Entre el Alavés y el Athletic de Madrid
Martín Axpe jugó en el equipo colchonero en los 1910 y su hermano Mateo estuvo vinculado a los dos clubes que se miden este sábado en Mendizorroza
La historia de los hermanos Axpe Arrieta, originarios del municipio vizcaíno de Otxandio, está ligada a la profesión sanitaria y al Athletic de Madrid (tal ... y como se llamó al principio el actual Atlético). Martín Axpe fue jugador de la primera plantilla colchonera a mediados de la década de 1910, mientras estudiaba Medicina en Madrid. Era algo habitual en la época, puesto que este club fue fundado por jóvenes vascos que cursaban estudios universitarios en la capital de España. A su regreso a Bilbao, en 1918, creó los laboratorios Axpe, que todavía ofrecen sus servicios en la calle Ercilla.
Su hermano Mateo no estudió Medicina, sino Farmacia, y estuvo vinculado igualmente al Athletic madrileño, pero también al Deportivo Alavés. Los dos hermanos se examinaban anualmente en el Instituto de Vitoria en los primeros años del siglo XX. Mateo llegó a tener una farmacia en el número 20 de la calle Postas, aunque a mediados de los años veinte se trasladó a Ochandiano, donde también regentó un establecimiento farmacéutico. Aquí contrajo matrimonio en 1929 con Dorotea Rementería y trabajó por unir, incluso físicamente, su localidad natal y su ciudad de adopción, pues trató de que se aprobara un ramal del Ferrocarril Vasco-Navarro entre Villarreal de Álava (Legutio) y Ochandiano.
En su pueblo tuvo sus más y sus menos por razones políticas. En 1933, durante la Segunda República, el semanario socialista bilbaíno 'La Lucha de Clases' denunció que el PNV, mayoritario en Ochandiano, le hacía la vida imposible: «El farmacéutico titular, Sr. Mateo Axpe, por sus ideas democráticas, sufre la persecución más sañuda que se pueda imaginar». El periódico izquierdista culpaba de ello al «bizkaitarrismo cerril cavernario que se ha adueñado del pueblo». Ello no fue óbice para que, ya en 1938, en plena Guerra Civil, el diario carlista vitoriano 'Pensamiento Alavés' hablara del «farmacéutico don Mateo Axpe, querido amigo nuestro».
Mateo Axpe fue un gran aficionado al deporte. Disputó campeonatos de pelota vasca (en la especialidad de pala) y de tiro al pichón. También practicó el fútbol. Perteneció al Athletic de Madrid, posiblemente mientras estudiaba allí Farmacia, aunque parece que no llegó a debutar con el primer equipo. Así lo explicaba la prensa vitoriana, hablando de su principal ocupación relacionada con el deporte-rey, el arbitraje, a raíz de un partido entre el Deportivo Alavés y el Haro Sport Club, el 14 de agosto de 1922 en el campo de Lakua: «De árbitro actuó el antiguo amateur don Mateo Axpe, perteneciente al Athletic madrileño, que desempeñó imparcialmente su cometido».
En efecto, desde muy pronto Axpe había comenzado a dirigir partidos de fútbol. Ya el 8 de noviembre de 1914 arbitró un choque entre el Deportivo Mondragón y el New Club de Vitoria. Tras la fundación del Alavés en enero de 1921, arbitró casi todos los partidos amistosos que disputaron los albiazules. La prensa solía destacar lo bien que había desempeñado su cometido, con frases como esta: «Don Mateo Aspe hizo un arbitraje justo e imparcial». Y realmente debía ser ecuánime, pese a que uno de los contendientes (el once babazorro) era su propio club. Por ejemplo, el 27 de octubre de 1924 expulsó al jugador alavesista Jesús Castresana, por lo que el equipo vitoriano tuvo que jugar bastante tiempo en inferioridad numérica.
Y es que Axpe formó parte de la estructura directiva del Alavés casi desde su fundación. Ya en diciembre de 1922 fue nombrado miembro de la Comisión de Fútbol albiazul, junto a Fulgencio Mestre. Era un momento en que el club tenía secciones de otros deportes (tenis, ciclismo, motorismo, atletismo, automovilismo, alpinismo e incluso cinegética), con sus correspondientes comisiones. En 1924 fue designado vocal de la Junta Directiva, cargo en el que permaneció, con algún intervalo, hasta 1928. Desde aquí impulsó uno de los primeros proyectos de cantera del club, tema al que merece la pena dedicar esta sección la próxima semana.
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