Stansol se hace con el fallido asador de Portal de Castilla tras 27 años de cierre
La firma de estructuras para el sector renovable se instalará en el histórico Aranda, que apenas pudo abrir durante un mes en 1998
El histórico asador Aranda de Vitoria se prepara para volver a abrir sus puertas 27 años después, pero no lo hará como restaurante. El fallido ... local hostelero de Portal de Castilla será la sede de la firma vitoriana Stansol, que ha cerrado ya la compraventa del espacio según han confirmado fuentes de la propia compañía.
La empresa, que fabrica estructuras metálicas para el sector renovable, era una de las afectadas por el frustrado traslado de un «proyecto estratégico» de Mercedes Vitoria a Azucarera. En su momento, Sprilur informó a las firmas que ocupaban la planta baja del edificio -Ayesa, Ajebask y la propia Stansol- que no se renovarían los alquileres de sus oficinas para hacer hueco a la multinacional alemana, que «contempla la utilización de la planta baja del edificio Azucarera» y que lo iba a hacer «por fases entre 2025 y 2026». Sin embargo, este miércoles mismo el gestor público de este espacio confirmó que esos planes se habían quedado en papel mojado.
El anuncio de Sprilur hizo que en su momento los inquilinos moviesen ficha. Ajebask decidió trasladarse a unas oficinas en el barrio de San Martín y Stansol estaba trabajando en un traslado por su propia cuenta. El resultado se ha concretado hoy con la transacción de este espacio, que ahora será reformado por la compañía para adaptarlo a sus necesidades.
El cambio de manos llega seis años después de que la fachada de madera y piedra del local, situado en los números 47 y 49 de la calle Portal de Castilla, amaneciese con el cartel de 'Se vende'. Después de años de vaivenes, los propietarios habían decidido zanjar las polémicas y los choques judiciales con los vecinos dejando el local. Entonces, el establecimiento de 236 metros cuadrados salió a la venta por 450.000 euros con el mobiliario aparte. Ahora se desconoce el importe de la transacción.
27 años de litigios
La singular historia del fallido Aranda comenzó a finales de julio de 1998, cuando la hostelería vitoriana asistió a la apertura del local en las jornadas previas a las fiestas de La Blanca. Sus grandes atractivos fueron los manjares castellanos en horno de barro, como el lechazo o el cordero asado regados con vinos de Rioja y Ribera del Duero. Su rústica decoración incluyó madera tallada, piedra y vidrieras, como puede apreciarse en la fachada.
Pero el grupo empresarial arandino, liderado por el veterano hostelero Martiniano Palomero -conocido como el 'embajador del lechazo'- se topó con problemas desde el primer momento. La misma familia que desde 1983 fue capaz de abrir asadores en Barcelona, Madrid, Sevilla o Zaragoza, vio cómo su negocio de Vitoria había puesto en pie de guerra a varios vecinos del bloque por las «molestias» que les generaba la evacuación de humos de la chimenea, así como por las medidas correctoras necesarias para cumplir con la licencia concedida por el Ayuntamiento.
Las diferencias entre los residentes y el local llegaron a los tribunales y hubo varios pronunciamientos judiciales. El litigio se extendió durante años y obligó a intervenir a varios peritos. Estos encontronazos también generaron diferencias en el seno de la comunidad.
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