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Entre repasos de última hora, nervios y ánimos entre compañeros de clase ha arrancado este martes la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). En ... el campus de Álava 1.782 estudiantes de Bachillerato y FP se enfrentan a un examen en muchos casos determinante para su futuro. Lengua Vasca y Literatura ha dado el pistoletazo de salida, una asignatura «asequible» para la mayoría.
A los alumnos les ha tocado analizar un texto de Amagoia Mujika titulado 'Ondo haserretzearen artea' (El arte de enfadarse bien) publicado en Gaur8 y un bertso de Estitxu Arozena sobre sentimientos. Además han podido elegir entre un artículo de opinión o un email a un amigo en el ejercicio de redacción.
«No me esperaba el bertso del final, pero el resto ha sido más o menos lo esperado. Ni muy fácil ni muy difícil. El texto al principio era un poco lioso pero si te lo leías dos veces se entendía bien», coincidían Naiara Lerma y Emilia Gaete, alumnas del instituto de Llodio. «Lo bueno es que ya nos hemos quitado el primer examen de encima. Ha sido sentarnos en la clase y se han ido todos los nervios», añadían estas jovenes con intención de estudiar Farmacia y una FP de Higiene Bucodental.
«Ha sido bastante fácil. Más o menos lo que me esperaba», resumía Oier. «Yo he elegido para escribir el email, pero el problema es que era en estilo informal, si hubiera sido formal sería más fácil porque es seguir un modelo y ya», añadía su compañero Mikel, ambos del instituto de Llodio. «A mi lo que más complicado me ha parecido ha sido buscar en el texto las definiciones, perdías mucho tiempo», añadía June.
Antes de enfrentarse a la primera prueba, la inquietud era la protagonista en el campus de Álava. «Hay nervios, es inevitable, pero al final esto es un repaso de lo que hemos dado durante este curso. Y además el primer examen es euskera, así que relax», compartían Chayma Khalladi, Mariam Bah y Endurance Omorogbe, alumnas del instituto Lakua. Como ellas, muchos otros estudiantes confesaban que les tranquilizaba que lengua vasca fuese la primera prueba, lo consideran sencillo. «Hemos dormido bien, pero poco», admitían las estudiantes del instituto Lakua a las puertas del Aulario. ¿Y a partir del jueves? «El plan es dormir mínimo diez horas seguidas y después disfrutar del verano al máximo».
A pocos metros, un corrillo de jóvenes de Corazonistas compartían impresiones antes de acceder al Aulario. «Yo estoy fatal la verdad, muy nerviosa. Necesito nota porque quiero estudiar Ingeniería de Diseño Industrial en Valencia», compartía Nora Pacheco. Sus compañeros Rubén, Eva y Ane se mostraban más relajados. «Desde el cole nos han recomendado leer bien las preguntas y tener mucho cuidado con las faltas de ortografía, repasar», explicaban estos alumnos con la vista ya puesta en el jueves, cuando finalizará la PAU. «Hay fiesta de fin de Selectividad en Kubik, así que saldremos a tope».
Erlaitz García, de Ekialde, se preguntaba a las puertas de la Escuela de Ingeniería si tenía que haber empezado a estudiar antes. «Igual tenía que haberlo hecho, pero ya no podemos hacer nada. Confío en que salga bien y quitarmelo de encima porque es mucho tiempo con esto en la cabeza, mucha presión», se sinceraba este joven que estudiará Ingeniería de Telecomunicaciones. «Los profes nos han dicho que es solo un papel, que estemos tranquilos, y que si algún examen nos sale mal pensemos en el siguiente», añadía.
Después del examen de Lengua Vasca y Literatura llegará Historia de España antes del descanso para comer. El primero de mañana será Lengua Castellana y Literatura. «A mí los que me preocupan son Biología y Química porque son los que más ponderan», señalaba Noemi Fausti, que quiere matricularse en el grado de Enfermería. Son las mismas asignaturas que preocupan a su amiga Malak Boudia, que ha optado por Medicina. «Han sido días duros de casi no salir de la biblioteca ni para comer», confesaban estas alumnas de Koldo Mitxelena.
Los jóvenes se enfrentan durante estos tres días a la Selectividad más exigente desde la pandemia, cuando se diseñaron unas pruebas muy flexibles que buscaban compensar los efectos del confinamiento en el aprendizaje de los chavales. Uno de los principales cambios es que se pondrá fin a la alta optatividad ya que hasta ahora, los alumnos disponían de dos modelos de examen y podían combinar los ejercicios de ambos. Eso ya no es así y solamente habrá un único modelo.
También se ha elevado la exigencia en cuanto a la ortografía. En las asignaturas en las que se deba elaborar un texto, los fallos de ortografía, así como la falta de coherencia y cohesión, restarán como mínimo un 10% de la nota. En Lengua Castellana y Literatura, por ejemplo, se podrán perder hasta dos puntos por estos errores y cada error de ortografía restará 0,1 puntos.
Sin embargo, quizá la modificación más relevante tenga que ver con el tipo de examen ya que la PAU de este año tendrá un enfoque competencial. Será una prueba menos memorística y se aboga por que los alumnos desarrollen su conocimiento y lo apliquen a distintas realidades. En teoría, las preguntas de tipo test sólo pueden representar como máximo el 30% del total y el resto deben ser preguntas de tipo abierto.
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