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Los usuarios de las residencias de la Diputación Foral de Álava tendrán que someterse a una evaluación sobre su agresividad. De esta manera, se podrá ... trazar una 'hoja de ruta' para que las trabajadoras puedan evitar o, al menos, estén sobre aviso de posibles episodios violentos. Y es que en los centros para mayores y personas con discapacidad son demasiado habituales estos casos, sobre todo protagonizados por usuarios con un deterioro cognitivo o una discapacidad intelectual, que ejercen esa fuerza sin ser realmente conscientes de ello.
«Su agresividad carece de intencionalidad deliberada, y se manifiesta como una forma de respuesta o de expresión fallida de las limitaciones que tienen para entender lo que hacen y para controlar sus actos», ha explicado este lunes el diputado foral de Políticas Sociales, Gorka Urtaran. Según los últimos datos publicados por EL CORREO, en los seis primeros meses de 2024 hubo un total de 83 incidentes de este tipo.
Esa evaluación previa se incluye dentro del protocolo que quiere servir como guía para «reducir al máximo posible» este tipo de episodios y que los profesionales de las residencias sepan identificar, prevenir y manejar adecuadamente estas situaciones de riesgo de agresión durante la atención.
Algunas de las estrategias de prevención pasan por configurar un entorno tranquilo sin sobrecarga de estímulos, promocionar actividades terapéuticas y lúdicas, organizar los espacios para permitir una deambulación segura, respetar la privacidad de las personas anunciando los movimientos, utilizar un tono de voz suave y tranquilo evitando sobre todo las formas bruscas. También se sugiere que se disponga de una actitud empática y procurar anticiparse a la reacción de agresividad, entre otras actuaciones. Son soluciones ciertamente lógicas en las que también se pretende involucrar a familiares y allegados proporcionándoles orientación sobre las estrategias de comunicación y prevención.
La agresividad es un trastorno de conducta común que se observa hasta en el 70% de las personas con un declive cognitivo, siendo su incidencia mayor en etapas moderadas a graves de la enfermedad. La prevalencia oscila entre el 30-50% en el Alzhéimer, el 40% en la demencia frontotemporal y la de tipo vascular, y el 30% en demencias con cuerpos de Levy.
También muchas personas con discapacidad intelectual y trastornos del desarrollo neuronal muestran comportamientos desafiantes, especialmente en aquellos casos con problemas de comunicación más graves. El comportamiento agresivo desafiante tiene una prevalencia de un 10-18% entre personas adultas con discapacidad intelectual, llegando hasta el 85% en usuarios de centros residenciales con discapacidades graves y múltiples.
El objetivo, según ha explicado este lunes el diputado Gorka Urtaran, es fortalecer el entorno de cuidado, asegurando que el personal esté debidamente preparado para abordar situaciones que puedan dar lugar a esas agresiones, anticiparse a posibles desafíos y garantizar un entorno seguro, respetuoso y propicio para el desarrollo de cada persona.
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