El frío siberiano
Mi padre fue el primero que me enseñó lo mucho que sé sobre el clima. Después el profesor Ortega me completó. Mi padre se conocía ... los vientos y sus consecuencias. Si venían del Sur, malo, lo mismo si era el castellano, que podía traer agua a destiempo como peor el solano que trae calor del malo, del que agosta las mieses antes de tiempo y vuelve loca a la gente. Si lo hacían del Norte, bien, porque era lo nuestro. Si de Badaya, agua, buena en general, del Gorbea, agua y frío, posibilidad de nevadas en invierno; del Este, de Siberia, cuando más frío. Pero seco, cuestión de abrigarse. Y mal asunto si sopla en primavera.
Ortega estaba de acuerdo con mi padre y añadía sus explicaciones técnicas. Para ello se apoyaba en los mapas de isobaras y en el relieve de la Península Ibérica pues nos explicaba básicamente el clima de España. Amaba lo vasco y como sabía que yo lo era me empleaba a menudo como comodín para establecer relación con nosotros. Como sabe muy bien el señor Loza..., por ejemplo, es muy habitual que llueva en el País Vasco, en Álava menos que en el Cantábrico, pero que no lo haga en el resto de España y al revés...
Ortega veía la atmósfera de una manera muy especial. La amaba, pienso yo, porque la veía misteriosa, inescrutable y como era creyente, la relacionaba con la divinidad, de la que podemos entender sus consecuencias pero no sus porqués. Porque, nos decía, después de muchos esfuerzos hemos logrado entender los fenómenos atmosféricos pero no comprenderlos. Sabemos lo que pasa. Lo que va a pasar incluso, pero no por qué. Nos ponía el ejemplo de la nieve. Al final los físicos han trasladado a los filósofos no ya por qué nieva, que ya lo sabemos, el por qué los copos tienen forma geométrica y cada uno figura distinta.
Aquí hacía un silencio muy teatral, era un hombre muy serio y farandulero, y al poco continuaba. Desde que se descubrió el funcionamiento del 'jet stream', una corriente en chorro que circula de Oeste a Este, sabemos que adopta una línea sinuosa, que forma vaguadas, que avanza como en ondas formando una barrera que separa y divide en dos el clima del hemisferio norte. Por encima, frío, por debajo calor. Según esté situado más al Norte o más al Sur, el frío desciende hasta casi África o el calor sube hasta casi Escandinavia. Las ondas alojan zonas de altas y de bajas presiones donde el viento gira en el sentido de las agujas del reloj, alta, o al contrario, baja. El Polo Norte estornuda permanentemente masas de aire frío hacia el Sur.
Como estas masas viajan por encima del mar se cargan de humedad y la dinámica atmosférica, al igual que la corriente, funciona de Oeste a Este. A nivel de tierra firme las consecuencias de todo esto varían pues entran en juego las coordenadas y el relieve. Nada es igual en tierras que están más altas o más bajas respecto al Ecuador, tampoco más cerca o más lejos del momento en que las masas de aire llegan hasta ellas ni tampoco es lo mismo lo que ocurre según el relieve con que se encuentran.
Después de lo dicho, tendría que admitir Ortega que Loza estaba bastante atento en sus clases, aunque luego tuviera problemas para aprobar.
Mientras los de la TV tuvieron a bien presentar mapas de isobaras, en lugar de las imágenes de sátelite, igual de vacías que inescrutables que ponen hoy, me resultó fácil saber el tiempo que iba a hacer en Vitoria. Porque, en lo fundamental, la atmósfera se sigue comportando igual que cuando estudiaba. Quizás podría aceptar que las ondas son más profundas, que todo va más lento por lo que las situaciones atmosféricas resultantes son más extremas y duran más pero, en lo fundamental, seguimos sin saber por qué los estornudos del Polo son más o menos fuertes.
Las mediciones demuestran que la atmósfera, al menos la capa de aire o de agua en la que vivimos los seres vivos, la biosfera, está más caliente pero eso es algo que viene ocurriendo hace miles de años. Si no que se lo pregunten a los del Neolítico. No niego que la actividad humana haya colaborado en que el fenómeno se acreciente, pero es viejo. Lo mismo que la capacidad del ser humano de hacer economía de todas sus actividades, siempre en beneficio de unos pocos.
Pongo un par de ejemplos. Hasta al más tonto se le puede ocurrir que, el futuro de la producción de energía pasa por la generación de electricidad y no seguir quemando carbón, petróleo o gas. Sus existencias tienen un límite. Si no lo tuvieran a buenas horas se estaría especulando con otras posibilidades, aunque la atmósfera hubiera llegado a estar como la de Londres de la época de Jack el Destripador. Si se hace, si se avanza tímidamente por el camino de las fuentes de energía, es porque los mismos que se han enriquecido y se enriquecen ahora mismo con los combustibles fósiles lo van a hacer en el futuro con los nuevos sistemas.
Ya se habla de inversiones mareantes para abastecerlo todo a partir del hidrógeno. Porque, en el futuro, quien maneje su transformación en energía va a conseguir enormes ganancias. Recuerdo cuando se hablaba del motor que funcionaba con agua. Fue hace muchos años, tantos que no era el momento. Como tampoco lo fue el de los coches eléctricos. Se llegaron a destruir materialmente los primeros que se fabricaron. Ahora, dentro de nada, al que quiera seguir usando uno de gasolina le van a endilgar directamente todas las consecuencias del calentamiento de la atmósfera. Más que a las vacas australianas.
Por cierto, hablar del calentamiento de la atmósfera con el frío que hace... Pero es que la situación es de libro. El anticiclón en su sitio, las borrascas en el suyo trasladando aire muy frío y seco, continental, que no se calienta nada en el viaje desde el polo. Total, frío siberiano.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
- Temas
- Vitoria-Gasteiz
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.