El agitado banquillo del Baskonia, entre mitos y noveles
El fichaje de Paolo Galbiati recupera la figura del técnico emergente tras varias apuestas por figuras más consagradas
El Baskonia va a pasar de estar dirigido por dos de los entrenadores con más experiencia en la historia de la Euroliga a otro que ... solo la conoce desde fuera. La decisión de separse de Dusko Ivanovic (419 partidos y 227 victorias) el año pasado y, especialmente, la de cesar ahora a Pablo Laso (409 duelos y 263 triunfos) para sustituirlo por el emergente Paolo Galbiati, de 41 años, simboliza un cambio en el paradigma deportivo azulgrana. Una «transición generacional» relevante sobre todo en la secretaría técnica con la llegada de Xevi Pujol, mientras que en el banquillo ha sido un recurso utilizado desde hace varias décadas.
Hace años que la figura de quién toma las riendas del equipo vitoriano es el foco principal de atención cada verano. Desde 2012, son trece los técnicos que se han sentado en la silla más caliente del Buesa Arena. Entrenadores de todo tipo de perfil y estilo, que dibuja oscilaciones en la experiencia de quien ostenta el cargo. Un movimiento pendular opuesto al de la contratación de los jugadores. De los fichajes sobre la pista se acentúa en cada adquisición su potencial. Talentos prematuros en los que es más difícil confiar para los puestos de mayor responsabilidad y se cuentan por excepciones.
Ivanovic yLaso suman 827 partidos en una Euroliga en la que el próximo técnico hará su debut
Se trata de decisiones valientes y de riesgo como la que tomó Josean Querejeta en 1997. Se despidió del legendario Manel Comas y le entregó las llaves del equipo a un bisoño Sergio Scariolo, de 36 años. Un giro radical que transcurrió dentro de un clima de éxito, refrendado después con la llegada de Ivanovic, precedente del Friburgo y el Limoges. Con la marcha del montenegrino al Barça en 2005 y su despido en 2012 terminó por romper la estabilidad en un banquillo donde nadie ha completado dos campañas desde entonces.
La sonada rueda baskonista
Los currículums no son garantía de victorias pero sí otorgan una mayor tranquilidad tanto a aficionados como a dirigentes. No son pocas las apuestas de sobra conocidas por las que se ha aventurado a seguir el Baskonia en los últimos años. Segundas etapas como las de Pedro Martínez, Neven Spahija o el propio Scariolo, con suertes dispares sobre la pista para cada uno de ellos pero destinos similares. La rescisión del contrato del primer técnico italiano en la historia de la entidad de Zurbano se postergó durante semanas en el verano de 2014 hasta que el 8 de agosto se dio rango oficial a una de las contrataciones más sonadas del club.
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Marco Crespi encarna también esa figura de preparador enérgico y emergente llegado de Italia, cuya trayectoria nada tuvo que ver con aquella primera etapa de Scariolo. El de Brescia estuvo dos años y ganó la Copa del Rey de 1999. El de Varese duró once partidos y fue reemplazado por Ibon Navarro hasta final de temporada, cuando la rueda volvió a girar hasta una cara mucho más reconocida. Volvió Velimir Perasovic, cuyo posterior éxodo al Efes tras la Final Four de 2016 provocó dio paso a otros dos entrenadores sin partidos de Euroliga. En primer lugar, Sito Alonso, durante esa campaña 2016-17 de constante sí, pero no. Luego, la breve etapa de Pablo Prigioni, su primera vez en un banquillo, que acabó casi antes de empezar con una dimisión irrevocable.
No fue hasta la llegada de Joan Peñarroya, cuando el club rompió el círculo de técnicos conocidos con otro entrenador cuyo único lunar parecía su inexperiencia en la Euroliga. «A un club como este se viene enseñado ya», despejó ante los micrófonos, avalado por más de una década como responsable de equipos profesionales. Una trayectoria en la que Vitoria sigue siendo su único despido, sustituido por Dusko Ivanovic y después por PabloLaso. El vitoriano vino con la ilusión de un niño que también traerá consigo Galbiati. Dos perfiles variados pero unidos en un punto común: la osadía.
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