«Cuando pierdes la ilusión, tienes que buscar nuevos caminos»

Tania Calvo es una de las mejores pistard nacionales. Desde que con 18 años tomara la decisión de marcharse a Mallorca a un centro de alto rendimiento, ha dado muchos éxitos al deporte español, con medallas en Europeos, Copas de Europa, una participación en los Juegos de Río en 2016 y una treintena de metales en los campeonatos nacionales en pista. Tras una dedicación exclusiva a la velocidad, se reinventa con su giro a las pruebas de fondo. A sus 28 años, quiere alargar su carrera hasta el próximo objetivo, los Juegos Olímpicos de París 2024. En plena mudanza para su inminente regreso a Vitoria, atiende a EL CORREO feliz tras recibir el galardón de mejor alavesa de septiembre.

-¿Siente que se valora su trabajo como deportista?

-Siempre me he sentido muy querida. Es verdad que dependemos de vosotros, los medios de comunicación, para nuestra visibilidad. Estoy muy feliz, porque ayuda a que se conozca mi deporte, que no tiene una presencia habitual. Estoy inmensamente agradecida porque siempre habéis seguido mi trayectoria.

-Tras diez años viviendo en Mallorca ha decidido regresar a Vitoria. ¿Lo vive con nerviosismo?

-Tengo un cúmulo de sensaciones contrapuestas. Siento alegría y tristeza a la vez. Pero te diría que estoy contenta por volver a mi ciudad, porque es una decisión meditada que he tomado convencida por todo lo que significa. Dejo atrás muchos años, muchas vivencias y amistades, gente con la que he creado vínculos de amistad muy fuertes. Pero repito que la balanza se inclinó sin duda hacia Vitoria.

-Ha sido convocada por la selección para el próximo Europeo en Bulgaria en su estreno en las pruebas de fondo. ¿Primero objetivo cumplido dentro de su nueva andadura?

-Sin duda. Estaba expectante y me da mucha alegría que el seleccionador Raúl Mena haya confiado en mí para las pruebas de fondo. Estoy muy motivada.

-¿Esa motivación viene dada por su gen competitivo?

-(Risas). Sí, lo llevo dentro. Me gusta competir y ahora mismo para mí es aún más importante porque digamos que estoy en una fase de aprendizaje o adaptación a las nuevas distancias que requieren las pruebas de fondo. Por eso, valoro cualquier competición en la que pueda estar como ayuda y progresión para el futuro.

-¿Los Juegos Olímpicos de París es su máximo objetivo con el que poner el cierre a su carrera deportiva?

-Es posible. Quiero saber también hasta dónde soy capaz de llegar, pero mi objetivo estaría ahí, competir como fondista en esta nueva etapa en lo que serían mis segundos juegos olímpicos. Tampoco cierro la puerta a continuar después. Dependerá de lo que mi cuerpo y mi cabeza me digan.

-¿Son muchos los casos de ciclistas que se pasan de la velocidad al fondo o usted es una excepción?

-Son pocos casos, pero buenos en cuanto a que han obtenido resultados y son mis referentes. Por ejemplo, el griego Jristos Volikakis compitió en velocidad durante mucho tiempo y en el último ciclo olímpico se pasó al fondo y no han ido nada mal las cosas, con una medalla de plata en scratch en el Europeo de Apeldoorn de 2019. También está la francesa Laurie Berton. Este año, el francés, Quentin Lafargue, el checo Padel Kelemen y la irlandesa Shannon McCurley también se han hecho el cambio. Lo que no suele ser tan normal es a la inversa, es decir del fondo a la velocidad, pero también hay casos, como la irlandesa Orla Walsh.

-Tuvo unos meses de incertidumbre y barajó la retirada ¿Qué camino habría tomado?

-No lo sé. Es verdad que perdí la ilusión y cuando eso sucede y lo que haces no te motiva, hay que buscar nuevos caminos. La bicicleta es mi vida, pero sé que esto se acabará algún día. Por eso, estoy estudiando Psicología, porque puede ser mi plan B el día que me retire, aunque siempre dirigido al deporte. Ahora tengo ilusión, he recuperado la motivación por competir, por entrenar, por mejorar. Haré la temporada de carretera como preparación. Incluso me planteaba poder competir en algún ciclocross, aunque creo que está casi imposible con la pandemia.