Una victoria labrada a base de tesón
Análisis ·
Sumar los tres puntos en las condiciones en que lo hizo es digno del aplauso que se llevó el Athletic cuando abandonó el campoJuan Carlos Latxaga
Bilbao
Domingo, 11 de mayo 2025
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Sumar los tres puntos en las condiciones en que lo hizo es digno del aplauso que se llevó el Athletic cuando abandonó el campoJuan Carlos Latxaga
Bilbao
Domingo, 11 de mayo 2025
A este Athletic no se le puede escatimar un ápice del reconocimiento que se merece. Sumar los tres puntos en las condiciones en que lo ... hizo es digno del aplauso que se llevó el equipo cuando abandonó el campo. Tiene algo de justicia poética que el único gol del partido se lo marcara Manu Sánchez en propia puerta. Y es que Valverde tuvo que volver a improvisar una delantera a la que se le podía colgar ese cartelito que suele aparecer en algunas películas: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Con el de ayer el Athletic ha disputado 52 partidos desde que arrancó la competición el 15 de agosto. Han transcurrido nueve meses, todo un embarazo que se preveía que desembocaría en un parto feliz e indoloro, si eso fuera posible. Pero a falta de tres estaciones para el final del camino, los rojiblancos tienen que seguir sufriendo hasta el límite de su capacidad para alcanzar el premio al que se han hecho acreedores durante todo este tiempo.
La clasificación se ha apretado, y aquel colchón tan confortable que disfrutaba el equipo hace apenas dos meses, se ha reducido a la mínima expresión. Cada partido es una final y cada punto un tesoro que hay que seguir acumulando como sea. Como ayer, sin ir más lejos, a la espera de que Valverde vuelva a poder contar con todos sus efectivos.
No fue un buen partido el del Athletic, en términos estrictamente futbolísticos, pero los que se acercaron a San Mamés entendieron que al equipo no se le pueden exigir virguerías en las condiciones actuales. Si en Manchester se presentó con una espada de madera, ayer la cambió por una de cartón. Olabarrieta y Djaló en las bandas, Maroan en la punta y a su espalda Canales. Que levante el dedo quien hubiera podido siquiera imaginar que el Athletic tendría que buscar tres puntos vitales con semejante delantera.
La Liga es tan larga que da para todo. Las lesiones y las sanciones forman parte del juego y siempre hay que contar con ellas. Lo que ya es más serio es que todas se centren en los jugadores de ataque. Si el jueves faltaron los Williams y Sancet, ayer se les sumó Berenguer, uno de los jugadores más en forma del equipo en la actualidad.
Y con todo, el Athletic fue muy superior a un Alavés que vino a la catedral a ver si la flauta sonaba por casualidad. El bravo equipo albiazul que dice su himno, fue un grupo a la altura del puesto que ocupa en la tabla. Dio un susto en el primer minuto y ahí se acabó su búsqueda de la victoria.
El Athletic se hizo pronto con la manija, gracias al despliegue de Galarreta y Jauregizar, pero su iniciativa no se tradujo en un dominio suficiente para inquietar a Sivera. Un par de buenos centros del joven Olabarrieta nos anuncian un extremo de futuro. En el otro lado, uno ya no sabe qué pensar de Djaló. Hasta cabe la posibilidad de que este Djaló no sea el que jugaba en el Braga sino un hermano gemelo que es jugador de bádminton.
Maroan tampoco será nunca Van Basten pero su pelea acaba sacando de sus casillas a los centrales rivales. Ayer protagonizó un gran combate de lucha grecorromana con Diarrá, sobre todo en el primer tiempo. Habría que preguntar a los árbitros qué le tienen que hacer sus marcadores a Maroan para que les piten una falta.
A medida que transcurrían los minutos resultaba más frustrante comprobar que un Athletic con todas sus piezas hubiera dado buena cuenta de este Alavés sin mucho esfuerzo, pero ayer tocaba sufrir porque el fútbol son goles y no se veía la manera de que este equipo pudiera pisar el área con la suficiente presencia para inquietar al portero rival.
Canales, que también parece un buen proyecto de futbolista, dejó su sitio a Sancet, el deseado, que fue recibido por San Mamés con una de esas ovaciones que se dedican a los futbolistas especiales. Y el navarro, sin hacer gran cosa, volvió a dejar algunas pinceladas que reverdecieron la esperanza. Estuvo en el inicio y en el desarrollo de la jugada que provocó el único gol del partido. Solo por eso, su reaparición fue tan fundamental que duele más si cabe su ausencia en los últimos partidos.
El Athletic terminó ganando, que era de lo que se trataba, con más tesón que fútbol, con más transpiración que inspiración, pero a estas alturas de la epopeya que es la Liga, nadie está para exigir nada que no sea una entrega incondicional. Y ahí los futbolistas del Athletic no tienen parangón. En ese terreno son imbatibles como lo volvieron a demostrar ganando la batalla prácticamente con la manos desnudas.
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