En Zaramaga
El preso en tercer grado de la cárcel de Basauri atrapado cuando robaba pisos en VitoriaTiene 37 años y los ertzainas que le capturaron descubrieron su pulsera telemática en el tobillo. El juzgado de guardia ordena su retorno a un régimen cerrado
Su pulsera telemática en un tobillo escamó a los ertzainas que le prendieron, junto a un compinche, en el interior de un bloque del barrio ... de Zaramaga, en Vitoria. Pasó la noche del miércoles y lo adelantó ayer jueves la web de EL CORREO. Este dúo venía dispuesto a asaltar cuantos pisos pudiera. Las llamadas de vecinos al 112 desbarataron su plan. Ese ladrón tiene 37 años y es uno de los 245 presos en tercer grado de la cárcel vizcaína de Basauri.
Dicho de otro modo, recorrió un mínimo de 60 kilómetros para reincidir. Tanto en la Ertzaintza como en otras policías se le considera «un delincuente habitual» y «especializado» en asaltar domicilios.
«Cumple condena por lo mismo por lo que fue detenido», desvela una ertzaina consultada. Es decir, robos con fuerza en casa habitada. Su buen comportamiento y el cumplimiento de una parte importante de su pena le habrían permitido acceder a la semilibertad. Esta mañana de viernes, según ha confirmado el Departamento vasco de Seguridad, ha sido a disposición del juzgado de guardia de la capital de Euskadi, Instrucción número 2. La jueza titular ha decretado su reingreso en prisión, donde volverá a un régimen cerrado. Es decir, al segundo grado.
Su compinche, de 42 años, le ha 'acompañado' en esa visita obligada al Palacio de Justicia de la Avenida de Gasteiz. Al carecer de antecedentes previos ha salido en libertad con cargos, y medidas cautelares, a la espera de juicio.
Dos domicilios asaltados
Sobre las nueve de la noche del miércoles, residentes se cruzaron con estos desconocidos. Intentaron colarse en algún piso vacío. Al menos lo consiguieron en uno. Llevaban consigo «un juego de ganzúas y otro de llaves maestras», deslizan las fuentes sondeadas. Con estas herramientas presuntamente eran capaces de mover los pestillos de las puertas de entrada hasta abrirlas.
También les confiscaron calcetines y medias –para ponérselos como guantes y no dejar huellas–, aparte de mascarillas para ocultar sus rostros. «Un vecino me ha comentado que oyó ruidos fuera, miró por la mirilla y se la habían tapado», compartió un habitante del edificio.
En principio, ambos sólo iban a ser imputados por el robo en una casa de ese bloque. «Un vecino ha descubierto que uno de sus armarios estaba abierto», explican medios policiales. No obstante, gracias a la colaboración de la Unidad de Investigación de la Policía Local, también se les ha señalado por otro robo en una vivienda de una calle cercana.
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