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La sala Amárica recupera la memoria de los 253 vascos deportados a campos nazis

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Blanca Castillo

La sala Amárica recupera la memoria de los 253 vascos deportados a campos nazis

La exposición, impulsada por Gogora junto a familiares de las víctimas, podrá visitarse hasta el 23 de noviembre

Martes, 7 de octubre 2025, 15:03

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Ignacio Garmendia, Hilario Agorria, Francisco Aguilar, Fermín Arce, Jesusa Campo, Víctor Gómez Barcenilla, María Josefa Sansberro... En las paredes de la sala Amárica de Vitoria se han grabado los nombres de los 253 vascos que padecieron el horror del nazismo al ser deportados a distintos campos de concentración entre 1940 y 1945. Todos ellos fueron víctimas de un episodio crucial en la historia que ayuda hoy a «construir el presente y el futuro». Sin embargo, sus testimonios «habían quedado condenados al olvido».

Como «la herida sigue abierta» 80 años después de la liberación de los campos, Gogora, el Instituto Vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, ha desempolvado esos fatales recuerdos de la mano de descendientes de los deportados y asociaciones que trabajan en la recuperación de este pasado. Su colaboración se ha resuelto en una exposición que pretende «reivindicar su memoria, dolor y ausencia» y podrá visitarse hasta el próximo 23 de noviembre.

La muestra, que se ha abierto este martes con una visita institucional a la que han acudido algunos de los familiares de los exiliados, trata de recrear con algunos textos, objetos y publicaciones históricas el drama vivido en los campos de concentración. Ese material, que ha sido comisariado por Luis Sala, «tiene un incalculable valor sentimental y es una evidencia que permite a las familias mantener un vínculo emocional con quienes tuvieron la desgracia de sufrir el exilio, la deportación y el trato inhumano en los campos de concentración», ha subrayado la consejera de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco, María Jesús San José.

Las claves

  • La muestra. Se titula 'Memoria de la Deportación. Testimonios vascos en los campos de concentración nazis'.

  • Horario. De martes a viernes de 18.00 a 21.00 horas, sábados 12.00 a 14.00 y 18.00 a 21.00 y domingos sólo por la mañana.

  • Organiza. Gogora, el Instituto de la Memoria, en el marco del proyecto Memoria de la Deportación 1945-2025.

El reconocible uniforme a rayas quizás sea la imagen más común y que mejor condense la crueldad de lo que se experimentó en Mathausen, Dachau o Flossenbürg. De esos pijamas, sin embargo, entre las familias vascas afectadas no queda rastro al que Gogora haya podido acceder. Sin embargo, por ser una seña de identidad, en Amárica se ha optado por incluir dos conjuntos pertenecientes a los franceses Garri Lepage y Julien Martiche que se exhiben por primera vez en la ciudad, y en Euskadi.

Por su parte, los artículos de vascos deportados que mejor se ha conservado son dos pertenencias más pequeñas. Una de las que se contempla en las vitrinas es una pluma que perteneció a Víctor García-Serrano y la otra es un reloj de bolsillo, propiedad del guipuzcoano Pascual Askaskibar que se le incautó al entrar al campo.

«Son objetos muy sencillos, pero que adquieren otra dimensión cuando sabemos que son los únicos que conservamos de dos personas que murieron en los campos», ha señalado Sala en un recorrido guiado.

En esa visita el comisario de la exposición también ha destacado la presencia de dos manuscritos escritos de «puño y letra» por los supervivientes de Mathausen y Gurs, Marcelino Bilbao, natural de Alonsotegi, y Pedro Madariaga, de Bermeo. Además, se reproducen los testimonios de otras víctimas como la del vizcaíno Víctor Gómez Barcenilla.

Las mujeres, invisibles

Él, por ejemplo, relata su llegada a Mathausen donde «nos hicieron desnudar y completamente en cueros íbamos entrando en un salón subterráneo donde un grupo de barberos nos cortaron el pelo al rape y nos afeitaron todo el cuerpo». Son palabras que no sólo se pueden leer, sino también escuchar gracias a un QR que en ésta y otras placas hace de audioguía.

«A través de esta muestra podemos acercarnos a una realidad de aquellos que vivieron un horror, tanto a través de sus testimonios como de sus objetos, para que no caigan en el olvido», ha afirmado la diputada de Cultura, Ana del Val.

En la sala se reserva, además, un apartado especial a la historia de las mujeres, como la de la bilbaína Dolores García Echevarrieta o la guipuzcoana María Juana Guesalga porque ellas «han sido doblemente invisibles a los ojos de la memoria institucional por razón de su género y porque, en muchas ocasiones, su identidad se había extraviado».

Los distintos portavoces institucionales han coincidido, además, en que «conocer este contexto es fundamental». Más aún cuando «hoy volvemos a escuchar palabras que creíamos que habían desaparecido de nuestro diccionario como genocidio; hoy es más necesario que nunca mirar hacia atrás», ha incidido en un claro guiño a la situación de Gaza Alberto Alonso, director de Gogora.

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