La portuguesa Brasmar compra Bacalao Giraldo por 4,2 millones
Los nuevos dueños de la empresa de Legutio mantendrán a toda la plantilla y plantean inyectar ocho millones más en la histórica firma
Fin a la incógnita. Después de cinco meses de idas y venidas, el concurso de Bacalao Giraldo es historia. Según ha podido saber EL CORREO, ... la portuguesa Brasmar ha cerrado ya la compra de la empresa familiar alavesa por 4,2 millones. La operación, que pone al proceso concursal del emblema alavés –con cadenas de supermercados como Carrefour, Mercadona, El Corte Inglés o Eroski entre sus clientes– llega tras meses de dudas sobre el futuro de la firma de Legutio.
La deuda y la pérdida de clientes habían ahogado a la empresa familiar progresivamente desde 2020 hasta que este mes se vio obligada a declarar la situación concursal. Giraldo había intentado especializarse todavía más en la venta de platos precocinados con una nueva planta en Legutio que suponía una inversión de 10 millones y que llegaba para atender un proyecto «enorme» en palabras de sus propios portavoces, pero esa iniciativa –que implicaba un 60% de la facturación de esta línea de negocio– se desbarató al perder clientes y pedidos cuando ya se estaban haciendo las obras de esas nuevas instalaciones. Para colmo, la pandemia, primero, y la guerra de Ucrania, después, dispararon los costes de la construcción e hicieron que las obras se retrasasen mientras no ocurría lo mismo con los plazos para pagar los créditos a la banca.
El grupo luso ya prestó un millón de euros en marzo a Giraldo para evitar que la firma alavesa echase la persiana
Aunque en la situación preconcursal hubo acercamientos de otros grupos dedicados al pescado como Angulas Aguinaga, la situación no se ha podido cerrar hasta hace unos pocos días con la vía portuguesa. Brasmar, en un primer gesto de buena voluntad, prestó a Giraldo en marzo un millón de euros para que la empresa pudiese seguir funcionando sin cesar en su actividad. Después, durante estos tres meses, los contactos se han ido intensificando hasta llegar al acuerdo alcanzado ahora.
Las condiciones de Brasmar van mucho más allá de los 4,2 millones que se pagan. Toda la plantilla del grupo Giraldo mantendrá su puesto de trabajo con los nuevos gestores en una medida que permite salvar 110 puestos de trabajo y ahorrarse el pago de 2,3 millones en indemnizaciones a la empresa. Además, los nuevos dueños se comprometen a inyectar 5 millones en Giraldo para que pueda seguir en marcha y compensar las pérdidas que va a seguir sufriendo la compañía hasta el primer trimestre de 2026 según los cálculos del conglomerado portugués. La oferta en su total está valorada por los administradores concursales en 18,5 millones entre pagos, inversiones futuras y ahorros.
Accionistas españolas
¿Quién es Brasmar? Desde luego, no es un desconocido en el negocio que hasta ahora hacía Giraldo. El grupo portugués es otra de las marcas líderes del sector, hasta el punto de que algunas consultoras la colocan como segundo grupo en el negocio del pescado sólo por detrás de Aguinaga. Facturó 324 millones de euros en 2024 y cuenta con ocho empresas en su propiedad. Detrás de Brasmar está un fondo español: MCH, que gestiona la compañía junto al holding industrial luso Vigent Group. MCH no es un desconocido en el sector. Hace tan solo unos meses protagonizó la venta de Palacios, que se cerró con el hermano de Ana Botín y los Riberas –los dueños de Gestamp– por 425 millones de euros.
De confirmarse la operación sería la tercera adquisición de Brasmar en España tras las compras de Foncasal (una empresa de Logroño especializada en el mundo del pulpo) y La Balinesa, una compañía leonesa centrada en ahumados y bacalao.
De un ultramarinos en la calle Basoa a rey alavés del salazón
La compra de Giraldo por la portuguesa Brasmar pone fina a una etapa de casi medio siglo de gestión familiar. Lo que en 1976 comenzó con un pequeño ultramarinos en la calle Basoa fue creciendo conforme Francisco Giraldo decidió importar el mejor género del mundo para venderlo en una tienda especializada. Posteriormente, la idea de comercializar el bacalao ya desalado permitió a la compañía crecer hasta convertirse en un proveedor de primer nivel. Ahora, 49 años después, se pone fin a un legado familiar, pero la actividad continúa. Los nuevos gestores traen inversión, pero sobre ellos pesa la decisión de MCH, ya que el fondo español lleva dos años con el cartel de 'Se vende' sobre su 51% de Brasmar.
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