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Kike García sujeta un ataque desafiladoSecciones
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Sevilla 1-1 Alavés
Kike García sujeta un ataque desafiladoEl partido después de que Coudet lamentara no tener un jugador que «haga un gol de la nada», el Alavés se sacó uno de una ... chistera habitualmente hueca. El saque de banda en el último tercio, tantas veces sinónimo de pérdida de balón, originó el tanto de la igualada albiazul. Tenaglia se cercioró del movimiento de Jordán, al que sus excompañeros dejaron solo. El mediocentro, con un toque sutil con la espuela, dejó de cara para Carlos Vicente, que golpeó en un centrochut, siempre más peligroso que certero. En la dirección del esférico se cruzó Kike García, con el olfato intacto a los 35 años, para sacar petróleo de donde a priori no lo había. Por algo le llaman el obrero.
A Peque le apodan así por la estatura. Apenas supera el 1,70. Nadie hubiera imaginado ni cuando era alevín ni cuando estaba en la cantera del Barcelona que su estreno goleador en Primera División llegaría en un remate impecable de cabeza. Pero ya se sabe de la benevolencia de la defensa albiazul. Los goles fueron tan disparatados como el propio partido, gobernado por el miedo a perder como si de las dos últimas jornadas se tratara. Con despistes como una defensa dormida en un saque de banda albiazul y un desbarajuste alavesista para que remate el jugador sevillista más bajito, como ocurriera con Lucas Vázquez y el Real Madrid la temporada pasada.
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El caso es que el conjunto de Coudet está muy lejos de convertir el agua en vino en sus jugadas de ataque. Tiene relativa facilidad para generar acercamientos al área rival, que luego no traduce en ocasiones claras de peligro. Le pasó ante los blancos el domingo anterior, con un Courtois que apenas fue puesto a prueba, y todavía más flagrante ayer ante un Sevilla menor y de la misma altura que los vitorianos. La profundidad y mordiente quedaron reducidas a los primeros cinco minutos, cuando Guridi no logró aprovechar un magnífico centro raso de Tenaglia. El remate en el primer palo fue demasiado cruzado. Y hasta ahí todo el peligro claro si no se tiene en cuenta la ocasión franca de Carlos Martín, invalidada por el árbitro.
El conjunto albiazul tuvo el control del juego y del centro del campo ante un Sevilla replegado. Pero el 57% de posesión no se tradujo en pases incisivos, sino más bien en envíos de trámite, escasos de profundidad y más para retroceder metros que para ganarlos. Kike García, con un juego fuera del área infravalorado por los centrales, sumó su duodécimo tanto en Liga. Más de un tercio de los 33 goles del Alavés llevan su firma. «No pienso en eso, solo en salvarnos», despeja el delantero, desquiciado por la falta de profundidad y verticalidad de los suyos. Al ahora equipo de Caparrós le alcanzaban con los envíos de Nyland para desnudar a una zaga albiazul mientras que la producción vitoriana no permite distinguir los que aportan más o menos entre Aleñá, Guridi, Carlos Martín y Conechny.
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