El espectáculo de la Historia
Adaptación de una novela de ficción histórica sobre la Inglaterra del siglo XII, que ya ha sido película, radio, TV, audiolibro y podcast (en iVoox), ... juego de mesa, videojuego... y teatro musical desde 2020.
Aliena es una noble que, tras la caída de su familia, resiste entre la violencia feudal, los conflictos de poder y las luchas de nobles, reyes y clero. En ese marco convulso un maestro de obras imagina (hasta se ve con un truco luminoso) una catedral gótica en Kingsbridge «que desafíe al tiempo y alcance el cielo» en complicidad con frailes del lugar y enfrentado a intrigas del despiadado William Hamleigh, dispuesto a destruir Kingsbridge por medrar. Construir entonces una catedral era volar al espacio hoy, ha dicho Follet a este diario.
Félix Amador funde las más de mil páginas de Ken Follet en tres horas con episodios más a base de estampas sintéticas que del detalle estricto del proceso de hechos, más retablo o vía crucis de clímax que cómic (entre los dos actos dos bufones avanzan una década). La dirección es de Federico Barrios, que crea potentes atmósferas de escenografía, de vestuario, videoproyeccion es, luces y una partitura de Iván Macías con aromas de película grandiosa o de ópera, y repeticiones melódicas que quedan como ecos al salir. Tiene momentos visuales impactantes con recursos audiovisuales: el fin del primer acto, el incendio, o el derrumbe.
Diálogos cantados o hablados con técnica, soliloquios, acciones corales, sostienen un relato no tan extraño al día de hoy. Por sintetizar se suele usar la convención 'intérpretes que además cantan y bailan'; aquí se diría 'son cantantes que actúan' en un macroespectáculo muy narrativo, épico, con hábiles transiciones y elipsis. Sería justo imprimir programas detallados para atribuir a cada cual su evidente mérito.
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