El ladrón acusado de matar a un anciano en Santander, condenado por amenazar a su exnovia vitoriana
Tiene 67 años y su hoja delictiva arrancó en los años 70. Conoció a una alavesa con la que convivió hasta el año pasado. Está preso preventivo por el homicidio de un octogenario
Le apodan 'Richard Gere', aunque el miércoles lució un look más parecido a Papá Noel en la vista desarrollada en el Juzgado de lo ... Penal número 2 de Vitoria. Acusado de un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género y de otro de quebrantamiento de medida cautelar, retornó a su celda en la prisión alavesa de Zaballa con una condena sobre sus hombros. Una más en su larguísimo historial, inaugurado en los años 70.
Paulino G. L., vizcaíno de 67 años, no es un interno cualquiera en el centro penitenciario alavés, el mayor del País Vasco. Su actual reclusión arrancó en octubre del año pasado. La Ertzaintza le detuvo en la localidad vizcaína de Getxo como sospechoso principal del asalto a un chalé en Etxabarri-Ibiña. El ADN hallado en el escenario le marcó.
Una vez en comisaría, el cruce de sus datos con las bases de otros cuerpos detectó su «presunta relación directa» con el homicidio de Ángel Prieto, un octogenario que apareció muerto en su garaje de Santander veinte meses antes, en febrero de 2017.
Pasó más de una década en prisión por almacenar 30 kilos de 'speed' y armas de fuego
paulino. g. l.
Los ladrones que asaltaron la casa de esta persona mayor le abandonaron maniatado y con un trapo en la boca para que no gritara. Murió por asfixia. Un día después del robo, un comunicante anónimo telefoneó a la Cruz Roja de Madrid. Dio señas exactas del enclave y del asalto, del que aún nada se sabía. Cuando policías nacionales entraron, le hallaron sin vida. Su mujer sí sobrevivió.
La investigación entró en una vía sin salida. La Policía Nacional acabó distribuyendo el mensaje anónimo a los medios de comunicación. Solo se sabía que se realizó desde una cabina telefónica en la calle Paula Montal de Vitoria. Un ertzaina creyó reconocer a Paulino por el acento y el tono, así que dio parte. El caso se reactivaba.
De manera paralela se produjo el robo al chalé. Cuando gracias al rastro biológico le detuvieron, todas las piezas encajaron. El Juzgado de Instrucción 3 le envió a prisión, no por el asalto en Etxabarri-Ibiña sino por el homicidio de Santander, causa que sigue abierta y de la que es el principal investigado.
«Es su primer delito de sangre en cuarenta años de carrera», apuntan fuentes policiales. Paulino comenzó a manchar su expediente con robos en garajes y tiendas. Pasó a los coches, bares y empresas. Estuvo once años entre rejas por almacenar 30 kilos de 'speed' y un pequeño arsenal de pistolas y escopetas. También se fugó con un hijo en 2002 para presionar a su entonces pareja sentimental. En la margen derecha es muy conocido.
En 2012 conoció a una vitoriana. Se estableció en su piso, donde vivió por etapas. Allí regresó presuntamente tras el crimen de Santander. La convivencia fue a peor. Tanto que el año pasado, este delincuente habitual la amenazó de muerte varias veces. Le pusieron una orden de alejamiento el año pasado, que se saltó en más de una ocasión.
El miércoles, el titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Vitoria le sentenció a no acercarse ni comunicarse con ella en cuatro años. También le castigó a seis meses de cárcel por la extorsión a su ex.
La ficha
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Paulino G. L. Vizcaíno de 67 años. Entre 2012 y 2018 vivió (por épocas) en Vitoria junto a su entonces pareja
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Febrero de 2017 La Cruz Roja de Madrid recibe un aviso anónimo que alerta sobre un hombre mayor asaltado en su casa de Santander. El comunicante da datos muy concretos. El anciano es hallado muerto. Meses después, al no haber pistas, la Policía Nacional hace pública la comunicación. Un ertzaina cree reconocer la voz.
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Octubre de 2018 La Ertzaintza arresta a Paulino por el robo en un chalé próximo a Vitoria. Se le imputa por su implicación en el homicidio. Está preso preventivo desde entonces.
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