Ver 6 fotos
El Mirador: Un adiós con buen sabor de boca
El Festival de Jazz cierra «una de las mejores ediciones de los últimos años», según el público que ha acudido a las jornadas
Con la luna guiñando un ojo sobre Mendizorrotza, el Festival de Jazz cerraba una edición más que notable. Y aunque la música calle, el ritmo continúa latiendo. «Es la primera vez que venimos y le pongo un diez sobre diez. Fantástico», brindaba Alfredo Souza, un músico llegado de Ibiza que se estrenaba en las jornadas vitorianas junto a Cristina Yurramendi. Muy cerca asentía Cristina Jarillot, una profesora de voz gallega que le ponía un nueve a la edición. «Ha tenido un nivel altísimo», proclamaba. Sus amigos eran más precavidos decretando un «notable alto» para el certamen. «Qué roñas!», regañaba la maestra a amigos y amigas como Jesús López, Alberto Martínez de Lahidalga, María Ángeles Alonso, Alberto Ortega, Ángel Pérez, Manuel Periales y Juan Barrio.
La buena nota coincidía entre el público. Andoni Íñigo, un fiel a la cita desde hace décadas, lo tenía claro: «Ha sido una de las mejores ediciones de los últimos años», manifestaba encantado. A su lado, aprobaban sus palabras Teresa Ganzábal, Maite Sarabia y Manolo Jiménez. En 2024 conocieron a dos andaluces, de Coria del Río, y este año se han sumado otros dos. Además, también miran al extranjero, Edwing Bohlmann, un prestigioso profesor de saxo alemán, viajó desde Bremen a Vitoria acompañado por Anke Garrstens, y ya forman parte de la cuadrilla.
El diputado general, Ramiro González, acudió a la cita acompañado de amigos como Irina Rábalo, José Ángel Ortega y Marta Portillo. No muy lejos disfrutaban del concierto el presidente de Euskaltel, Jon Ander de las Fuentes; la directora de EL CORREO en Álava, Zuriñe Ortiz de Latierro; el director general de EITB, Andoni Aldekoa; la gerente de La Fundación San Prudencio, Esther Unceta Barrenechea; la jefa de Protocolo de las Juntas Generales, Cristina Ortiz de Latierro; la periodista Gema Agúndez o María Ortiz de Latierro, de Manpower. Por otro lado, la banda Southside ha impartido un taller musical durante toda la semana y, para poner la guinda al asunto, llevaron a varios de sus 'estudiantes', casi todos del Conservatorio y de la Escuela Luis Aramburu, a poner banda sonora a la clusura antes de que comenzara el recital. Se acaba el festival, pero quedará el eco que seguirá sonando en las cabezas de quienes escucharon el fin de fiesta latino.