La vida después de la Selectividad
Cuatro vitorianos que sacaron el mejor resultado en la prueba repasan su trayectoria. «Una nota no te hace mejor»
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Garazi Gómez de Segura | Ingeniería Aeronáutica
Toulouse, Bruselas... y ahora Cambridge
Garazi Gómez de Segura dibujaba aviones y turbinas en el aire cuando, hace diez años, le comunicaron que había logrado el mejor resultado de Euskadi ... en Selectividad. Un 9,52. Quería estudiar Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid y lo hizo con nota, pues fue la 'número uno' de su especialidad. Y eso que la primera semana «creía que todo el mundo era más listo que yo», recuerda esta exvecina de Estíbaliz.
En unos días defenderá su tesis doctoral en Cambridge tras nutrir su curriculum en Toulouse, Bruselas o Stanford. «Cada que vez que veía una oportunidad fuera la cogía», aclara. Allí, en Inglaterra, reside desde hace cuatro años, tiene una cuadrilla internacional y se ha volcado en la investigación de la dinámica de fluidos, un área que le ha reportado nuevos reconocimientos como el premio Amelia Earhart a mujeres en un doctorado en ciencias aeroespaciales.
En la selectividad de 2009
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9,52 con un expediente académico de 9,9 en la ikastola Ikasbidea. Se marchó a la Politécnica de Madrid.
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Doctorado en Cambridge. Investiga los revestimientos de materiales porosos «con el objetivo de manipular el flujo turbulento alrededor de la aeronave».
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Berta Zabaleta | Relaciones Internacionales y Traducción
El mismo máster que el Rey en Washington
De aquella adolescente que en 2010 fue la alavesa con la nota más alta de Selectividad (9,4) queda «poco» más que su larga melena. Berta Zabaleta cursó Relaciones Internacionales y Traducción e Interpretación en la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid, y acaba de graduarse en «el mismo máster que el Rey» en Georgetown con una beca 'la Caixa'. «Estados Unidos siempre había estado en mi mente», explica desde su habitación en Washington sin billete, por ahora, de vuelta.
La tarjeta de presentación de esta amante del baloncesto y la «comida sana», que tanto añora, rebosa experiencia. Ha pasado por el Ministerio de Defensa, la embajada española en su actual ciudad o, también allí, el Banco Mundial. «En España hay una visión muy arcaica de las notas, se les da mucho valor y la experiencia es más importante», advierte esta veinteañera con una agenda llena de 'networkings'.
En 2010
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9,4 que sumó a su 9,89 en el Bachillerato científico en Urkide. Se matriculó en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid).
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Recién graduada en Georgetown. Se quedará en Washington, donde ha obtenido el permiso de trabajo.
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Alain García | Medicina
Entre los cuatro mejores MIR vascos
Medicina no era la vocación de Alain García. Iba por letras y hacía teatro pero, reconoce, «en segundo de carrera vi que el cuerpo humano era lo mío». Este vitoriano, el primero de Álava en la Selectividad de 2012 (un 9,2), acaba de cumplir un mes como residente en Cardiología en el hospital de Basurto, en Bilbao, después de quedar entre los cuatro mejores MIR vascos. «Cada examen te parece un mundo y es importante, pero una nota no te hace peor ni mejor», sostiene este alumno con un cargamento de matrículas de honor en la UPV/EHU.
Tras años rodeado de apuntes dice encontrarse en «un momento de transición vital» que espera le permita recuperar aficiones como el judo. «Tengo mucho cariño a Vitoria, allí están mi cuadrilla y mi novia, pero no sé si al final tendré que mudarme a Bilbao por culpa de las guardias», plantea.
En 2012
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9,2 en Selectividad y un 10 en Bachillerato en San Viator. Hizo la carrera en la UPV/EHU.
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Un mes como residente en el hospital de Basurto. Dudaba entre Cardiología y Neurología y se quedó con la primera. La residencia dura cinco años.
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Mikel García | Bioquímica
Un único suspenso en la universidad
El CIC Biogune, en el parque tecnológico vizcaíno, es la próxima parada de Mikel García, que en septiembre comenzará el doctorado tras regresar de Estocolmo con un máster bajo el brazo y, antes, graduarse en Bioquímica en la UPV/EHU. «Acerté totalmente con la carrera», afirma este vitoriano que en 2013 sacó la segunda mejor nota vasca (9,73) en Selectividad. Aquel logro se ha quedado con el paso del tiempo en «una anécdota».
Este joven prefiere mirar al futuro, hacia la investigación, su pasión, y sospecha que aún le queda alguna estancia en el extranjero. Hizo prácticas en París o Viena y «a largo plazo me gustaría vivir en España aunque en Vitoria no hay de lo mío», comenta con un expediente universitario con un único suspenso. «Fue un examen sorpresa de Bioestadística. Saqué un cero redondo», detalla mientras apura sus lecciones de sueco.
En 2013
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9,73 más un 10 de media en los dos últimos años en Corazonistas. Eligió la UPV/EHU.
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A punto de regresar de Estocolmo. Allí ha cursado un máster en biología estructural. En septiembre comenzará su doctorado en el CIC Biogune, en Bizkaia.
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