De nave abandonada a 'antzoki' rural

Fue en 2008 cuando Amaia Gabilondo, que se dedicaba a la promoción cultural, sintió la necesidad de dar un rumbo en su vida y convertir el pabellón en un espacio de apoyo a las artes escénicas. Más tarde se sumó Julia López, que venía del terreno de la producción audiovisual. Ese acondicionamiento «poco a poco» como sala de ensayo y teatro cuenta ahora con un gran impulso gracias a los fondos 'Next Generation'. Este particular 'antzokia', con preferencia para los montajes escénicos (teatro, danza, circo, performance...) en euskera y realizados por mujeres, ha sido uno de los ocho proyectos para las artes que recibirán ayuda europea en el País Vasco. Garaion Naturartea Elkartea ha conseguido 79.129, 46 euros. El otro proyecto alavés seleccionado 'Ser Bosque', impulsado por el espacio de creación y alojamiento rural Azala (Lasierra), tendrá 40.176,66 euros. Ambos comparten la naturaleza y el apoyo a la creación como 'leitmotiv'.

«Pasan artistas y compañías por aquí prácticamente desde el 2 de enero al 30 de diciembre», cuentan Amaia Gabilondo y Julia López, dos de las responsables de Garaion, un espacio de creación con las puertas abiertas a grupos que están pensando en levantar su primera o siguiente obra. Ambas apoyan también la promoción del trabajo o el diseño de cartelería. Ese extenso terreno en el que se encuentra el centro pertenecía al Grupo Mondragon, a quien pagan un alquiler. López y Gabilondo forman la asociación junto a Alazne Goñi y Miren Beitia, quienes encabezan proyectos de sostenibilidad y sociales.

Entre los artistas que han pasado recientemente por allí se encuentran Aitor Vinagret y Ane Gebara, impulsores de un espectáculo de humor en torno a los estereotipos alaveses y ese supuesto complejo de inferioridad de los alaveses respecto a sus vecinos. Dependiendo de las necesidades de cada compañía se quedan unos días o varias semanas alojados en la nave. Mientras que estas residencias artísticas son gratuitas -tan solo solicitan un pequeño dossier a las compañías y cuadran agendas-, desde Garaion reciben aportaciones económicas por otras actividades (yoga, programas para escolares, movimientos sociales...) que allí se desarrollan.

La intervención para mejorar ese particular espacio creativo con 150 butacas entronca con el apoyo a las artes y al medio rural. «Supone un impulso», reconocen acerca de los fondos 'next' con los que terminarán la insonorización y el aislamiento térmico con el objetivo de lograr una autonomía energética del 70%. Otra parte se destinará a mejorar la conexión a Internet. En el techo se centrará la reforma de mayor calado, ya que disminuirán su altura.

A lo largo de la conversación con las gestoras del lugar se repiten los términos «bioconstrucción» y «sostenible». Van acompañados de ejemplos. Para el suelo de madera del teatro reutilizaron en 2016 las tablas que habían desmontado del deportivo Ariznabarra. También aprovecharon un taller en Garaion para emplear 500 fardos de paja en el aislamiento de las paredes y en la estructura de la grada colaboró una escuela de herrería del Alto Deba. Para aislar el techo emplearán «celulosa inyectada».

Junto a la nave reconvertida en 'antzoki', hay un edificio de varias plantas a escasos metros con cuatro salas que sirven como punto de encuentro, también de ensayo, además de varias habitaciones con literas. El número máximo de huéspedes es 35, cifra que aún no se ha alcanzado. Uno de los montajes que eligió Garaion para su proceso de creación y a más gente implicó fue 'Plató', una creación de Parasite Kolektiboa, Proyecto Larrua, Sleepwalk Collective y Tripa, cuatro de las compañías más interesantes de Álava. Antes de que la obra se estrenara en Montehermoso como apertura del Festival Internacional de Teatro de Vitoria se pudo ver allí.

En las representaciones abiertas al público, a veces se muestran fragmentos y en otras ocasiones un preestreno. El año pasado se presentaron 37 proyectos. Más de cien compañías han pasado en los últimos años por Garaion. «Es un público muy diverso, la mezcla de lo rural y urbano se da mucho. Y hay una comunicación directa entre el artista y el público que no se da habitualmente en otros escenarios». Entre los asistentes suele haber vecinos de la Llanada Alavesa, de otras cuadrillas y del Alto Deba. «Las abuelas del pueblo dan su opinión», apunta Gabilondo. Anécdotas no faltan. «Hubo una niña en el público que preguntó delante de 150 personas a Ortzi Acosta (actor, especialista en circo) por qué era tan fuerte y cómo lo conseguía». Esa confianza se genera porque es un teatro «muy rural y humano».