«Tengo miedo al fracaso, al toro, no estar a la altura... Todo son miedos»
El novillero más prometedor rechaza ser un niño prodigio. «En mi pueblo de 880 habitantes no soy ningún fenómeno, solo un más»
Jarocho, novillero de 19 años de la localidad burgalesa de Huerta de Rey, quiere comerse el mundo. Ya ha salido por la puerta grande de ... Las Ventas. Le pillamos a la entrada del médico.
- ¿Se encuentra mal?
- No.
- ¿Los novilleros y matadores también caéis enfermos?
- Me hacen curas casi todos los días para que no empeoren y se infecten las heridas de una cornada que me alcanzó el oído.
- ¿Cuándo le cogió el toro?
- La semana pasada en la localidad francesa de Millas.
- ¿Le hizo una buena avería?
- Sí. Tuve suerte para lo que podría haber sido, pero bueno...
- ¿Es lo que hay?
- Es a lo que nos exponemos los que nos ponemos delante del toro... Da igual que seas novillero, banderillero, picador o matador de toros.
- Jarocho, ¿por qué?
- Es el apodo. Se lo pusieron a mi abuelo y luego a mi padre.
- Una familia taurómaca.
- Mi abuelo fue novillero, mi padre matador de toros y ahora banderillero, igual que mi tío.
- Usted es un niño.
- Los toreros siempre se han caracterizado por ser jóvenes.
- ¿Un niño prodigio?
- Eso no. Un niño prodigio posee condiciones innatas, Las mías las he ido puliendo día a día. He llegado hasta donde estoy por el esfuerzo y el sacrificio.
- ¿Quién le inculcó la afición?
- He tenido la suerte de vivirlo en casa y hace un par de años decidí que me quería dedicar a ello.
- Ya ha salido por la puerta grande de Las Ventas.
- Sí, este año en San Isidro. Tuve la suerte de hacer mi presentación en Madrid como novillero y salir a hombros.
- Será un fenómeno en su pueblo, de solo 880 habitantes.
- Bueno, soy uno más del pueblo.
- ¿Sigue estudiando?
- Ya no. Hice un grado superior en aprovechamiento y conservación del medio natural. Al acabarlo decidí dedicarme por completo al toro.
«Me educaron bien»
- ¿Le aburren los estudios?
- No. Aprender cosas es bonito y el saber no ocupa lugar, pero llega un momento en que es difícil compaginarlo con los estudios.
- ¿Le han educado bien?
- ¿En casa? Sí, sí. Desde siempre me han inculcado unos valores muy buenos. No solo para el mundo del toro, sino para la vida.
- Sufrió el año pasado otra cornada tremenda.
- Forma parte de la profesión. Cuando llega te sientes torero. Todos los que admiro tienen cornadas.
- ¿Ha cogido miedo?
- No. Siempre lo he tenido.
- ¿A qué?
- Los toreros vivimos muchos miedos. Al fracaso, a defraudar, al toro... Preparamos la mente para que no nos superen.
- Y si la cosa no funciona, ¿qué?
- Me iré contento de haberle entregado mi vida al toro.
- Su madre estará de los nervios.
- No es fácil, no. Ver a un hijo jugarse la vida no tiene que ser plato de buen gusto.
- ¿Por qué no se dedicó al fútbol, aunque solo fuese por ella?
- Esto es vocacional. Sufre pero disfruta cuando las cosas van bien. Hago muchas más cosas.
- ¿Por ejemplo?
- Me gusta montar a caballo, pasear por el monte, estar solo en el campo, jugar al frontón, al pádel.... Escucho mucha música, tanto en los viajes como antes de salir a torear y entrenar. Es una gran fuente de inspiración.
- ¿Qué tipo de música?
- De todo, pero lo que más flamenco. Bulerías, fandangos...
- ¿Le gusta hablar o escuchar?
- Escuchar. Que me cuenten historias y hablen de otras épocas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión