La venta de un valor emergente

La entidad azulgrana se muestra siempre como un ser vivo en constante evolución. De ahí que nunca convenga establecer certezas categóricas en cuanto al contenido del plantel. La llegada del 'combo' Spagnolo coloca a Baldwin en una hipotética rampa de salida. Y jamás puede afirmarse que Forrest, quien pasó casi del cero a rozar el infinito, vaya a continuar de forma segura en el Fernando Buesa Arena. Es bien conocida la política de Josean Querejeta, partidario de rentabilizar las inversiones tantas veces detectadas por debajo del radar. Algo que se traduce en el intento de extender los contratos cuando resta un año para sus conclusiones o vender la pieza de caza mayor a un precio jugoso en la subasta del baloncesto.

Cuatro de los siete hombres que abandonan la disciplina de Zurbano desempeñaron el ejercicio anterior papeles más o menos residuales. Así ocurrió en los casos de Jaramaz, Savkov, Raieste y Ndiaye, quien tampoco alcanzó la cuota de protagonismo que pretendía en Granada. Otros tres apellidos sí aportaron su peso específico, en distintos grados, dentro de la temporada 2024-25. Moneke cambia Vitoria por Belgrado tras dos campañas de arranque alto y desarrollo menguante. El 'cuatro' nigeriano lleva al Estrella Roja su estilo vertical, valiente y anárquico que gana partidos y desguaza sistemas. El 'cinco' traslada sus dotes de saltimbanqui a El Pireo, donde vivirán su juego efectista por encima del rendimiento. Y los aficionados quizá asuman la venta de Rogkavopoulos como el final baskonista de un alero con presente cierto y porvenir asegurado.

El 'tres' griego llegó a liderar la segunda unidad, ese batallón de relevo tan importante para compaginar ACB y Euroliga, el torneo más duro que cabe imaginar a este lado del Atlántico. Así lo consideró nada más llegar a la entidad de Betoño Joan Peñarroya, uno de los tres entrenadores que le han gobernado en la capital alavesa. Con su repatriación a Atenas se va una de las escasas noticias esperanzadoras de otro curso decepcionante para la hinchada azul y granate. El Panathinaikos compra por un millón de euros -será por dinero allá- un alero joven pero de cierta experiencia, enérgico, una ayuda muy estimable en el rebote y un triplista rápido y certero, sobre todo en situaciones al límite. Un sucesor en el puesto de Giedraitis y de Fontecchio, el italiano de impacto súbito que usó Zurbano como trampolín hacia la NBA. Cierto que Nikos pagó sus despistes defensivos con mayores dosis de banquillo de las que hubiese querido recibir.

Rogkavopulos, con futuro amplio por delante, juega a caballo ganador. Y me explico. Bien podría continuar aquí alargando su estancia en el tiempo o retornar a su país, nada menos que al seno del trébol gigante, por las seis fichas obligatorias de nacionales que exige la Liga helena. Una circunstancia ideal para tipos de su talento, beneficiados por la necesidad que tienen los equipos de contar con gente de la tierra. En el OAKA actuará a la vera de Juancho Hernangómez, el español asentado tras un primer ejercicio inquietante.

La buena evolución de Nikos bajo el escudo del carnero salta a la vista. Ciento veinte partidos oficiales como azulgrana y un salto cualitativo según las estadísticas y las sensaciones. De los seis puntos escasos de su primer ejercicio a los 9,7 más 3,9 rebotes en 19 minutos para alcanzar los 9,6 créditos de valoración en el gran escaparate de la Euroliga. Y porcentajes más que notables como demuestran sus aciertos del 53%, 44% y 81% en los lanzamientos dobles, triples y libres. El club habrá de hilar fino para sustituir a un valor emergente.