Lucas Boyé | Delantero del Alavés
«Llegaré a los 40 muy castigado con tanto choque, pero me cuesta escapar de eso»El ariete, al que no le pesa ser el fichaje más caro de la historia albiazul, está listo para debutar tras superar su lesión de rodilla
Lucas Boyé (San Gregorio, Argentina; 29 años) se prepara para debutar hoy con el Deportivo Alavés (San Mamés, 18.30 horas). Llegó lesionado del ... Granada, pero el parón le ha venido bien para poner a punto un físico clave en su juego. Listo para aguantar los choques que hagan falta, tiene claro que su rol es marcar, pero también que el equipo gane. Salido de un pueblo «muy chiquito» y criado en la imponente cantera de River Plate, espera que los goles ayuden a que su adaptación sea inmediata. Lo que entrega desde el principio es su compromiso, sin aires de estrella. «Mi responsabilidad y comportamiento con el Alavés no sería diferente si hubiese venido gratis», asegura el fichaje más caro de la historia de la entidad.
- ¿Cómo está su rodilla?
- Bien. Evidentemente cuesta un poco, pero llevo entrenando toda la semana normal.
- Contaba hace años que le dolía el cuerpo tras los partidos con tanto choque. ¿Sigue igual?
- No lo controlo y quizás debería empezar a hacerlo porque llegaré a los 40 y estaré muy castigado. Pero es mi forma de jugar. Me cuesta muchísimo escapar de eso.
- En Mendizorroza gusta ese tipo de jugador.
- Me lo han dicho bastante, que va un poco encadenado a lo que es mi juego. Ojalá que sea así.
- ¿Siempre destacó su físico?
- Fue un poco con el tiempo. Cuando llegué a River a los 14 años todavía no había pegado el estirón. Era más bien chico. Cuando empecé a tener un físico un poco más grande empezaron a ponerme de delantero y empecé a pelearme con los centrales.
- ¿Cómo era la vida en San Gregorio, su pueblo?
- Es un pueblo muy, muy chiquito. Está lejos de todo. Nos conocemos entre todos, está el club del pueblo y ahí estuve hasta los 14 años. Tengo toda mi familia ahí, mis amigos… Es donde voy de vacaciones.
- Un pueblo con fútbol de calle.
- Cuando no estaba en el club entrenando estaba en la calle jugando delante de casa con todos los chicos del barrio hasta altas horas. Mi madre abría la puerta y me encontraba. La infancia que tuve fue muy sana y muy linda.
- ¿Entonces ya veía en bucle los vídeos de Ronaldo Nazario?
- Eso fue un poco más tarde y quedé enamorado. Para mí es el mejor delantero que hay. Pero miraba todo lo que había. En ese momento estaba Falcao en el Atlético, que era una locura.
- Con 14 años saltó al bullicio de Buenos Aires. ¿Le impresionó?
- Cambió muchísimo todo. Uno a los 14 años ya se siente grande, pero ahora los ves y te das cuenta de que son chiquitos. Pasar a separarte de tus padres, de tus amigos, de todo eso... cuesta. Son 400 kilómetros que me separaban de todo eso. Hace que uno madure más rápido, que empiece a priorizar el fútbol como su forma de vida.
«Mi padre creía que no aguantaría lejos del pueblo porque me costaba dormir un día fuera de casa»
- ¿Nunca se arrepintió?
- No. De hecho, mi papá pensó que yo me iba a volver a los dos meses. Porque era el típico chico que no se quería quedar a dormir en la casa de un amigo porque extrañaba a su papá. Y de la nada, esa separación. Pero eran tantas las ganas que tenía de convertirme en un jugador profesional que que me hizo aguantar.
- Con 20 años llega a Europa. ¿Demasiado pronto?
- Quizás viendo muchos casos que han pasado más tiempo en Argentina me hubiesen hecho madurar futbolísticamente. Pero no me arrepiento de nada. A los 20 ya estaba en el Torino jugando en la Serie A. Fue un salto muy rápido que quizás sí me hizo quemar etapas y no alcanzar tanto la madurez futbolística.
- ¿Se le queda la espina no haber estado más tiempo en River?
- Aparte salí de una manera no deseada. Pero se dio así. Mis decisiones siempre fueron por querer jugar al fútbol. Pero sí, hoy miro carreras de futbolistas que han salido de River y que han disfrutado muchísimo más de lo que es el club y me hubiese gustado.
«La cabeza es tan importante como las dotes para el fútbol; sin confianza soy otro jugador»
- Ahí sufrió sus primeras críticas siendo muy joven. ¿Cómo logró llevarlo?
- Va un poco en cada uno. Siempre me preguntan por algo que dije una vez de que tenía bloqueada a mucha gente en las redes sociales. Sí, porque en ese momento lo sufrí muchísimo. River y Boca son un poco como aquí Madrid y Barça en cuanto a exposición. Juegas 10 minutos y te pasa a conocer Argentina entera. Al principio lo disfruté muchísimo, pero después empezó a haber críticas. Y las redes sociales habían explotado en ese momento. Era un chico de 18 o 19 años y me costó manejarlo. No tanto por la salud mental, sino por la confianza en el juego. En mi vida cotidiana yo lograba ser feliz. Pero sí me costó.
- ¿Ahora lo lleva mejor?
- Sí, obvio. También molesta cuando lees comentarios feos, que van a herir. Todo el mundo quiere ser querido, pero creo he aprendido muchísimo más a manejarlo o a restarle importancia.
- Dice que es un jugador muy 'mental'.
- Es fundamental. Un jugador puede cambiar muchísimo con confianza y sin ella. Un montón de cosas pasan por la cabeza y depende de cómo lo procesas. En mi carrera me ha tocado vivir momentos muy lindos y momentos donde he sufrido muchísimo. Si me miras en una temporada y en otra soy otro jugador. La cabeza es tan importante como tus dotes futbolísticas.
- Es el fichaje más caro del Alavés. ¿Es una presión añadida?
- Intento que no me pese. El mercado se comporta así, cada vez los jugadores van a valer más y no es porque sean mejores. Es un dato, pero no mucho más. Mi responsabilidad y mi comportamiento con el Alavés no va a ser diferente a si hubiese venido gratis por ser fichaje más caro en la historia. No va con mi forma de ser.
- ¿Cómo entiende el oficio del '9'?
- Creo que la responsabilidad más grande es el gol. Aunque hay muchas otras funciones importantes: generar el momento en que el equipo está apretado con un desahogo, la presión para que el rival no salga con tanta facilidad... Creo que es un conjunto de todo.
- ¿Cuesta hacer entender que los goles no lo son todo?
- Para todos, un '9' tiene que hacer muchos goles. Yo estoy de acuerdo en cierta parte. Es algo que suma, pero hay otras cosas. Lo primordial es que el equipo gane. No porque un delantero haya hecho un gol ya hizo su trabajo bien.
- ¿Su adaptación puede depender de que marque pronto?
- El gol ayuda a que la adaptación sea más rápida. Pero siento que también puede haber una adaptación sin que el gol llegue de manera tan rápida.
- ¿Cuántas veces le llamó Coudet para convencerle?
- No para convencerme, pero sí he hablado con él dos o tres veces, también cuando estaba en otros clubes.
- ¿Qué valor le da a esa fe del entrenador?
- Mucho, claro. Ya partes con que estás en un lugar donde te quieren.
«Me gustan los tatuajes, pero alguno se me fue de las manos»
- Tiene tatuado un 'Imposible' en la espalda con el 'Im' tachado. ¿Es su filosofía de vida?
- Me lo hice un poco más de joven, cuando era un poco más inconsciente (ríe). Pero sí, un poco ha sido mi carrera así. De no relajarme, de siempre intentar mejorar.
- ¿Le gustan los tatuajes?
- Más o menos. Me gustan los pequeños. Hay veces que se me fueron de las manos, como el del gemelo. Está muy bien porque al final soy yo con una pelota y me representa. Pero me arrepiento un poco porque es muy grande.
- ¿Ya se ha sumado al grupo del mate del vestuario?
- Sí, sí. Me gusta mucho tomar mate. Teniendo gente argentina o uruguaya se hace un poco más llevadero. Al principio en España no conocía un montón de cosas. No conoces el humor ni otros temas y eso te aleja. Hoy en día ya no. De hecho el año pasado en Granada no tenía ningún sudamericano y me sentía muy a gusto también. Porque puedo charlar, conversar. Puedo hacer un chiste y que se entienda. Ya te haces parte.
- En la caseta también gustan los asados. ¿Se le dan bien?
- No tengo buena mano, pero sí que me gusta. Por el entrenador, porque hay gente argentina y sudamericana y porque aparte la carne le gusta todo el mundo.
- Ya estará acostumbrado a que la española es muy diferente a la argentina.
- Al principio costaba mucho, pero también aprendí. De hecho me gusta, aunque a mi mujer no, le cuesta locura. Pero yo ya me he acostumbrado y hasta lo disfruto.
- ¿Echa de menos Argentina?
- No. Disfruto muchísimo cuando voy, pero también me gusta muchísimo lo que hago. El desprendimiento lo hice a los 14 años y estoy muy acostumbrado a estar lejos de las personas a las que quiero. Y aquí formé una familia también. Siento que mi vida está aquí, pero cuando vuelvo disfruto muchísimo.
- Su hija es de sangre argentina, nacida en Granada y se criará en Vitoria. Buena mezcla.
- (Ríe). La verdad que sí. Y tiene pasaporte italiano, porque necesitamos viajar y era lo que le salía más rápido. Es una mezcla importante.
- Debuta en un derbi. ¿Le han explicado cómo se vive?
- Sé que es un estadio donde no se gana hace mucho tiempo. Son partidos lindos de jugar y ojalá que la victoria caiga en el otro lado. Vamos a hacer todo lo posible para que así sea.
- El Athletic llega con pleno de puntos.
- Siempre es muy competitivo y más en su estadio. Pero por eso no hay motivación más grande para encarar al partido que eso. Es un partido hermoso para jugar y vamos a salir a ganar.
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