Ensalada de pesticidas

Sin ellos no podríamos disfrutar de la variedad y cantidad de frutas y verduras que hoy en día encontramos en el supermercado; los productos de la huerta se convertirían en delicatessen a precios desorbitados. Son los controvertidos pesticidas, sustancias químicas que impiden que las plagas y las enfermedades destruyan los sembrados y arruinen las cosechas. Su uso generalizado a partir de la Segunda Guerra Mundial revolucionó la agricultura al favorecer los cultivos intensivos, alargando la vida comercial de los productos y protegiendo también al consumidor de determinadas enfermedades por contaminación. Pero en los últimos años las voces que cuestionan su uso y su supuesto abuso por parte de la industria agrícola y su presunta toxicidad a través de la ingesta no dejan de multiplicarse, mientras ganan en adeptos las técnicas ecológicas de producción (que, dicho sea de paso, también emplean determinados plaguicidas).

España es, tras Francia e Italia, el país europeo con mayor consumo de pesticidas, con una inversión anual de 600 millones de euros en la compra de 40.000 toneladas de estos principios activos. Estos son los datos que baraja la Fundación Vivo Sano (FVS), impulsora de una iniciativa dirigida a que el Gobierno ponga en marcha una serie de medidas concretas para reducir el uso de productos fitosanitarios hasta en un 30 % en el horizonte de 2020. Sus investigaciones han detectado la presencia de residuos de plaguicidas en un 44 % de las frutas y hortalizas, en un 65 % de las espinacas y en un 80% de los tomates y pepinos. Advierten de las "preocupantes consecuencias" que su ingesta puede tener para la salud humana, con "incidencia en el desarrollo de enfermedades como el párkinson, cáncer de próstata, linfoma y mieloma múltiple", sostienen, aunque, en su opinión, el problema puede ser incluso más grave "si se examinan los efectos en conjunto" de estas sustancias.

Precisamente, un reciente estudio de la OCU ha tratado de ahondar en el 'efecto cóctel' que pueden tener los pesticidas ya que, habitualmente, se usan en fórmulas de combinación, lo que "podría potenciar sus efectos tóxicos sobre nuestro organismo". Así, expertos de esta organización analizaron la presencia de 350 plaguicidas -autorizados y no autorizados- en 90 piezas de pera conferencia, manzana golden, fresa, lechuga, tomate y calabacín, elegidos precisamente porque son alimentos que suelen consumirse sin pelar. Y las conclusiones no son muy tranquilizadoras: aunque las cantidades detectadas no superan los límites permitidos, una de cada cinco piezas presentaba más de 5 sustancias distintas; el 11% de 4 a 5; el 32% entre 2 y 3 y el 20% un único plaguicida. Tan sólo en el 16% de los casos no se hallaron restos de estas sustancias.

Peras y lechugas

El estudio de la OCU encontró en las 90 muestras hasta 52 tipos diferentes de pesticidas. Afortunadamente, sólo 5 de las piezas presentaban cantidades en el límite legal si bien ninguna los superaba. "Lo que de verdad resulta preocupante es hallar tantos pesticidas diferentes en un mismo alimento", señalan los responsables del análisis. Un exceso que se observa independientemente de que la fruta o la verdura fuese adquirida en un puesto del mercado, en un súper o en un hipermercado y que alcanza su máxima expresión en peras y lechugas: todas las piezas incluyen al menos cuatro plaguicidas diferentes y en cuatro casos ¡hasta diez!. "Se trata de una situación peligrosa por cuanto podría entrar en juego el 'efecto cóctel', que consiste en la interacción combinada de varios pesticidas, sobre todo si tienen el mismo modo de acción", añaden. Precisamente, la agencia europea de seguridad alimentaria, la EFSA, está investigando las consecuencias de la utilización combinada de los pesticidas, sin que hasta la fecha haya tomado ninguna resolución.

Recomendaciones

Ante los "inquietantes" resultados de su estudio, la OCU ha hecho públicas unas recomendaciones para reducir en lo posible la ingesta de pesticidas:

- Lavar la fruta y la verdura durante más de un minuto, a ser posible con agua templada y añadiendo un poco de bicarbonato sódico. En el caso de las lechugas, acelgas y espinacas limpiar las hoja por hoja con agua fría, de lo contrario pierden frescura. Luego, a la hora de secarlas, utilizar papel de cocina para arrastrar los pesticidas que aún pudieran quedar en la superficie.

- La forma más efectiva de evitar la ingesta de pesticidas es pelar las frutas y verduras, aunque sea a costa de eliminar buena parte de la fibra, minerales y vitaminas que aporta la piel. Se recomienda sobre todo en el caso de las peras y las manzanas, donde la variedad de pesticidas puede ser muy significativa. En las verduras de hoja también conviene tirar las hojas exteriores.

- Otra forma de limitar la ingesta de pesticidas es priorizar las piezas de temporada, puesto que llevan menos sustancias postcosecha (destinadas a mejorar la conservación). También ayuda seguir una dieta variada, ya que disminuyen las probabilidades de repetir la ingesta de un mismo pesticida.