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En un mundo tan cambiante, que se despierta cada semana sobresaltado por acontecimientos que parecen cambiar el rumbo y llenos de hipérboles, la serenidad y pasión con la que habla de su trabajo Lucía Abando San Pedro (28 años) resulta inusual. Forma parte de la sexta generación de viticultores, la cuarta de bodegueros. En estos momentos es la más joven al frente de un proyecto vinícola en la comarca de Rioja Alavesa.
«He nacido en una familia que ha hecho vino toda la vida, he crecido entre cepas y depósitos, así que no me veía tampoco haciendo otra cosa», asegura la responsable de la bodega Las Orcas, ubicada en la carretera de Laguardia a Elciego. Desde hace dos años, lidera esta bodega familiar y su 'wine bar', que cuenta con 10 hectáreas propias en ecológico y controla otras 12 más. Sus principales mercados son Estados Unidos, Inglaterra, Suiza, México y Alemania. «Sobre todo exportamos», resalta Abando, quien recibe la ayuda de sus padres, Cristina San Pedro Rández y Raimundo Abando. Producen unas 60.000 botellas al año. «Embotellamos, etiquetamos, metemos el vino en barrica… hacemos todo», explica.
Abando pertenece a una generación de jóvenes preparados y entusiastas. «Hemos entrado en un momento complicado, pero noto las ganas de vivir de esto y de dar vida a los pueblos», afirma. Ha dejado su sello personal con la creación de la línea de vinos 'Trikuharri' y la recuperación de 'Pagos de Valdeorca'.
Acerca de la comparación con otros mercados como el francés y el modelo 'Burdeos', apunta que esa «diferenciación por pueblos» que hacen los vecinos es interesante. «Pero también en Burdeos ahora hay una crisis tremenda». «Nuestro problema es que hacemos vinos muy buenos, pero nunca hemos sabido vendernos tan bien. En Francia se han sabido vender, además de hacer unos vinos de calidad».
Con el fantasma arancelario rondando el negocio por la vuelta de Trump a la Casa Blanca, reconoce que es un «temor totalmente real». Ella tiene claro que la diferenciación debe ser por «calidad, historia, viñas, pero no por precio». Cuando se le pregunta acerca de la opción rupturista emprendida por 'Viñedos de Álava', Abando resalta que a día de hoy la marca Rioja es un imán comercial. «Cuando salgo fuera a vender, lo primero que quieren es que sea Rioja, es lo que nos abre las puertas. Luego ya les explicas lo de Rioja Alavesa y les gusta. Esto no quita para que haya otra gente que quiera otros tipos de mercados». De cara a este año mantiene la «ilusión». «Veo que cada vez la gente valora más el trabajo y la historia tras nuestros vinos».
Su extenso currículo –graduada en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural, máster de Enología Innovadora por la Universidad del País Vasco y la Universidad Pública de Navarra en colaboración con la Universidad de Burdeos...– da para varias páginas. Su nombre es el primero que aparece en la guía 'Who is Who. Mujeres referentes en la Industria del vino' junto a otras como Maribel Bernardo (Zugober), Blanca Casado (Idiaquez), Loli Casado, Itxaso Compañón (El Mozo Wines) o Mariasun Sáenz de Samaniego (Ostatu).
– ¿Se ha enfrentado a comentarios de menosprecio por ser mujer?
– Por ser mujer y joven, ambas. Ya por ser joven casi todos nos enfrentamos a comentarios. En Laguardia sí que he tenido que escuchar comentarios sobre cómo llevo las viñas y ha habido gente que ha venido a explicarme cosas sin yo preguntar, y es algo que no veo que hacen con mis compañeros chicos, que son de mi edad. También cuando voy a ferias muchas veces se piensan que soy la comercial, y tengo que explicar que trabajo en la viña... Me he tenido que hacer un hueco.
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