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El Alavés extraña los goles de cabezaDesde el seno del Deportivo Alavés se apela estos días a recuperar una tradición histórica de la entidad. El fortín de Mendizorroza ha sido conquistado ... en más ocasiones de las debidas esta temporada y, con cuatro de las seis jornadas por disputar en casa, al conjunto albiazul le gustaría fiarlo todo a su tradicional fortaleza como local, este año erosianada. Lo mismo ocurre con otro de esos apartados del fútbol decisivos pese a que se escapa del virtuosismo. La pólvora a balón parado del conjunto que ahora dirige el Chacho Coudet está empapada, sin registrar un gol de córner desde el 14 de septiembre, ninguno tras el centro de una falta y desde el último curso en Segunda sin marcar de libre directo. Una larga y extraña sequía que evidencia la pérdida de poderío aéreo y calidad en la ejecución que habitualmente ha caracterizado al centenario conjunto vitoriano.
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Dicen los expertos que el camino más corto al gol suele ser el balón parado, sobre todo cuando la calidad escasea. No todos los jugadores pueden marcar con un tiro desde fuera del área, regatear a varios rivales o dar con precisión un pase de la muerte. Pero cualquier jugador profesional tiene capacidad para realizar un lanzamiento lejano que coloque el balón en el área rival y la mayoría de rematar a la red. Es por ello que los equipos de la parte baja de la clasificación acostumbran a hacerse fuertes en este aspecto, con el objetivo de simplificar el juego y nivelar la diferencia de calidad con las escuadras de mayor calidad. No es el caso de este desconcertante Deportivo Alavés.
Tenaglia es el único albiazul que ha anotado un tanto a la salida de un córner, tan celebrados en Mendizorroza como estériles. El primer saque de esquina botado por Joan Jordán este curso sirviópara que el lateral argentino cabecera al fondo de una de las porterías del estadio del Espanyol. Aquel 3-2 que en su momento solo sirvió para reducir ventajas en el marcador del RCDE Stadium muestra casi ocho meses después una de las deficiencias de la plantilla, a la que le cuesta horrores materializar sus ocasiones. Ocurre tanto con el balón en movimiento, donde Coudet ya ha lamentado la ausencia de futbolistas diferenciales, «que marquen goles de la nada» y la falta de finura en los últimos metros como en estático.
La defensa del Alavés es la segunda menos goleadora del campeonato. Al tanto de Tenaglia solo hay que sumarle el de Manu Sánchez frente al Villarreal, precisamente tras asistencia del jugador de Saladillo. La Real Sociedad, con un gol de Aramburu, es el único equipo por debajo. Ambos conjuntos, rivales mañana (21:30 horas), miden el vacío goleador de sus defensas centrales. Ninguno de los seis integrantes del eje de la zaga alavesista (Abqar, Mouriño, Diarra, Sedlar, Garcés y Pica) ha logrado estrenar su cuenta.
Muchos de ellos tienen condiciones físicas y habilidad para hacerlo, como dejó entrever Garcés en Sevilla, pero hasta la fecha, el alavesismo extraña celebrar esos goles a balón parado que sí festejan en otros estadios. La diferencia con los otros rivales directos por la salvación es sustancial. Los defensores del Leganés han anotado 6, los mismos que los del Girona, cinco los del Valencia y diez los del Espanyol. Las Palmas tiene en Álex Muñoz (3 goles) una vía de escape cuando el talento diferencial de los Fabio Silva o Alberto Moleiro no logra hallar el camino a la red.
La retaguardia albiazul ha perdido en los últimos años baluartes como Laguardia, Ely o Feddal, que aseguraban un par de goles por curso. En la campaña 2019-20, el Alavés marcó el 24% de los goles a balón parado, cuando Javier Cabello ejercía de especialista desde el banquillo. Casi uno de cada cuatro, uno de los promedios más altos de la última década en La Liga. Este año, esas acciones se reducen al tanto de estrategia de Jordán en Leganés, el de anteayer en Sevilla tras saque de banda y el citado córner de Tenaglia. La suma de los penaltis marcados logran elevar la cifra general hasta los 9 y evitar así tener el peor registro, que pertenece al Valladolid.
Aunque las penas máximas le perjudican en el análisis de su desempeño defensivo. 21 de los 46 goles recibidos en 32 partidos los ha encajado a balón parado. Once desde el punto fatídico, donde los porteros aún no han logrado detener ninguno de los señalados, muchos de ellos con polémica. Además, en el dato no se recogen cabezazos que terminaron en gol como el de Puado (Espanyol) en la primera vuelta, o los más recientes de Munir (Leganés) y Peque (Sevilla). Por contra, Kike García ha logrado tres de sus 12 goles con espléndidos cabezazos a Celta, Osasuna y Betis, mientras extraña más envíos que permitan al Alavés volver a andar por el camino del gol a balón parado.
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