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En muchas casas de España, además de asustar a los niños con el Coco, o con el Sacamantecas alavés, se amenazaba: ¡que viene la Mano ... Negra! Su existencia asesina era un común y los profesores de Historia se tenían que esforzar bastante para demostrar que la famosa Mano negra era más un invento de la Guardia Civil que otra cosa. Una manera de asustar y advertir a las poblaciones, sobre todo andaluzas, de los peligros del anarquismo. Al margen, se emplea la Mano Negra como sinónimo de mala suerte, en las cartas por ejemplo, pero muy en general se contrapone a la Mano Blanca como sinónimo de lo contrario.
Hace unos días una persona me decía que a la Arqueología de Álava, parecía que le hubiera atacado una mano negra. Me ponía el ejemplo de las falsas pinturas paleolíticas de la Cueva de Zubialde y de las imposibles 'óstraka' de Iruña-Veleia. Ella hablaba así. Yo le contradije, aduciendo que la Arqueología alavesa goza de muy buena salud, que hay proyectos muy importantes dirigidos desde la UPV y muy competentes equipos de profesionales que no hacen más que darnos satisfacciones con sus hallazgos. Y le puse varios ejemplos de las dos cosas.
Pero mi contertulio/a no estaba por la labor de darme la razón. Venía muy enfadado/a de haber visitado Alegría Dulantzi con su Asociación Cultural y haberse llevado la sorpresa de que no habían podido ver nada. Que no era solo que todo estuviera tapado sino que no había ninguna señal de que allí se hubiera producido uno de los hallazgos más espectaculares en la Arqueología alavesa y vasca de todos los tiempos. ¡Ni un miserable cartel explicativo! -me gritaba casi-, ni de lo referente a lo que fue la iglesia parroquial de San Martín de Dulantzi, ni de los primitivísimos restos de un templo cristiano anterior, el más antiguo del País Vasco. Dotado de altar y baptisterio, lo que añade a la antigüedad un prestigio excepcional relacionado con los individuos enterrados en su cabecera (todo seguido y sin respirar casi). «Tú lo sabes mejor que yo, Ramón... son hallazgos únicos. Van a desbrozar caminos, van a dar luz, en una época oscura como es la tardo-antigüedad, o los momentos iniciales de lo que llamamos la Edad Media. El difuso mundo de las relaciones entre francos, visigodos, quizás los mismos vascos originales,... los primeros momentos de la estructuración episcopal en el País Vasco y/o Navarra,... ¿Tú cómo le llamarías a esto?.... Mal fario, mano negra, ¿desidia?».
Siguió. «¿A ti te parece medio normal lo que ocurrió con lo que encontraron los arqueólogos en el solar donde estuvo parte del Hospital de Nuestra Señora del Cabello? ¡Pero si era espectacular! Patrimonio, historia de Vitoria, del camino por el que se accedía desde el Este a través de la muralla, de los sótanos intactos desde el momento en que todo se incendió. Estaba todo allí. Era un hallazgo fantástico... Y, ¡para hacer un guarda bicis! que se podía haber hecho en cualquier otro lugar. Eso en cualquier otro sitio se hubiera mantenido todo, se hubiera conservado, reconstruido, preparado para la visita, modelo de 'Abierto por obras', pero se tapó. Ramón, dime, ¿de verdad que crees que no hay una mano negra?».
Vamos a ver. En su momento no pude explicarme lo del Hospital y el guarda bicis. Me agarré a una noticia que había leído que decía que se iban a conservar cosas, creí entender que había habido un acuerdo municipal en ese sentido, aunque me pareció raro tal como se sucedían los acontecimientos. Solo te digo una cosa que, durante unos días no quise ni pasar por allí, cuando las máquinas lo estaban destruyendo todo. Una sensación de rabia, de impotencia. Te voy a seguir el juego, ¡vale, existe una mano negra pero ¿dónde la busco?
El artículo tenía que haber concluido aquí pero, como soy más lento que el caballo del malo escribiendo, la mano negra ha tenido ocasión, mientras, de hacer otra de la suyas. Pues no resulta que el deseado pero nunca bien llegado TAV tiene que pasar por algún sitio y se le ocurre hacerlo por mitad de un poblado Neolítico y por encima de la calzada romana entre Astorga y Burdeos...
Lo de la calzada es muy de mis estudios y puedo estar de acuerdo en que el tren tuviera que ir por donde va, es el mejor recorrido, por algo lo eligieron los romanos. Pero ya hay que tener mala mano para que sea necesario destruirla. ¡Con lo que costó encontrarla habiéndola buscado sin parar desde el siglo XVIII!
Como no creo en la Mano negra voy a tener que hacerlo o en una mala suerte muy continuada y contumaz o... No sé qué pensar, mucho menos decir. Y encima con envidia añadida. Porque a nuestros hermanos de Navarra, en lugar de la negra les ha tocado la mano verde, que está viniendo a ser como si les hubiera caído la lotería pero a lo gordo, a nivel europeo y todo. Y encima con la ventaja de que cuentan con el profesor Gorrochategui, el otro día le oí una conferencia fenomenal sobre la de Irulegi, para garantizar un estudio científico, sabio, riguroso, lo que significa imparcial, del texto que lleva inscrito.
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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