest era la fórmula para terminar con los malos tragos de los cuatro primeros partidos del curso.
El Baskonia encontraba dos soldados dispuestos a resolver en el 'uno contra uno' para encender los ánimos de una grada deseosa de creer a partir de argumentos a los que agarrarse. El aro se cerró para los madridistas mientras el rebote caía a las manos de los locales para preservar la calma. La ruleta de los tiros libres dejó algún resquicio a los visitantes, pero Forrest fue un hombre imperturbable desde la línea de 4,6 metros. El drama concluía con un final feliz para un Baskonia que no entiende de grises.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión