Hasta que se ponga el sol
En Álava se recuerdan eclipses históricos pero cada día ofrece atardeceres a prueba de 'likes' sin salir de su capital
Álava ofrece paisajes para grabar en la retina... o a golpe de 'clic' con el móvil para presumir en las redes sociales de que, al ... lado de casa, a apenas un puñado de kilómetros del 'corazón' de la capital, se puede disfrutar de instantáneas inolvidables. Un surtido de rincones especiales que se amplía a lo largo y ancho del territorio.
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Cerro de Júndiz
Historia, naturaleza y el ocaso más bonito de Vitoria
No hace falta plantarse en una isla paradisiaca para capturar un atardecer merecedor de miles de 'likes'. Sin salir de la capital alavesa, en el cerro de Júndiz, se puede observar uno de los más bellos. Este punto es especial también para los amantes de la historia pues se trata de un lugar clave en la Batalla de Vitoria y en el -menos conocido- combate de Inglesmendi y conquista asimismo a quienes buscan naturaleza por su conexión entre los montes de Vitoria, la sierra de Badaya y el río Zadorra
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Cómo llegar. Desde Margarita, en dirección a Trespuentes, o desde Ariñez, con salida hacia el Norte. En autobús, con la línea 5.
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Los Astrónomos
El mejor lugar para ver el 'apagón' de 1860
Hace algo más de siglo y medio se produjo una auténtica peregrinación de expertos en astronomía hasta el barrio de Santa Lucía. Llegaron de Rusia, Francia e Inglaterra, en pleno verano, para contemplar el eclipse total de sol de 1860, un acontecimiento que paralizó la ciudad. Se decía que la zona, la actual calle Los Astrónomos, era una de las mejores del planeta para seguir ese momento histórico. Y acertaron. Hoy, un monolito en forma de pirámide recuerda aquella cita mundial.
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Cómo llegar. Hay que acercarse hasta el barrio de Santa Lucía. Desde la calle Los Astrónomos se accede al monolito.
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Un monasterio de Santa María
Un pedazo del templo que el fuego devoró en la sierra de Toloño
El monasterio de Santa María de Toloño no ha tenido suerte en sus seis largos siglos de historia. Primero fue abandonado y, después, devorado por el fuego. Pero ahí, casi 200 años después del incendio, siguen sus ruinas y aún se distinguen los adornos florales de la capilla y las bases de sus capiteles corintios. En la subida por «un serpenteante camino de postal» desde Salinillas de Buradón, apunta Raíces de Europa, se ve además la vieja torre de vigilancia.
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Cómo llegar. Desde Labastida o Salinillas, pero también hay un acceso cómodo desde la carretera de Peñacerrada.
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