
Sevilla 1-1 Alavés
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Sevilla 1-1 Alavés
El Alavés resiste la presión y sigue adelanteNo parece el Alavés un equipo atenazado por la necesidad y quizás esa sea una de las lecturas positivas para este final de Liga. Antes ... de que, ya desde este miércoles frente a la Real Sociedad, las consecuencias de cada partido se conviertan en poco menos que irreversibles. En otra situación crítica tras el triunfo de Las Palmas que le envió al descenso, el cuadro vitoriano ha resistido la presión para sumar un punto importante. En uno de esos encuentros con altibajos, de más a menos, donde cualquier resultado hubiese sido posible si los marcadores se decidieran por méritos.
Cerca del triunfo tras el descanso y cerca, quizás más cerca, de la derrota antes del final. Pero competitivo en un contexto de discreción general, de pelea entre bloques de perfil bajo. Sin lograr el resultado que le descargaba del agobio de vivir bajo la línea roja, aunque entero para las seis jornadas finales. En una especie de ley de la ventaja: sigan, sigan, que lo que viene promete aún más que lo vivido.
Sevilla
Nyland; José Ángel Carmona (Juanlu, m. 81), Badé, Ramón Martínez, Pedrosa; Lukébakio, Gudelj, Agoumé (Sow, m. 60), Ejuke (Saúl, m. 45); Peque (Manu Bueno, m. 81); e Isaac Romero (Suso, m. 60).
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Alavés
Sivera; Tenaglia, Sedlar, Facundo Garcés, Diarra; Antonio Blanco; Carlos Vicente, Joan Jordán (Guevara, m. 77), Guridi (Carlos Martín, m. 69), Aleñá (Conechny, m. 69); y Kike García.
Goles: 1-0, m. 12: Peque. 1-1, m. 45+2: Kike García.
Árbitro: Ortiz Arias (madrileño), con su paisano Del Cerro Grande en el VAR. Amarillas a los locales Gudelj y Suso, así como a los visitantes Guridi y Diarra.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 32ª de LaLiga EA Sports, disputado en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán ante 36.436 espectadores.
Aunque se antoje una realidad incuestionable que Leganés, Las Palmas y Alavés tienen un futuro entrelazado y una soga que aprieta en el último mes del campeonato, parece claro que la frontera de los 40 puntos es el objetivo. Alcanzarlos o al menos rozarlos. Hacer camino al margen del trabajo de los oponentes. Y en esa idea de recorrer la senda de la permanencia la pequeña zancada del Sánchez Pizjuán debe ayudar.
Es uno de esos buenos resultados que tal vez se miran, al menos a corto plazo, con el ceño fruncido debido a la exigencia clasificatoria. Aunque probablemente el disparo de Suso en el minuto 94, con todo a favor para anotar el 2-1, cambió en cierto modo esa impresión. O la parada de Sivera ante Lukebakio minutos antes. Todo lo que había controlado el Alavés hasta entonces se desordenó en el cuarto de hora final. Los cambios de Caparrós, que se estrenaba en el banquillo local, pesaron bastante más que los albiazules.
Coudet había optado de inicio por lo que tenía disponible, Garcés y Sedlar, para la reconstrucción del centro de la zaga. Pese a que el 1-0 rebasó al serbio y también a Tenaglia para el cabezazo del liviano Peque, ambos cumplieron con eficacia. Garcés estrenaba titularidad y Sedlar regresaba al césped después de cuatro meses. No había mucho más que pedirles ante las obligadas ausencias de Mouriño y Abqar. Para una zaga casi experimental con la entrada en la izquierda de Diarra, también cumplidor, por la baja de Manu Sánchez. Quizás no hay demasiada calidad en la plantilla, pero sí cierto nivel cuando se traba de cubrir ausencias.
El Sevilla se adelantó en una acción que inició su portero con un saque largo y el Alavés igualó tras un saque de banda. Puede valer como definición de duelo de voluntarismo general y escasez de acierto. Como se trata de fútbol una buena salida albiazul al campo con ocasión muy clara de Guridi y varias llegadas más no bastaron. El rival anotó en su primer acercamiento. Por la banda derecha del ataque sevillista, que causaría también problemas después con la calidad de Suso.
Pero los albiazules de armaron de paciencia para mover el balón ante el repliegue rival e insistir. Un poco de Aleñá, Jordán y Carlos Vicente es lo que tiene el equipo para agitar la coctelera. De los dos últimos, con remate final del de siempre, Kike García, nació el empate. Psicológico. Segundos antes del descanso.
El Alavés aprovechó el viento en las velas tras la salida del vestuario y amagó con la remontada. Apretaba bien para impedir la salida del balón rival y tampoco sufría ante los balones largos. Mucha pelota en los pies e insistencia. Tampoco hay mucho más. Pero poco a poco giró el duelo hacia los inquilinos del Sánchez Pizjuán. Con Saúl en el campo, con Lukebakio colocado ya en función de delantero para amenazar con su velocidad. Toque de corneta sevillista y sordera albiazul para interpretarlo. La salida de Conechny y Carlos Martín por Aleña y Guridi no redujo los problemas. Tampoco después la de Guevara por Jordán.
A todo o nada se jugaba ya y toda la entereza de la primera hora de juego se tornó en pura supervivencia. Aunque ya se sabe que el Alavés no destaca por cavar trincheras con destreza. Demasiadas pérdidas en zonas peligrosas, escasez de oxígeno y acciones salvadoras. La salida de Sivera para tapar con la rodilla un medio gol de Lukebakio y, ya casi fuera de carta y a un precio anímico que hubiera resultado abusivo, la oportunidad de Suso. Casi a cámara lenta tras sus regates, envió el balón a la grada a segundos del final. Para que digan que no se puede detener el tiempo.
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