La limpieza y desinfección se multiplica en Vitoria ante la apertura de nuevos servicios
Comercios, oficinas, bares... y hasta iglesias se adecentan a fondo para reabrir con seguridad. «Es una locura, no paramos ni el fin de semana», dicen las empresas
El coronavirus no descansa y las empresas de desinfección que se encargan de borrar su rastro, milímetro a milímetro, en Vitoria, tampoco. «Es una locura», admiten. En los últimos días se les ha multiplicado el trabajo para dar respuesta a las actividades que pueden ya comenzar a levantar la persiana tras casi dos meses de parón. Comercios, restaurantes, bares... y hasta iglesias reclaman sus servicios. «La semana pasada ya notamos que nos empezaban a llamar más porque intuían que iban a poder empezar en mayo. Tenemos encargos hasta para el sábado», explica Maite Alonso, responsable del área comercial de Berezi99.
Cinco de los trabajadores de esta firma, que apuesta por la inserción de personas en riesgo de exclusión social, se concentraban este viernes en la limpieza a fondo de la parroquia de El Pilar. Y la próxima semana acudirán con sus mochilas cargadas de desinfectante al hombro a otros seis templos de la ciudad. «Antes de irnos damos unos productos y unas herramientas a los párrocos y les explicamos qué deben hacer después de cada misa», aclara. En Ezsa, otra de las empresas que trata de borrar cualquier rastro del Covid-19 en Álava, programan un plan de desinfección para muchos de sus clientes a partir de la primera intervención. En los últimos días les han llamado sobre todo de «la hostelería y el comercio minorista en general, que han estado todo este tiempo en punto muerto», señala Javier Santamarta, director de operaciones en esta compañía que «desde el lunes» vio cómo se disparaban las consultas sobre su trabajo.
Comerciantes y hosteleros acuden a los especialistas con un saco de «dudas» ante esa nueva normalidad que se asoma tras la pandemia. «Muchos no tienen claro qué hacer, ni siquiera cuándo van a abrir», dice Santamarta. «Nos piden asesoramiento para el día a día después de la desinfección», comenta Alonso. En más de un establecimiento no habían caído en la cuenta de «todo lo que tocamos» hasta que el coronavirus replanteó las costumbres. Desde el tirador de la puerta al perchero, la barra, el servilletero, la mesa o las sillas en cualquier bar, por ejemplo.
Los nebulizadores, unos aparatos que sueltan una especie de niebla húmeda cargada de desinfectante, que utiliza Ezsa funcionan estos días a pleno rendimiento. También «en fin de semana» para responder a la demanda. «Los servicios de desinfección antes del coronavirus suponían un 5% de nuestro trabajo y ahora rondarán el 98%», calcula.
La tasa de veladores se adaptará a las fases de la desescalada
El Gobierno municipal comunicó ayer que adaptará la tasa que cobra a los establecimientos hosteleros de la ciudad por terrazas y veladores a las limitaciones marcadas en cada fase de la desescalada. Los locales, además, podrán ampliar esos metros cuadrados al aire libre hasta duplicarlos –la medida ya ha recibido luz verde– hasta el 30 de septiembre o el fin de las restricciones. No obstante, la superficie añadida no deberá afectar a la accesibilidad ni la convivencia y, por ejemplo, habrá que evitar que invada pasos de peatones, paradas de transporte público o salidas de emergencia. Tampoco podrán ocupar los alcorques, donde quince equipos –frente a los seis habituales– se encargan estos días de su desbroce. Operarios municipales se concentran asimismo en la desinfección de las zonas más transitadas de los paseos, como La Senda, la subida a San Prudencio o los acceso al Anillo Verde.