Euskadi insta a Madrid a socorrer a la ola de refugiados de Malí llegada a Vitoria y Gipuzkoa
El Gobierno vasco trasladará a varios malienses de la capital alavesa a Oñati y Tolosa
Parte de los refugiados de Malí y otros países de África subsahariana que subsisten desde hace semanas en soportales de Salburua y Gazalbide en Vitoria ... mientras esperan a tramitar el asilo serán trasladados esta misma semana a centros de acogida de Gipuzkoa. Según ha podido saber EL CORREO, el Gobierno vasco se ha visto obligado a dar esta respuesta temporal y urgente ante la «lenta» derivación de estos solicitantes a los recursos destinados a estos colectivos que existen en las provincias limítrofes, «con plazas libres» y que dependen del Gobierno de España, competente en materia migratoria.
Ahora bien, para que puedan darse esos movimientos resulta necesario «descongestionar» primero estos servicios residenciales que se ubican en Oñati (100 plazas) y Tolosa (35) y que «ahora mismo se encuentran ligeramente por encima de esa ocupación deseada». El «reto», según defiende Ignacio Fariña, director de Acogida e Integración de las Personas Inmigrantes en Lakua, está en eliminar ese «desajuste».
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Es decir, que mientras ciudades como Vitoria y San Sebastián sufren apreturas, hay provincias vecinas a Euskadi que tienen decenas de huecos libres. «No puede ser que esto ocurra y que porque no haya definido un modelo estructural a nivel de Estado haya personas que tengan que estar en la calle», denuncia este responsable del Ejecutivo autonómico.
Confía en una resolución «inminente» porque «los números alarman» y «el tránsito es muy lento»
Lo que plantea el departamento de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico, que dirige la consejera jeltzale Nerea Melgosa, es que se derive a esos recursos estatales a unas «80 o 90 personas» de las residentes en Gipuzkoa que ya tienen hecha esa primera solicitud para ser reconocidos como refugiados. Así se lograría liberar sitio para acoger a quienes ahora se hacinan en las calles de la capital alavesa.
«Los traslados están solicitados desde la semana pasada y, a pesar de que tanto el Ministerio del Interior como el de Migraciones son conscientes de la situación, no están siendo todo lo rápidos que podríamos desear. El tránsito se produce muy lentamente», censura Fariña. Confía, aún así, que después de tantos días de espera esa resolución se produzca de forma «inminente». «Estamos hablando de días», precisa.
Mientras tanto, estos malienses, afortunadamente, no están solos. Las instituciones locales les abren tres veces por semana un pabellón con duchas en Txagorritxu para que puedan asearse y varios voluntarios de las asociaciones de los barrios, de inmigrantes y también hosteleros les ofrecen comida y su compañía.
Aspiran a que la «oportunidad de asilo» se equipare en España. «Si no el problema persistirá»
De forma paralela, el Gobierno vasco junto al Ayuntamiento de Vitoria y las organizaciones Zehar-Errefuxiatuekin y Cruz Roja están ultimando un análisis de ese colectivo «diverso» para acertar en los destinos finales o intermedios de estas personas. «Estamos tratando de ser muy ágiles y precisos en esta detección. Si alguien ya ha hecho esa primera solicitud para reclamar el estatus de refugiado debería poder optar a plazas en centros estatales y no tener que pasar por Oñati y Tolosa», matiza Fariña.
En este sentido, sobre los casos que pernoctan en las calles de Vitoria tienen constancia de que puede haber cerca de una veintena de personas que todavía están esperando su turno en la comisaría de Betoño de la Policía Nacional. Son a ellas a las que se les podría dar ahora ese cobijo transitorio en Gipuzkoa.
El director de Acogida e Integración de las Personas Inmigrantes en Euskadi tiene claro, no obstante, que ese ansiado impulso «no satisfará toda la demanda».
Un «atasco agravado»
«Los números nos están alarmando», reconoce Fariña. «Este atasco no es nuevo, pero sí se ha agravado ahora con la llegada de personas de Malí», explica.
Se calcula que, en la capital alavesa, puede haber en torno a medio centenar de refugiados sintecho. Pero el número es «dinámico» y «complicado» de especificar porque «están dispersos en distintos barrios», apunta el director general de Zehar-Errefuxiatuekin, Javier Canivell.
Además, esa cifra «no para de crecer», ya que estos perfiles llegan aquí creyendo que los trámites serán mucho más rápidos que en otros puntos de España y se dan de bruces con una realidad distinta.
Makan Fofana, al frente de la Asociación de Amigos de Malí en Vitoria, lo atribuye al efecto del «boca a boca». «Han escuchado que solicitar asilo aquí era más fácil y la información ha ido circulando. Uno llama a un amigo, ese a otro y así hemos llegado a este punto», lamenta.
Para tratar de resolver ese atasco, fuentes de la Delegación del Gobierno aseguran que en los servicios de extranjería prácticamente se han «duplicado» las citas, cuando hace una semana se atendían a nueve diarias. Aún así, los colectivos de inmigrantes insisten en que «el Gobierno vasco debe presionar para que la oportunidad de asilo sea igual en todo el país. Si no el problema va a seguir siempre», defiende Fofana.
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