Ullíbarri-Gamboa recuerda la parte del pueblo que desapareció bajo el embalse
La Diputación alavesa homenajeará el 28 de julio a los núcleos afectados en la década de los 50 con la inauguración de un Tótem de la Memoria
El embalse de Ullíbarri-Gamboa fue inaugurado oficialmente en el verano de 1958, una gran obra para regular las aguas del río Zadorra con el ... objetivo de trasvasar sus caudales hídricos a Bilbao y su comarca. El resultado fue un éxito, pero también provocó una realidad menos amable: la pérdida masiva de habitantes de más de una decena de pueblos o incluso la desaparición de algunos de ellos bajo las aguas del embalse en la década de los cincuenta.
Ullíbarri-Gamboa fue precisamente uno de los núcleos urbanos que sufrió importantes pérdidas, entre ellas varios edificios y la ermita de Santa Marina. El año pasado, un grupo de submarinistas consiguió encontrar ese templo además del antiguo molino. Y este sábado ese hallazgo ha protagonizado uno de los momentos más especiales de las fiestas de Ullíbarri-Gamboa que se celebran este fin de semana. A las 12.00 horas, tras el chupinazo y el repique de campanas desde un barco se ha lanzado una piedra al lugar en el que se encuentra la ermita a unos quince metros de profundidad.
«Es una costumbre y en la piedra oficial cada año redactamos una inscripción, algo como 'gure ama birjinari maitasunez' o 'desde el cariño, gora Santa Marina'. Además la gente lanza otras piedras desde sus embarcaciones», explica Josemari Vélez de Mendizabal, escritor y presidente de la asociación local Ganboa Kultur Elkartea. Es una manera de echar la vista atrás, a lo que un día fue el pueblo, y de «mandarle un recuerdo a la Virgen». La talla original se encuentra en el Museo de Arte Sacro de Vitoria. Con la ayuda de los submarinistas que dieron con la ubicación exacta de la ermita, los promotores de Ganboa Kultur Elkartea están ahora inmersos en un nuevo proyecto. Se trata de la búsqueda de un antiguo puente que calculan está sumergido a unos 25 o 30 metros de profundidad.
El lanzamiento de la piedra por parte de los vecinos de Ullíbarri-Gamboa no será el único recuerdo a los núcleos urbanos sumergidos bajo el pantano. La Diputación Foral de Álava realizará un homenaje el próximo 28 de julio.
Será «un acto sencillo» en recuerdo «a los pueblos afectados por la construcción del embalse, a las personas afectadas por esa obra de ingeniería y a los trabajadores que participaron en ella». Esa mañana se celebrará en la zona del mirador de la presa de Ullíbarri-Gamboa un acto institucional y posteriormente se descubrirá un Tótem de la Memoria, donde se hará un relato de los acontecimientos.
Se trata de un gesto de reconocimiento, agradecimiento y memoria con las 250 familias (unas 600 personas) que tuvieron que dejar sus pueblos para iniciar una nueva vida y con ello la Diputación dará cumplimiento a un acuerdo de las Juntas Generales de Álava a iniciativa de EH Bildu de enero de 2019. «Nuestro deber hacia aquellas gentes es no olvidar el sacrificio que se vieron obligadas a hacer para que en los centros urbanos del Gran Bilbao y Vitoria-Gasteiz dispongamos del agua suficiente para nuestro bienestar», recoge la Diputación en el apartado de su página web dedicado al embalse.
Además de obligar al traslado de familias que residían en Ullíbarri-Gamboa, Landa, Mendizábal, Zuazo, Nanclares de Gamboa, Urizar, Azua, Orenin, Marieta, Larrinzar y Garaio, este 'megaproyecto' acabó con la vida de varios trabajadores por accidentes causados por «deflagraciones o electrocuciones».
Ullíbarri-Gamboa celebra unas fiestas milenarias
Este 2025 se cumplen 1.000 años de la primera existencia documentada de Ullíbarri-Gamboa, una población que aparece citada en la Reja de San Millán junto a otros 300 pueblos alaveses. «Sin embargo, sabemos que existen referencias no documentadas anteiores, incluso en el siglo VIII», explica el escritor Josemari Vélez de Mendizabal. Así lo atestiguan las excavaciones de Aldaieta. A partir de 1475, Ullíbarri-Gamboa pasó a ser señorío de los Mendoza, duques de infantería, mientras que la iglesia parroquial de San Andrés se construyó entre los siglos XV y XVI en la parte alta del pueblo. En 1950 contaba con 250 habitantes, y tras la construcción del embalse quedaron menos de cien.
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