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Igor Aizpuru

Misas con mascarilla y gel, pero sin personas mayores desde el lunes

Ni agua bendita ni coro ni colecta durante la celebración. Las iglesias de Álava reabrirán con un tercio de su aforo y estrictas medidas de limpieza y protección

Jueves, 7 de mayo 2020, 00:16

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Ya nada será igual, al menos por tiempo indefinido. Tampoco en la Iglesia católica con sus celebraciones y ritos tan respetuosos, que ha perdido su carácter presencial para convertirse en virtual, casero, durante los casi dos meses de pandemia. El lunes 11 de mayo, coincidiendo con la fase 1 de desescalada, las iglesias de la Diócesis de Vitoria -Álava, Condado de Treviño (Burgos) y Orduña (Vizcaya)- reabrirán sus puertas macizas para la reanudación del culto público. De acuerdo a las directrices del Gobierno de España, de la Conferencia Episcopal y en coordinación con el Gobierno vasco, los tres obispados vascos -Bilbao, San Sebastián y Vitoria- comunicaron ayer su vuelta conjunta a la actividad religiosa dentro de cuatro días.

Nada será igual. Ni los templos, pese a sus grandes naves, podrán recibir a un número indeterminado de fieles, que sufrirán limitaciones de edad y ocupación, ni tampoco los rituales litúrgicos se respetarán como lo eran hasta que el virus violentó nuestras vidas. La Iglesia aconseja a «personas mayores, enfermas o en situación de riesgo» se abstengan de asistir a misa hasta que la crisis sanitaria diga lo contrario, lo que restará feligreses al culto presencial. Y les exhorta a que sigan las ceremonias por los canales digitales empleados hasta el momento. También se recorta el aforo de las parroquias, que será de un tercio en la celebración del domingo 17 y ya de la mitad desde el 25, con el desconfinamiento en su fase 2. En compensación, para aquellas comunidades que necesiten o puedan atender una mayor demanda, cabe la posibilidad de que se aumente el número de misas.

Pero el cambio más llamativo que traerá la 'nueva normalidad' a la Iglesia viene de la mano de una serie de medidas de limpieza y seguridad estrictas que habrán de adoptarse con cada eucaristía. Por de pronto, a los asistentes se les recomienda, por no obligarles, a que se protejan con mascarilla durante el culto. Después de acceder al templo a través de una puerta que permanecerá abierta en todo momento, colaboradores de cada parroquia les distribuirán por los bancos con el consiguiente respeto al distanciamiento social -dos metros-, les suministrarán gel hidroalcohólico y les guiarán en el camino a la Comunión y luego a la calle. Serán las mismas personas que, acabada la ceremonia, procederán a una desinfección exhaustiva del lugar y de los objetos empleados.

Durante las dos primeras fases de la desescalada seguirán vacías las pilas de agua bendita, no habrá coro de acompañamiento y la colecta se dejará para la salida. Los sacerdotes y monaguillos se desinfectarán las manos con gel y un gesto significativo suplirá el saludo de la paz para evitar movimiento y contacto físico.

Funerales

Con la mejora de la situación sanitaria también se recuperarán paulatinamente los sacramentos suspendidos. Así, los sacerdotes oficiarán funerales desde el lunes siempre bajo estrictas medidas de protección entre los asistentes y atendiendo a su agenda diocesana. También celebrarán comuniones desde el 11 de mayo y bodas desde el 25, ambas con aforos limitados a un tercio y la mitad del templo, respectivamente. Aunque en su mayoría han sido pospuestas por las familias y los novios para fechas propicias.

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