Un universo de enigmas

Aunque viajen con rumbo a lo desconocido, saben muy bien cómo se desplazan. Recorren el espectro sonoro en busca de melodías y ritmos que armonicen con su concepto musical. Llevan ecos de otros mundos y hasta de otros tiempos. Y no necesitan palabras para dar fe de su compromiso con su línea estética y estilística. Lo suyo es dar la nota, una vez tras otra, para construir piezas que suenen a eso. A Los Misterios.

Iñaki Saldias es el guitarrista que puso en marcha los engranajes. Su interés por la música etiquetada como surf se reflejó en su momento en Los Fontane, una potente formación que llegó a ganar el certamen de la Diputación alavesa hace una docena de años. Pero la vida es así, una pelea constante, y la banda que lucía máscaras de luchador mexicano se fue desmembrando.

Y entonces, pensó en tomar una nueva ola en el sonido surf, al margen de los estándares del género. Para ello IñakiSaldias se sumó a un saxofonista y a otros músicos. «Fue la génesis de Los Misterios, un proyecto un tanto experimental». Con el batería Javi y el bajista Iker, arrancó un trío que ya se hacía llamar de esa manera. «La guitarra tenía más caña, más presencia. Más cerca de Link Wray o Dick Dale que de The Ventures o The Atlantics», distingue para situar al combo en la línea más rotunda de las dos en que el músico divide el género.

Un par de años después, «entró en nuestro radar la opción de incorporar a un pianista. Israel toca clásico, también el órgano de iglesia, su profesión es tocar el piano. Pero también le gusta el rock: no es el típico que lo considera una música menor». Ya en el local, «probamos con un teclado midi, sonidos Farfisa o Hammond». Y este último se hizo con los oídos de la banda.

Así que ya estaba resuelto el enigma: Israel Ruiz de Infante al órgano Hammond –a través de amplificación de válvulas–, Iker Saracibar al bajo y Jon García de Albéniz en la batería se suman a la Fender Jaguar de IñakiSaldias para crear un universo particular. «Empezamos a componer de otra manera. Tampoco somos un grupo 'surf-surf', sino instrumental. Pero la etiqueta nos ayuda a posicionarnos», precisa el hombre de las seis cuerdas.

También está «la reverb, que no toco con distorsión, sino con sonido limpio, con un poco de eco, de trémolo... pensando siempre en qué medios tenía un guitarrista de los 60», acota Saldias. «Combinado con el Hammond, que es un instrumento solista y tiene una presencia brutal, nos alternamos en dos planos sonoros o vamos a la vez», resume.

Aquí, en lo estético, tienen su peso visual el gusto por la ciencia ficción, los monstruos fílmicos y demás elementos de un universo particular. Ese que la artista Karen Warner –responsable del logo del grupo, que ahora Jon luce sobre una tapa cromada en su bombo– maneja en la portada de 'Planeta Misterio'.

Vamos ya con este título, que es la tercera referencia de la banda, la de mayor duración –con ocho temas– y su debut en vinilo, algo que la propia filosofía del sonido de Los Misterios parecía estar pidiendo a gritos. También ha sido toda una aventura esta travesía a través del agujero negro Covid-19. «Lo íbamos a presentar el 23 de marzo y el 13 fue el confinamiento», detalla el músico. La cita iba a ser en Hell Dorado, donde los alaveses compartirían escenario con los estadounidenses Man or Astroman? pero todo fue devorado por esa microscópica bola con púas de dudosa estirpe, que le ha devuelto a Saldias una máscara. Pero ahora sin gracia alguna.

Con la luz de la primavera, el grupo tomó la decisión de poner a la venta el disco, en el que todos apostaban por 'Chino Zombie' como tema estelar o sencillo. Pero el vídeo que salió fue 'Mátalos y vuelve', «que fue el elegido por el director, Xabi Mendibe».

¿Y ese planeta, cuántas veces han podido orbitar en torno a él? Pues si no le falla la memoria a Iñaki, en Zabalgana, en Uritiasolo... con un público «sentado y estático», que limita el 'feedback' de energía para unos músicos que no han podido disfrutar del directo como acostumbran. Más adelante... eso son ya otros misterios.